El terror de las embajadas

Muy mal debe estar pasándola el candidato que no arranca, el que Chávez aplasta en todas las encuestas, con su inefable combo de asesores diplomáticos que no pegan una por lo desfasados que están. Piensen solamente que estos señores llevan más de 15 años sin ejercer el oficio de la diplomacia, sin contacto directo con las grandes decisiones del escenario mundial,aislados del gobierno revolucionario y bolivariano que mueven de manera vertiginosa el mundo diplomático, sin una línea política nacionalista y soberana que defender y plegados de manera genuflexa y segundona a los caprichos y andanzas de los imperios.

Y de remate, ellos, los embajadores naftalinosos, conservados en formol y atrapados en un túnel del tiempo permanente, piensan lo mismo del candidato presidenciable que les encasquetaron. Que no va pal baile. Son las contradicciones de la oposición.

No entienden como un egresado universitario en la carrera de Derecho sea más conocido como asaltante de una embajada, la de Cuba, en los aciagos días de abril de2002, que como el representante de un partido de derecha financiado por la PDVSA de Giusti, en el periodo cuartorrepublicano que ya de por sí es una raya y, el colmo, es que tengan que soportarlo como aspirante presidencial.

Son amores difíciles. Pero en apariencia. Porque en realidad todos ellos coinciden en querer un gobierno para un grupito de privilegiados, nada democrático, donde ellos puedan suprimir, como lo hicieron el 11 de abril, todos los poderes elegidos democráticamente y dedicarse a perseguir a todo lo que huela arevolucionario, a Pueblo.

El sueño de Capriles durante el golpe fascista de Carmona Estanga era y sigue siendo imitar a sus compinches los gorilas uruguayos que en junio de 1976 asaltaron la embajada de Venezuela en Montevideo y por la fuerza sacaron a la maestra Elena Quinteros, quien se encontraba en nuestra sede diplomática.Y hasta el sol de hoy nadie sabe que hizo la derecha uruguaya con la vida de esta docente.

Este aspirante a la primera magistratura, formado en la cavernícola Tradición Familia y Propiedad, es decir en el fascismo puro, veía como una cosa normal que mientras sus energúmenos partidarios reventaban los carros diplomáticos cubanos, arrancaban el cableado eléctrico y cortaban el suministro de agua a la sede del gobierno de la República de Cuba en la urbanización Chuao de Caracas, él le insistía al embajador cubano “ que le dejara ver si Diosdado Cabello u otro cabecilla del gobierno depuesto se encontraban ahí”.

En verdad que el cuarteto fosilizado de ex embajadores como Pineda, Alcalay, Garavino y Arria deben pasar apuros cada vez que un periodista avezado les pregunte por qué un abogado no sabe que un recinto diplomático es inviolable. Lo mismo se preguntan los representantes diplomáticos y consulares acreditados en nuestro país. A menos que el título que le dieron provenga de la misma carpeta de dónde sacaron el que exhibe la doctora Ibañez.

Estos personajes niegan la inserción de la República Bolivariana de Venezuela en el escenario mundial, el rol decisivo de nuestro gobierno en el fortalecimiento de la OPEP, en los precios petroleros que percibimos que se traducen en programas sociales que benefician al pueblo, en el nacimiento de la Unión de Naciones Suramericana, UNASUR, en la cooperación activa con los países emergente que forman el BRIC, en el fortalecimiento de alianzas con la República Popular de China, con el hermano pueblo y gobierno de Brasil, con la India, tres colosos que decidirán el futuro, así como con la República Islámica de Irán, acosada y hostilizada al igual que el hermano gobierno y pueblo de Cuba.

Esto no puede entenderlo ni aceptarlo la obtusa derecha que cada día agrede al movimiento revolucionario venezolano. Para ellos solo existe el Capital, las razones económicas. No tienen patria y les gusta asaltar embajadas.

lucartjesus@yahoo.es


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Héctor Agüero


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