Por acá por Venezuela
se mueve Maricori. No pega una. Habla de un socialismo capitalista o
de una burguesía proletaria o de una monarquía tierrúa y confiesa
que no sabe cuanto cuesta el precio de un multiabono pero si de un viaje
a la Costa Azul. Quiere atrapar a la clase popular pero ella no es popular
entre esta clase. Hace poco aprovechando que por El Cementerio, en Caracas
hacia el sur, el bulevar que construyó la revolución estaba repleto
de gente que fue a hacer sus compras navideñas, se acercó y se confundió
entre la multitud. Sus fotógrafos le tomaron fotos, para decir que
la gente la seguía pero fue un bluf…nadie la tomó en cuenta y algunos
dijeron: fó, huele a carburo.
Por otra parte en los Estados
Unidos la sexagenaria María Concha Alonso víctima de lo que
ella cree chimbo, la ancianidad, y al no tener a nadie que le quiera
dar ni un papelito en equis película, trató de hacerse publicidad
entablando con el actor Sean Penn una discusión. El actor, sorprendido
ante el dedo acusador de la anciana María Concha Alonso, según reseña
la prensa, la llamó CERDA. Y en eso no estamos de acuerdo: a las ancianas
hay que respetarlas Sean, pero claro ella también se lo buscó. Igualita
a la Maricori en Venezuela, utilizó lo único que se le ocurre a los
cerebros vacíos y llamó comunista al célebre actor, porque éste
haciendo uso de sus derechos apoya a Chávez en algunas decisiones.
A la Maricori en Venezuela su “gente” desde niña le dijo: “Mira
diablita recuerda que para que a los pobres no se les ocurra hacerse
del poder, tenemos que llamar COMUNISTA a todos sus líderes aunque
eso sean tan ridículo como tomarse una foto al lado de Ramos Allup”
y así fue creciendo la Maricori. A todo el que no le gustara la orgía,
la rochela, el robo, la corrupción, el relajo, el “estriper” hay
que llamarlo comunista. Al que abra escuela de gratis, al que inicie
ideas innovadoras, al que se comprometa con el pueblo en busca de la
justicia y la equidad hay que llamarlo comunista, para que eso le entre
en la mente a la gente.
María Concha Alonso la viejita
ha visto pasar los años y el triunfo nada que le llegó. Ella como
cantante era un objeto de los medios radiofónicos: cantaba como una
caja de gatos con asma, pero así se la vendían a los gafos. Era más
desafinada que un arpa con dos cuerdas Como mujer bella, era una aleación
de Chuky con la bruja del 77 sin Chavo ni Kiko. Un día se fue a los
Estados Unidos y que en “busca de la fama que la llevara a un Oscar”,
pero según lo que ganó fue un rechazo total. Un productor que la puso
a trabajar al lado del otro idiota “suatzeneguer” todavía está
pagando a quienes les prestaron el dinero para realizar la película.
El inglés de la CUBANA María Concha Alonso es más contradictorio
que un dulce de garrapatas con ají. Habla igualito como cuando se alejó
de la isla a Venezuela adonde llegó pasando más hambre que una foto
en la pared. Aquí se cansó de hacer el ridículo. Se la daba de patotera,
de la “mujer fatal” pero nunca pasó de ser una actriz del montón:
su tono de voz es horripilante. Ahora deambula sin pena ni gloria, hablando
mal de Chávez y de la revolución, es una nómada. Para colmo su hermanito
el loco de El Hatillo trató de formar un ejército en Venezuela de
colombianos para que asesinaran al LÍDER COMANDANTE. Qué raya la de
esa familia de GUSANOS MAYAMEROS.
La Maricori cada vez que habla, más vale que no. Entre ella y Pablo Pea, perdón, Pérez son un duodeno, disculpen la contrariedad, un par de alumnos de la irregularidad intelectual, modernos Torquemadas, los bichos brutos del siglo XXI, que si en verdad pusieran de su parte podrían abrir junto a Manuel Rosales una escuela de asnos subdesarrollados. Total que las dos Marías, no son ni chicha ni ron, ni oro parece plátano es. Es una pena.