Ruralidades

Bienvenida Celac

Treinta y tres Naciones juntas, sin insulsas jaladeras. Número respetable por el que siempre está con ellas, asesorando a nuestro Libertador y Libertadores de cada una de esas naciones, con su verdad. Que para ello vino. Él, nunca para la monserga. Es decir: por allí anda, conjuntamente con los que se sacrificaron por la Madre Patria, Jesucristo hecho millones.

¡Qué refuerzo tan grande para la unidad de nuestro continente, hermano querido! Y en Caracas, como una manera de aumentar nuestra inquietud al no ver llegar a nuestras hermanas, sin el temor al cizañero al chantaje. Pero mejor, por allí estará nuestro Simón el caraqueño, con su respaldo a cada uno de los 33 Presidentes que, ahora sí, como premio al desenlace con el avaro, recibirán de sus millones de compatriotas el mejor premio: el de la confianza por haber roto las cadenas que durante siglos nos mantuvieron de espaldas a la realidad latinoamericana y caribeña.

No estaremos completos, también es verdad. Pero los pocos que nos faltan, porque aún están de manos atadas, van a estar presentes con el pueblo venezolano y demás nacionalidades hermanas y no por trascorral, como si le gustó a los mandones de la coraza de anime. Como le gustó a los que alegorizaron y embellecieron los espacios que pisaban los escogidos, mientras mantenían a sus propios connacionales invisibles; como parias, y nosotros como su “patio trasero”.

Ellos, los avaros y sus manumisos de estas Patrias, no desaparecerán de la escena. Nadie ha propuesto ni se propondrá (a menos que…) acabar con su existencia. Además nuestro tiempo no lo malgastaremos en retaliaciones. Sólo pedimos que los peones del imperio nos dejen trabajar por nuestros pueblos. Por lo que desde ya podemos anunciar que estamos claros con respecto a la existencia de muchos compatriotas con debilidades en cuanto a su formación nacionalista. Pero así mismo será tarea reivindicativa la de la progresividad en borrar de algunas mentes confundidas, 300 años de enajenación mental, de las que no escapa el complejo de inferioridad y, en algunos casos, el de creerse superior (el más difícil) como el caso del lastimero renegado ¿peruano? Jaime Bailey, el irrecuperable que les dijo “fo” a los peruanos.

No soñábamos. Pero sí las inquietudes nos dieron un paseo por las utopías de lo posible. Así como surgirán millones de compatriotas de los diferentes países que, a buena hora, suscribirán con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) desde donde se marcará el nuevo rumbo de nuestro continente.

A grandes obras, pequeños escoyos. Muchos de esos tropiezos son dolorosos, como cuando la astilla es del mismo palo. Pero la unidad siempre compensa y ya 33 veces y voces reforzarán, con creces, la unidad de Latinoamericanos y caribeños como para ponernos a prueba, y la primera es cobijar con ese manto irrompible de la unidad a la martirizada Haití. A ese grande país al que el racismo lo único que le ha faltado es lanzarle una de las bombas que el imperio se reservó después del genocidio de Hiroshima y Nagasaki, aunque cuando a falta del estallido de esos infernales artefactos, la palabra burlona de un Jaime Bailey desde su nidal de Miami y el “matacuras” de Globovisión, pretende acabar con los negros del continente Latinoamericano y el Caribe. No pasarán.

Patria, Socialismo o barbarie. Venceremos.

  pedromendez_bna@yahoo.es



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Pedro Méndez


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