Venezuela, una y diversa

Identidad nacional una y múltiple: Indianidad, anticonquista y descolonización  por la equidad intercultural y la   integración continental bolivariana contra el imperialismo. 

Saúl  Rivas-Rivas

º Investigador social militante. Coordinador del Proyecto ¡Patria para los indios! Guaicaipuro al  Panteón Nacional (2001)

(Especial para la revista “Así Somos los venezolanos”. Nº 5)

guaicaipurosrr07@hotmail.com 

NOTA  DEL AUTOR

    El presente artículo  fue  escrito hace más de un año para la Revista Así Somos. Me fue devuelto con una serie de observaciones y por eso no fue publicado en el debido momento.

De todas maneras agradezco mucho la  solicitud. En verdad no tuve tiempo para reunirme con los compañeros de la Revista Así Somos en cuanto a las observaciones que se le hacían a este artículo para ser incluido. Uno de los argumentos fue que estaba hecho en un estilo  poco comprensible para  quienes la revista dirigía su mensaje en unos términos más didácticos. Entonces opto  ahora por enviarla  a  Aporrea y  Ensartaos.com. que se han convertido en mi libro virtual con más de un centenar de artículos. 

    En estos momentos tomo esta decisión por cuanto estoy viendo un cruce de cartas por Internet entre Luis Britto García y Luis Fuenmayor Toro.  Así, lo  amplié en algunas cosas.

   El racismo anti afrodescendiente de Luis Fuenmayor, recibe el beneplácito de Luis Britto, aclarándole  que el supuesto peligro indígena para la seguridad del Estado es mucho mayor que el de los afros dada su conducta reiteradamente secesionista. Esto sin ocultar sus coincidencias con Fuenmayor Toro en su anti-afrodescendencia.  Ahora, como es común  a todos los hispanocentrismos y  la ideología de la raza cósmica vasconceliana, en su  larguísimo artículo contra los pueblos y comunidades indígenas trata de “dorarle la píldora” a los afros, pretendiendo convencerlos de que los derechos originarios, históricos y específicos de los pueblos indígenas a la tierra y hábitat, también conculca los derechos de los afrodescendientes, entre otros venezolanos. Bueno la conducta típica de los conquistadores, encomenderos y misioneros fue siempre muy parecida a esta que asume  Luis Britto García como  continuo formador de estereotipos nazi-fascistas contra los pueblos y movimientos indios. De la misma manera, trata de sacarle punta a las diferencias entre  movimientos indios y el gobierno progresista del camarada Rafael Correa, cuando  el deber  de todo revolucionario auténtico es trabajar para que estas lamentables diferencias se resuelvan en el marco de los procesos de revolución y de cambio. Y particularmente dentro de los mecanismos del ALBA. A menos que Luis Britto  proponga llevar a los pueblos indígenas a  la  Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Cosa que es muy común a las  derechas. 

    Agradezco de todas maneras  a los camaradas de Aporrea y de Ensartaos. Com, el amparo que me han dado para no quedar mudo en este país ante la posición asumida en materia de identidad, diversidad cultural y de interculturalidad, cuya  revolución cultural es intrínseca a la  revolución bolivariana y al socialismo del siglo XXI.

Altos de Guaicaipuro, 20 de junio de 2011   

CONTRA LAS NUEVAS FORMAS DE APARTHEID y PALESTINIZACIÓN  A LOS 200 AÑOS DE LA INDEPENDENCIA 

  Simón: ¿para qué hicimos una  Independencia si todavía tenemos a los indios con la mano extendida para pedir limosna?.

Manuela Sáenz 

De indígenas, los hemos transformado en indigentes

Eduardo Galeano 

     Apartados ayer en la colonia, excluidos hoy, invisibilizados, expulsados a las fronteras, los pueblos indígenas, palestinizados en todo un continente, ya no caben ni en las fronteras -ni en ninguna parte-, para convertirlos en “problemas de seguridad de Estado”. Es risible –y condenable- oír a quienes afirman que reconocer las tierras al pueblo yukpa y el derecho a juicio en sus propias leyes e idioma, en sintonía con la Constitución Bolivariana, es poner a Venezuela a limitar con los yucpas y no con Colombia. Un señor me pregunta por internet si nosotros estamos creando una nueva teoría social para justificar lo injustificable. Le respondo que el derecho de las  etnias-naciones dentro de los Estados Nacionales a tener sus tierras y hábitat y a ejercer su propio derecho en sintonía con la integridad territorial de los Estados, es algo que consagra tanto la Constitución Nacional, como el Convenio 169 de la OIT. Le  pregunto al señor  de la pregunta ¿Por qué cuando un Estado Nacional  contrata con una transnacional usted no se pregunta si  ese Estado limita con la Exxon o con las Misiones norteamericanas Nuevas Tribus o con el Instituto Lingüístico de Verano? ¿Será que transnacionales y misiones extranjeras son más venezolanas, peruanas o colombianas que los pueblos indígenas? ¿O está usted junto con Luis Fuenmayor Toro creando una “nueva teoría” colonial? ¿Las bases norteamericanas en Colombia son más confiables que los pueblos indígenas, guardianes tradicionales de esas fronteras? ¿Los  Estados-más allá de lo ideológico- que se entienden y hacen acuerdos bilaterales y multilaterales son siempre más confiables que los propios pueblos históricamente arraigados en las fronteras y en especial, los originarios? 
 

EN LOS 200 AÑOS DE NUESTRAS INDEPENDENCIAS, FRONTERAS POLÍTICO-TERRITORIALES Y FRONTERAS SIMBÓLICAS 

    Entendamos de una vez para siempre, que si negamos y devaluamos a los pueblos y culturas indígenas, aceptamos nuestra propia negación y devaluación, perdiendo además el amor por la Madre Tierra, aceptando su empobrecimiento y destrucción. Sea en Tierra Firme o en el Caribe. Por eso apuntó a tiempo José Martí : “Que América no caminará sin el indio”. Esto explica por qué todos los libertadores de las Antillas, coinciden en retomar su identidad indígena, la herencia cultural arahuaca- taína y caribe. De allí que pongamos el énfasis en lo indígena por ser lo más invisibilizado y excluido.

Lo que se muestra a simple vista, no es la realidad: existe una Venezuela y una América Profunda que debemos develar.

Incluso es posible revitalizar el imaginario indígena venezolano en toda la población a través de su literatura oral, sus mitos, leyendas, filosofías y etnociencias para comprender a la Madre Tierra y la continuidad de la vida, hoy seriamente amenazada por el desarrollismo  del capitalismo y la hegemonía excluyente de la cultura occidental.  

SIN DIVERSIDAD CULTURAL E INTERCULTURALIDAD NO HAY IDENTIDAD NACIONAL,  CONTINENTAL Y CARIBEÑA 

     ¿Por qué tenemos grandes dificultades para  construir nuestra identidad nacional y cultural? Sabemos que el país/ nación nos identifica, pero  esa identificación político-territorial pasa por la identificación con la cultura  propia y la cultura común (fundamentalmente indohispánica, como se ve hoy con más nitidez en todos los Andes) y por los pueblos y culturas particulares, hasta las comunidades y localidades. Incluso por sus regiones  internas y otras  regionalidades geohistórico-culturales, que desbordan nuestras fronteras y nos vinculan  -ayer y hoy- a todo el continente en su esplendor indoamericano y caribeño, lo afroamericano, lo hispanoamericano, lo iberoamericano, lo latinoamericano. Sólo que lo indígena  sigue siendo lo más tapiado, lo más oculto y despreciado por la dirigencia en lo étnico-territorial y lingüístico (indio yo?,.. no joda: estoy “mezcladito” y además, “soy ingeniero”. .ja,ja,ja) y luego lo afrovenezolano en el antagonismo  racial blanco-negro (“salto atrás”, “tente en el aire”, “mejorar la raza”). Endorracismo, vergüenza étnica, vergüenza materna, culto a padrastros o madrastras europeos y vergüenza de clase, culto al “modo americano de vida”, caracterizan nuestra dominación y obstaculizan la construcción participativa de nuestra identidad y liberación nacional y continental reforzando  la recolonización imperial e imperialista.  Y el colonialismo interno. Entendiendo que el imperialismo que niega la vigencia de Estado Nacional, que niega nuestros países y el colonialismo interno que niega a los pueblos originarios y otras diversidades internas, son caras de la misma medalla y discurren en la misma matriz ideológica de la dominación occidental ¿Podrá ser casual que los grandes “divisionistas” para la ideología imperial sean Bolívar y los pueblos indígenas? Vale decir, los que atentan contra la unidad del imperio. (Ver: en Aporrea: Rivas-Rivas, Saúl. Matriz ideológica de la dominación occidental) 

ORÍGENES VENEZOLANOS 

     Cuando Mario Sanoja e Iraida Vargas escriben  “Orígenes de Venezuela” (1) como arqueólogos dejaron muy claro que las áreas del poblamiento prehispánico dan origen a las siete provincias que en 1777 formaron la Capitanía General de Venezuela. Lo que significa que el poblamiento originario, formó la base determinante del mestizaje y como dice E.E. Mosonyi es lo más antiguo, constante  y  específico del país y del continente, en todo su devenir histórico.. Ver: placa de incorporación del Cacique Guaicaipuro al Panteón Nacional (8 dic.2002). Sin embargo, destacamos la sostenida tendencia en los sectores anti-indígenas de invisibilizar la presencia india hasta cuando se refiere a la sociedad de castas de la colonia: “españoles peninsulares, criollos blancos ricos, blancos de orilla, pardos, zambos, mulatos, cuarterones y  esclavos”. ¿Y los indios que ocupaban el último escalón de la sociedad, donde quedan? En las fronteras, sólo hay “racionales” e “irracionales”, “patriotas y extranjeros nativos”.. No caben dentro ni fuera de la sociedad colonial y neocolonial, ni en las fronteras hoy, entonces se les  borra con agresión fascista. No existen. Desaparecieron antes de aparecer, como dice Galeano. Esto para no hablar de las visiones genéricas de “pardos, mestizos, campesinos, mezclas, híbridos, sincretismo cultural, mutaciones étnicas, sociedades implantadas, sociedad criolla de síntesis”; ,”completar la fase inicial de ocupación del territorio que comenzó el siglo XVI”, etc., para desconocer su existencia histórica actual y sus especificidades. Ha dicho siempre Guillermo Morón, “que el indio dueño de estas tierras, desapareció con el intenso mestizaje”.  De paso, desconociendo a los mismos  afrodescendientes e indodescendientes criollos. Hay la marcada  intencionalidad patriarcal de buscar unilateralmente la identidad personal y familiar por el exclusivo apellido paterno y reprimir o esconder, el apellido y origen materno.  Para situar unilateralmente la identidad en Europa o en Gringolandia.  Colócanse así, diferentes  “fronteras” raciales, culturales, étnicas, lingüísticas contra pueblos indígenas o afrodescendientes, desde un imaginario colectivo, desarrollista y colonizado levantando los nuevos muros simbólicos –psíquicos y físicos-  del capitalismo. Como el de Estados Unidos frente a México, como el del Estado de Israel frente al pueblo palestino. Los muros de la opulencia frente a la miseria en las grandes ciudades. Aparte de los muros o apartheid simbólicos para consolidar realidades concretas de invisibilización, de racismo-clasista, machista  y de brutal agresión colonial. 

Tal fue la dinámica colonial y del colonialismo interno todavía. Pero es hora de darle un nuevo rumbo. 

    No es casual que en la actualidad Venezuela tenga más de 40 pueblos indígenas y Colombia casi 90, que en ambos casos hoy forman parte  de la realidad rural y urbana, sin desconocer la presencia de mayorías indodescendientes y sus especificidades afrodescendientes. Como vemos, la indianidad de Venezuela o la de Colombia, no se queda sólo en el indio de los pueblos específicos  (hablantes de sus idiomas) y sus comunidades: se prolonga en la descendencia india de la población en su conjunto. De allí que no forman ningún “pueblo nuevo”, como creyó Darcy Ribeiro., casi hasta el final de su vida. Tienen los pueblos específicos fronteras compartidas entre los dos países, ocurre que al desmembrarse la Gran Colombia (1830) y posteriores conflictos limítrofes, que partió la península de La Guajira, los pueblos indígenas fronterizos quedaron entre  los dos Estados Nacionales, cada uno de esos espacios con dinámicas distintas. De  igual forma lo perijanero, lo llanero, lo andino, lo caribeño, lo amazónico.  Se dice que si alguien de Bogotá va a Cúcuta, le parecerán sus integrantes más venezolanos que colombianos y si alguien  de Caracas va a San Cristóbal, les parecerán esos tachirenses más colombianos que venezolanos. Las   grandes semejanzas no impiden que instantáneamente podamos distinguir un tachirense de un cucuteño en San Cristóbal. Su parecido no es exactamente lo mismo, lo diferente no es exactamente negación de las semejanzas. Semejanzas y diferencias son fundamentales para situar identidades en espacios fronterizos, pero también a lo interno de nuestros países.

   Lo común y lo diferente en un venezolano y un colombiano. Algo así pasa con el llanero, de lado y lado. Y por lo guayano/amazónico, poblamiento que inicialmente viene de los originarios de la cuenca del Orinoco, prolongándose por todo el rosario de islas de las Antillas hasta La Florida (EEUU). Los pueblos indígenas constituyen unidades étnico-nacionales que existen con anterioridad a la formación de los  Estados coloniales hispánico y portugués y de los Estados Nacionales republicanos. 

VENEZUELA NO SE QUEDA EN LO GEODIVERSO Y LO BIODIVERSO 

      A veces son constantes  algunos micros de tv que nos hablan de lo geodiverso y lo biodiverso, diversidad de paisajes, de animales y plantas, pero ocultan la diversidad humana, nuestra proteica  geohistoria,  la sociodiversidad, la diversidad cultural, étnica y lingüística,  particularmente de los pueblos nativos.  Se quedan en el “medio ambiente”, el ambiente chucuto, amputado de su diversidad cultural y étnica, tanto de la etnohistoria inicial, como de su complejidad multi-societaria actual y las modalidades de sobrevivencia de las regiones geohistóricas y culturales aquí y ahora.. Se trata de un intento ideológico para satisfacer el mito de la “cultura única mestiza”, del agrado del hispanocentrismo. 

    Después de la Independencia se trató de “llanerizar” la  cultura nacional, para negar su diversidad  regional, étnica y local, incluso las diversidades internas a lo llanero. Otras veces se echa mano de lo caribeño y se pretende identificarnos sólo por  lo caribeño, incluso reprimiendo la misma intra-diversidad de lo caribeño, que topa con lo indígena y otras realidades. ¿Acaso en la Guajira, los wayuu, los añú de Sinamaica  y de isla de Toas no son parte de lo caribeño pero irreductibles en su indianidad? ¿Acaso los jivi, los cuiva, pumé, hamorua  no son parte del llano y  de esa diversidad macro-llanera? ¿Acaso no hay en el Caribe una herencia cultural indígena que es reivindicada desde Cuba por José Martí y por los libertadores de Haití? ¿Y no es parte de la  zulianidad  la cultura negra, afrovenezolana del sur del lago? ¿y la cultura barloventeña  no forma parte al mismo tiempo de lo afro-mirandino,  lo afrovenezolano y lo caribeño? ( 2) 

    Después de la independencia se buscó sustituir el nombre genérico de pardos por el nombre genérico de “criollo”, que antes designaba sólo a los hijos de españoles. ¿Con qué propósito?  Primero, para los criollos, nueva clase dominante, camuflarse en el pueblo/pueblo. Y luego,  con la finalidad de que los indomestizos y los afromestizos no se identificaran con sus ancestros. Ver sólo hacia el blanqueamiento y la europeización por el aparato educativo. Ver hacia “atrás” (vale decir, vernos a nosotros mismos desde el presente)

era exponernos a convertirnos en “estatuas de sal” como la mujer de Lot. En síntesis contraponer criollo a indio. Luego el criollo es un no-indio, un anti-indígena., como si estuviéramos en  Norteamérica (pueblo europeo transplantado). Punto de unión de hispanocentrismo y apartheid. 

DIVERSIDADES INTERNAS, CONNOTACIONES CONTINENTALES Y CARIBEÑAS. 

  Tanto las áreas iniciales del poblamiento indígena como las actuales áreas geohistórico-culturales hacen que seamos simultáneamente un país andino, caribeño, guayano-amazónico, llanero, perijanero,  entramado como país en todo el contexto del continente, el Caribe otras realidades bi-nacionales, de áreas geohistórico-culturales, diferentes y diversificadas ecobases productivas(3)  La misma frontera político-territorial con Colombia, es un largo recorrido por lo caribeño, lo perijanero, lo llanero, lo andino, lo amazónico. Desde la península de La Guajira, habitada por los wayuu, la sierra de Perijá, habitada por yucpas, japreria, barí y wayuu nos  conecta con una zona que fue un nudo comunicante de los pueblos indígenas de la sierra de Santa Marta y la cuenca del Lago de Maracaibo (Sanoja-Vargas: 1999). La frontera andina, nos comunica con la  columna vertebral de la geografía de toda Sudamérica, que habla quechua, aymara, guaraní, entre otras vertientes lingüísticas: la etnohistoria y la historia actual encuentran la  unidad en la diversidad, en lo precolombino, la resistencia indígena, en lo colonial y en la independencia hasta la república, cuyas viejas vías de comunicación e información indígena fueron caminerías e  infraestructuras que dieron paso a la Campaña Admirable y a toda la Independencia de Sudamérica y trazados incluso, de sistemas de comunicación actuales.(caminos de españoles?) 

.  Dicen que la frontera entre Táchira y Santander es la frontera más activa del continente y la única sin pueblos indígenas, pero olvidan que entre  la frontera Apure-Táchira, ha circulado un pueblo de origen chibcha, los tunebo, que se interna por algún tiempo en la Sierra Nevada del Cocuy del norte de Santander.(son alrededor de 7000 habitantes dispersos en su estrategia de ocupación del territorio). Son fronterizos, pero sin territorio compartido en Venezuela. Desde el milenarismo indígena, el Departamento de Santander –Táchira, formaban parte de la cuenca del Lago de Maracaibo, mediante una unidad geohistórica cultural, con una diversidad de pueblos y culturas. De allí que Bolívar en su tiempo se detuviera en esa realidad para plantear  un régimen de administración especial. La  frontera llanera es una continuidad geohistórica- cultural desde los tiempos prehispánicos y en la Independencia  un epicentro de la formación del ejército patriótico, que bajo el genérico de “llaneros”, invisibilizó la presencia de indígenas (achagua, cuiva, pumé, jivi,)  afrodescendientes, zambos  e indomestizos. Así como se invisibilizó la presencia de la juventud llanera, de conformación multiétnica en la batalla de La Victoria y no solo de seminaristas (1814) (2) 

   La frontera amazónica con Colombia,(cuenca del Orinoco) también es complejísima en su composición étnica originaria actual: jivi, piaroa, curripaco, baré,  baniva, guarequena,  sáliva, sapé, yeral en el momento actual, sin olvidar otras civilizaciones desaparecidas, arahuacas y de lenguas independientes. 

     En la frontera con Brasil se encuentran los yanomami, los yeral, por Guayana  los pemón, ye`cuana, aruaco, pasando por la Guayana Esequiva, el Delta del Orinoco con los warao y  los wuaikerí de la costa nor-oriental, junto con chaimas y cumanagotos, ahora en revitalización lingüística y cultural. Los wuaikerí desaparecidos como etnia, pero no en su legado cultural aunque bastante invisibilizado por la ideología dominante. Y con algunos   autodefinidos como sus descendientes. Hasta la toponimia indígena de la isla de Margarita la han puesto en retroceso. Fundarte termina de publicar Oscéneba, obra teatral de César Rengifo sobre la esclavitud india en Cubagua en el siglo XVI, donde probablemente ocurrió la primera huelga de América para cambiar el horario de trabajo, dato que encontró Carlos Edsel en Las perlas de Cubagua de Enrique Otte. Fundación Boulton. 

     La resistencia indígena específica, replegada en la fronteras y en realidades binacionales, representan hoy factores traumáticos, dinámicos  e irreductibles a la occidentalización unilateral, lo que obliga a los Estados Nacionales y particularmente a un Estado Socialista y  Bolivariano a  buscar una metodología de equidad intercultural adecuada, que permita  la convivencia de estos pueblos con sus especificidades en nuestro país, con el Estado Nacional, la sociedad nacional y en la dinámica de las realidades binaciones y de integración continental, sin detrimento de sus legados ancestrales. Hay que discutir de fondo estas complejísimas realidades en el marco de la revolución bolivariana.

   En conclusión:  

-Se debe fortalecer la soberanía e identidad nacional venezolana, -como la colombiana- y de todos nuestros países en el marco de la integración por vía del Alba, la especificidad de la integración binacional con Colombia, y así de Unasur, del Mercosur, entre otras. Pero rechazando radicalmente cualquier tentativa de identidad y de territorialidad expansivas sobre otros pueblos hermanos, sean vecinos, limítrofes o no. Toda identidad expansiva conspira contra lo más íntimo, cardinal y específico del pensamiento bolivariano y de la integración continental, emancipatoria e independentista. Y contra los principios de la equidad intercultural y de igualdad (en la diferencia) de todos los pueblos y sus culturas específicas. Las integraciones imperiales e imperialistas niegan el principio de nación y de la convivencia pacífica de países, pueblos y naciones en plural.  Walt Whitman se rebeló contra el imperio que lo negaba como pueblo y también como nación norteamericana y en su rebeldía, llamaba a su pueblo natal por el nombre indio) 

-La cultura propia –nacional, regional y local- en nuestras fronteras, no opera como muro de contención y obstáculo a la comunicación y convivencia, como barreras lingüísticas y culturales, sino como bisagras flexibles y contextualizadas en diferentes regiones geohistórico-culturales, diversidad de formas productivas, de comercio, que pueden buscar  formas de complementariedad y apoyo mutuo; con presencia de etnias específicas dentro de esas realidades, con una diversidad de redes, de pueblos y culturas, modalidades de organización comunal, de adaptación a los ecosistemas, con identidades específicas desde la unidad político-territorial de cada país.  Esto, con  el entendido de  que el desarrollo capitalista y la presencia imperial e imperialista, contribuye significativamente al deterioro de nuestras identidades, de nuestros pueblos, culturas, lenguas y ecosistemas que han sido conservados milenariamente por las etnociencias de los pueblos indígenas. 

  - Los casi 90 pueblos indígenas que ocupan el 25% del territorio colombiano son los más afectados por más de 60 años de la guerra, junto con las poblaciones campesinas y afrodescendientes. Y particularmente, serán los más afectados por las bases militares estadounidenses.  Como culturas de paz  y de diálogo, estos pueblos pueden jugar un papel importantísimo en la salida del entrampamiento guerrerista y en el restablecimiento de la integración desde los pueblos, la paz y  la soberanía, la integración intercultural y la dignificación de ambos países. Véase el caso de los  indios awa, fronteras con Ecuador y que están en el epicentro de la guerra. Nos sorprende el gran desconocimiento que tiene la población colombiana sobre su gran diversidad indígena y afrodescendiente, a pesar de la fuerza de sus organizaciones.

-Estamos seguros que en las viejas vías de comunicación e información indígena, podremos encontrar hoy  muchas claves para la integración continental y caribeña. Así como lo encontraron los Libertadores para la primera Independencia. Y  en una diversidad de lógicas, donde lo cósmico y lo antropológico han construido cosmovivencias integradas y diferenciadas, podemos encontrar las claves para una descolonización de fondo frente a la alienación capitalista, desintegradora y despersonalizante ante una crisis terminal, civilizatoria y ecológica. De allí lo estratégico de reforzar el imaginario indígena, la resistencia indígena planetaria y la ecobase agroalimentaria diversificada de esos pueblos.

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  1. Sanoja Mario e Iraida Vargas.  Orígenes de Venezuela. Comisión Presidencial V Centenario. Caracas. 1999. p. 187.  Ver correspondencia de  las Regiones Geohistóricas  con cada una de las provincias que formaron la Capitanía General de Venezuela.  Ubican  estas Regiones Geohistóricas del poblamiento  originario: 1)Cuenca del Lago de Maracaibo;
  2. Región Andina;3) El noroeste de Venezuela:4)Los llanos Altos Occidentales;5) La Región  Centro-costera, valles de Aragua, cuenca del Lago de Valencia, valle de Los Caracas;  La Región Oriental, dividida en dos sub-regiones: a) La Cuenca del Río Orinoco; b) El noreste de Venezuela. Ver mapa  Sanoja/Vargas, áreas del poblamiento indígena en el siglo XV. pg..17.
 

(2) Tiene  el investigador  Esteban Emilio Mosonyi unas importantes “Reflexiones   Críticas sobre El Caribe”, publicado por el Ministerio del poder popular para la Educación. Dirección de Educación Indígena. Caracas. 2006. 

(3) Conversación personal con el investigador Adolfo Rodríguez. 

(4) Sanoja y Vargas. Orígenes de Venezuela. Bases humanas indígenas sobre las cuales se erigiría posteriormente la sociedad nacional: 1) espacios geográficos humanizados; 2) itinerarios de viajes, que sirvió de base (a la conquista), a la colonia /y a la independencia; 3) modos y dispositivos para acarreo terrestre y fluvial; 4) tradiciones técnicas para trabajo agrícola, caza, pesca, recolección, trabajo de la piedra y madera;5) conocimiento sobre cultivo y domesticación de  plantas útiles de alimento y medicina; 6) de etnomedicina para la utilización curativa de plantas medicinales, alucinógenos, resinas, etc; 7) conocimientos de etnoagronomía para domesticar plantas silvestres, modificación artificial de sus sistemas de reproducción natural;8)tradiciones técnicas para fabricación de textiles, telas de algodón, hamacas, chinchorros, cestas etc; 9)tradiciones técnicas alfareras; 10) técnicas para preservar alimentos vegetales y animales; 11) tradiciones arquitectónicas; 12) tradiciones para la construcción de estructuras de terracería: terrazas, terraplenes, pirámides, terrazas, andenes para el cultivo en pendientes y de reservorios o estanques para almacenar agua; 13) Conocimientos de mecánica y balística para fabricar arcos, flechas, cerbatanas, dardos; principio del resorte para sebucanes, trampas para la caza. ps. 9 y 10. 
 
 
guaicaipurosrr07@hotmail.com
 


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Saúl Rivas-Rivas


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