" Con la verdad ni ofendo ni temo"

Sindicato del Inces

¿Dónde estará ese hombre nuevo? Hace poco un grupo de venezolanos con ansias sindicaleras se dirigieron a  los trabajadores, específicamene del Inces de Los Cortijos llevando una propuesta de un nuevo sindicato, que pudiera suplir al jurásico  Sintrainces, sindicato escuálido que funciona en este instituto del Estado. Admitieron sin tapujos que la oposición es fuerte en el INCES, que las viejas cúpulas de la IV.R están enquistada como una gigantesca bacteria contra la revolución bolivariana. Que es bastante duro convivir con quienes desde las oficinas de un ente que, sin duda alguna,  tendría que estar al lado del gobierrno, es utilizado como un buenker de la oposición para trabar cualquier disposición que cambie la faz del núcleo de formación y capacitación. 

AHÍ RECORDAMOS a la llamada "foforito" Valera.

¿Cómo es posible que el enemigo nos ladre desde dentro de la jaula y no podamos hacer nada por evitarlo? ¿Por qué un revolucionario admite que el enemigo es duro de vencer? Hace falta un ala radical dentro de la revolución, quién manda  ¿AD, Copei, Primero Justcia o el PSUV? ¿Cómo podemos pensar en un hombre nuevo cuando en estos lugares la jauría burocrática siguie incólume? Y es más: la jauría burocrática obrera. 

EL HOMBRE NUEVO que buscamos tiene que ser alguien aséptico, libre de cualquier sospecha, valiente y ejemplar. Digamos que al INCES envían un nuevo caporal que no tiene ni la más leve inteligencia política para hacer la metamorfosis desde el lugar que lo colocan. ¿CÓMO CREER EN UN HOMBRE que se hace llamar revolucionario, si lo primero que piensa es en adquirir una camionetota, un vehículo de lujo y que además pasa el tiempo hostigando a obreras y  obreros? Eso es traición al principio chavista. 

Por eso el sindicato que se quiere conformar es  cobarde: le tiene miedo a las cúpulas y sumisamente admite que ésta es poderosa sin haberle lanzado una flecha encurarada. Da sentimiento escuchar a estos venezolano que aún llevando las mejores intensiones, no saben  que solamente los más aptos triunfan en la guerra social. EL hombre nuevo que buscamos además de lo arriba anotado, debe poseer instinto. No es lógico que en cualquier lugar del Inces estén trabajando hombres que ya pasan de los 60 años y ninguno de estos caporales y sindicaleros  lo saben. En el Inces son los mismos trabajadores los que hacen sus diligencias, porque la burocracia oficinera es estática, innnoble y parasitaria, además de cipaya y sumisa. 

¿Cómo encontrar al hombre nuevo entre un grupo de viejos que se van a tomar aguardiente en horas de trabajo?

¿Cómo encontrar al hombre huevo entre otro grupo que se evade, que se esconde para irse sin haber cumplido su horario, y que pasa todo el tiempo preguntado por un bono, mientras el alcahuete de turno le firma la salida? Por eso el sindicato que se quiere conformar debe primero  estar al tanto de todas estas calamidades y no utilizar la palabra revolución para esconderse en ella, buscando adeptos. El hombre nuevo no está en el irresponsable que se quiere jubilar a los  40 años, ni menos entre quienes no son capaces de colocar la factura de su último vehículo en la cartelera de la oficina para dar ejemplo a los que hablan de que "está guisando". 

El sindicato que quiere reemplazar a los ineptos de Sintrainces, debe ser un detective que siga al pie de la letra todos los problemas que algún día ha de  encontrar y no una tarima de mujeres y hombres contándoles sus problemas personales a los trabajadores. Hace falta un nuevo sindicato, pero debe estar enmarcado en la figura del hombre, la mujer útil, decente, generosa (o), responsable y amigo(a) Y esto es porque quienes defienden a Sintrainces, llevan consigo el veneno inyectado desde 1959 por los viejos ladrones de la patria, los escuálidos que anhelan seguir chupando sin hacer nada. Es hora de emplazar a las cúpulas del Inces. Es necesario que la revolución, no se detenga ante quienes se imaginan dueños del Instituto Nacional de Educación Socialista. 

Es justo que se busque al hombre nuevo, que no puede ser un vampiro que ve en los lujos la meta que se ha planteado: hace falta un hombre honesto de alma y criterio, conciencia y patriotismo y no un mastodonte cuartenario atado al complejo de la Cuarta República, de que los entes del Estado son cajas chicas de donde sacar riquezas. El nuevo sindicato puede triunfar, pero para eso debe tener en los obreros y empleados, el libro de donde ha de sacar sus mejores proyectos. Hace falta el trabajo, pero igualmente hace falta el alimento y éste no se compra con sudor: se adquiere con un buen salario.

aenpelota@gmail.com

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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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