Jesús no llego
a Bobures. Para su salvación, lo acaparó el movimiento obrero del
Mene; del “estiércol del diablo” como dijeron los naturales. Jesús
Farías despertó en la compañía de aquella clase obrera dirigida
por el Partido Comunista. Esa sabiduría le fortaleció la ideología
que contribuyó a despertar del letargo a sus camaradas trabajadores
que, como él, ganaban un misero sueldo de 4 bolívares. Con Valmore
Rodríguez, todavía no adeco, y la sabia dirección de Rodolfo Quintero,
organizó la huelga de 1936. El, Jesús Farias, el luchador más joven
entonces, de los que resistieron a una huelga de meses para transigir
con un aumento del 25%, es decir de Bs. 1 sobre 4; llegó a dirigente
nacional del PCV, sin descuidar el movimiento petrolero, todavía subyugado
por las transnacionales. Esto nos indujo (ya este escribidor trabajaba
en el frente petrolero) a programar la segunda huelga nacional petrolera
el año 1950, que fracasó traicionada por los esquiroles adecos dirigidos
por Luis Tovar.
Fue esa la
primera arremetida de Pérez Jiménez contra los comunistas. Y sus socios
contra Medina, silbando pajaritos. Total, Jesús Farías 7 años en
la cárcel de San Juan de los Morros y nosotros “zambullidos” en
los barrios de Caracas, a salto de monte, evitando a los adecos sapos
y las férreas garras de la dictadura perezjimenista y de su policía
Pedro Estrada, que por cierto fue traído de Güiria por Piñerúa Ordaz.
Por supuesto
que Jesús Farías hijo, el economista a fuerza de sacrificio y Diputado
a la Asamblea Nacional, no había nacido cuando esos 7 años de martirio
en las ergástulas perezjimenistas. No los sumó en la referencia de
los 4 años de Jesús, el obrero, en el San Carlos donde fue a parar
junto con toda la fracción por una vil maniobra de Carlos Andrés Pérez
y un deltano adeco de apellido Rangel, quien asesinó con un explosivo
simulado como un regalo a su bella esposa y le “achacaron” el horrendo
crimen a los comunistas. Es esta mi apreciación para el análisis en
cuanto a esa última prisión del camarada Jesús Farías, vista desde
la región de Carúpano arriba donde nos encontrábamos en apoyo logístico
a los camaradas de las montañas de San Benito y Altos de Cumanacoa
de Monagas y Sucre. En todo caso la palabra autorizada del camarada
Eleazar Díaz Rangel es suficiente para precisar la argucia adeca para
esa segunda y última prisión de donde el senador obrero Jesús Farías
salió “moribundo”. Qué destino el de los Jesús obrero.
Por todo ello,
vaya este pequeño reconocimiento a Jesús Farías, el comunista, el
obrero como el que este recuento escribe. ¿Y por qué no también
la Asamblea Nacional y la Secretaría Sindical del Partido Comunista
de Venezuela?
Patria, Socialismo
o barbarie.