Ruralidades

Jesus Farias, senador obrero

Desde los caminos de José Leonardo, cumbre arriba en esas serranías de Falcón, bajó un día un joven campesino, de esa misma juventud a quien los terratenientes no dejan que sus ahijados vayan a la escuela para que “no pierdan el tiempo que pueden “aplicar” al trabajo”. Jesús no sabía ni la O por lo redonda pero, en el silencio del trabajo semiesclavizado en aquellas haciendas, aprendió con José la manera de zafarse clandestinamente del yugo que lo sujetaba al ogro de su “padrino”. Se fue  “bien lejos” Maracaibo abajo, solo con la capotera que le preparó la única cómplice para estar más cerca de Bobures, donde confinaban a los hombres por toda la vida. 

Jesús no llego a Bobures. Para su salvación, lo acaparó el movimiento obrero del Mene; del “estiércol del diablo” como dijeron los naturales. Jesús Farías despertó en la compañía de aquella clase obrera dirigida por el Partido Comunista. Esa sabiduría le fortaleció la ideología que contribuyó a despertar del letargo a sus camaradas trabajadores que, como él, ganaban un misero  sueldo de 4 bolívares. Con Valmore Rodríguez, todavía no adeco, y la sabia dirección de Rodolfo Quintero, organizó la huelga de 1936. El, Jesús Farias, el luchador más joven entonces, de los que resistieron a una huelga de meses para transigir con un aumento del 25%, es decir de Bs. 1 sobre 4; llegó a dirigente nacional del PCV, sin descuidar el movimiento petrolero, todavía subyugado por las transnacionales. Esto nos indujo (ya este escribidor trabajaba en el frente petrolero) a programar la segunda huelga nacional petrolera el año 1950, que fracasó traicionada por los esquiroles adecos dirigidos por Luis Tovar. 

Fue esa la primera arremetida de Pérez Jiménez contra los comunistas. Y sus socios contra Medina, silbando pajaritos. Total, Jesús Farías 7 años en la cárcel de San Juan de los Morros y nosotros “zambullidos” en los barrios de Caracas, a salto de monte, evitando a los adecos sapos y las férreas garras de la dictadura perezjimenista y de su policía Pedro Estrada, que por cierto fue traído de Güiria por Piñerúa Ordaz. 

Por supuesto que Jesús Farías hijo, el economista a fuerza de sacrificio y Diputado a la Asamblea Nacional, no había nacido cuando esos 7 años de martirio en las ergástulas perezjimenistas. No los sumó en la referencia de los 4 años de Jesús, el obrero, en el San Carlos donde fue a parar junto con toda la fracción por una vil maniobra de Carlos Andrés Pérez y un deltano adeco de apellido Rangel, quien asesinó con un explosivo simulado como un regalo a su bella esposa y le “achacaron” el horrendo crimen a los comunistas. Es esta mi apreciación para el análisis en cuanto a esa última prisión del camarada Jesús Farías, vista desde la región de Carúpano arriba donde nos encontrábamos en apoyo logístico a los camaradas de las montañas de San Benito y Altos de Cumanacoa de Monagas y Sucre. En todo caso la palabra autorizada del camarada Eleazar Díaz Rangel es suficiente para precisar la argucia adeca para esa segunda y última prisión de donde el senador obrero Jesús Farías salió “moribundo”.  Qué destino el de los Jesús obrero. 

Por todo ello, vaya este pequeño reconocimiento a Jesús Farías, el comunista, el obrero como el que este recuento escribe. ¿Y por qué no también la Asamblea Nacional y la Secretaría Sindical del Partido Comunista de Venezuela? 

Patria, Socialismo o barbarie. 

pedromendez_bna@yahoo.es



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Pedro Méndez


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