La desproporcionalidad existente entre el uso de los recursos del planeta, y su capacidad de regenerarse es tan grande, que la vida humana es la que se esta poniendo en peligro de extinción. En los últimos años los países más industrializados han aumentando las emanaciones de gases contaminantes de la misma forma que aumenta la producción de artículos útiles e inútiles que hacen más placentera la vida de sus consumidores.
Siendo Venezuela un país vanguardia en muchos aspectos como por ejemplo ser uno de los países que mas redujo la desigualdad y la pobreza este año según datos de la CEPAL, aunque 1.195.450 personas estén sin empleo según ultimo informe oficial del INE. O que se redujo el hambre 3.5% según las FAO aunque algunas regiones del país todavía no conocen los logros del socialismo del siglo XXI. Nos invita a dar otro ejemplo y podría ser en materia de respeto por el medio ambiente. Aumentando la gasolina de 98 octanos que es la utilizada por los automóviles fabricados en los últimos años y no el gasoil utilizado por los camiones y autobuses de pasajeros. Haría que sus propietarios utilicen el mismo solo cuando sea estrictamente necesario logrando descongestionar las calles y autopistas del país, con esto también bajarían los niveles de contaminación producto de gases emanados por automóviles, así como las molestias que causan las colas traería efectos altamente positivos en todos los venezolanos.
El aumento del IVA traerá una contracción en el poder adquisivo del venezolano común que gana lo necesario para sobrevivir, Marx llamaría a esta situación (miseria creciente), y que pagara mas por menos cantidad de producto, a esto debemos agregar que la economía venezolana por segundo año consecutivo no crecerá siendo la segunda economía de América con menos crecimiento económico del continente con un triste -1,6% y una inflación galopante con mas de 25% para este año ya que el gobierno no se sincera con el presupuesto anual ni con los ingresos producto de la renta petrolera y cada año se solicitan créditos adicionales. Si se planifica con honestidad y se logra algo que los economistas llaman deflación o por lo menos se logra cero puntos en inflación no serán necesarios los créditos adicionales.
Porque algunos campesinos y obreros están contra las expropiaciones y se restean con la oposición.
Desde 1998 hasta la actualidad, la burguesía y la pequeña burguesía intelectual venezolana que esta institucionalizada y que es independiente, se han dedicado a enunciar sus tesis sobre moral, modos de producción y relaciones sociales que en su contenido mezclan corrientes de pensamiento tan diferentes como liberalismo, socialdemocracia, socialismo, anarquismo y comunismo.
A pesar de dicha inconsistencia, algunos de los que dirigen el país y quienes lo adversan se disfrazan con su respectiva barba de profeta y comienzan su procedimiento favorito del filisteo moralizador, que consiste en identificar los modos de actuar de la reacción con los de la revolución, y obtienen su éxito con analogías de forma como que el catolicismo o cualquier otra religión tiene rasgos comunes con el socialismo o que entre el explotador y el explotado no existen diferencias porque somos trabajadores etc.
El rasgo fundamental de esas asimilaciones e identificaciones lo constituye el ignorar completamente la base material de las diversas tendencias, es decir, su naturaleza de clase, y por eso mismo su papel histórico objetivo. En lugar de eso se valoran y clasifican las distintas tendencias según cualquier indicio exterior y secundario, siendo el resultado que el campesino explotado por el terrateniente sin entender el origen y el sentido de la pugna tenga odio por el funcionario del INTI que cumple con su trabajo.
Lo mismo sucede con los habitantes de las barriadas caraqueñas golpeadas por las lluvias que solo quieren que el gobierno les regale ya que es la costumbre en Latinoamérica cuando el problema estructural es cambiar el modo de producción distribución y consumo.
(*) Militante del PSUV
