La mayoría de los crímenes ocurren en estados gobernados por la oposición

Ludópata

Persona que padece adicción morbosa por el juego de azar

Azar: casualidad 

De manera que cuando usted juega puede ganar o no. Jugar para ganar por casualidad no requiere de ningún talento. Jugar el dinero que usted debe usar para mantenerse y mantener a la familia, es una aberración. Un ludópata no piensa en otra cosa que en el juego. Le importa un cipote lo que suceda en su país, en la sociedad, en la educación y el deporte lo ve como una parte de su vicio. 

A un conocido locutor de renombre en el medio radial un día lo sacaron del estadio de beisbol en Los Chaguaramos porque su ansia por apostar lo llevó a causar un problema en ese lugar. Uno se pregunta, ¿por qué un hombre que ha luchado por lograr un sitial dentro de su profesión es capaz de cometer tal aberración? ¡La ludopatía, señores! 

Existió otro que según sus escritos en una página de periódico, dejaba notar que estaba en contra de esta horrenda costumbre de las apuestas y el vicio. Pues una noche estando quien escribe en el Nuevo Circo presenciando una contienda de boxeo, lo escuchó cuando le comentó a otro que “le aposté doscientos mil al de la trusa azul”. 

El vicio por el juego se inicia en la niñez. Es normal escuchar a un muchacho gritar “cuánto vamos a apostar”, empero el culpable de que ese muchacho madure el vicio es su ¡PADRE! Sí, EL MISMO QUE VISTE Y CALZA. Igual cuando el joven se inicia en el camino de la “frisnapolar”. Los fines de semana parte de los hombres de esta Venezuela que lucha frente a él, pero él no la ve, usted pasa por cualquier centro hípico, esquina de calle, tugurio, lupanar, fuente de soda, botiquín, estacionamientos de bloques, u orilla de avenida y los ve… ¡saliendo!  “Cabeza Hueca sale en doscientos, trescientos, cuatrocientos a la una, a las dos, a las tres…” ¿No tiene el hombre venezolano otra forma de pasar los fines de semana? Así el vicio pasa de generación en generación. 

Un día por Caricuao iba un grupo de jóvenes por un sector llamado “Los Venaditos” repartiendo algunos volantes donde se pedía colaborar con varias familias que a causa de las lluvias habían perdido sus ranchitos. En ese sector varios hombres apostaban a los caballos. El dinero rodaba como piedras por un barranco. Los jóvenes vestían franelas rojas y los que estaban apostando casi al unísono les gritaron: “Díganle a Chávez que los ayude, nosotros no somos chavistas… ¿El vicio hace perder el instinto humano? 

Daniel Santos, “El inquieto anacobero” (quien era un hombre de raíz revolucionaria), decía en una de sus canciones acogotado a veces por el emblema que los ricos les han sembrado por siglos en la mentalidad a los pobres, que para éstos sólo existen cuatro cosas: “La  iglesia y el hospital, la cárcel y el cementerio”, ¿por qué sucede esto? ¿Por qué ese estado de conformismo teniendo un pensamiento rebelde? El vicio sólo puede ser derrotado por una reacción analítica contra quien lo ha creado. Los dueños de caballos suelen ser personas con cierto poder económico. Tener un caballo involucra captar a quienes apuesten a él. Un Estado no debe permitir que sus habitantes pierdan el sentido humanístico, el amor a la patria, la equidad, la justicia, la unión y la paz. 

Una emisora que se hace llamar  “popular” de las tantas que payolean (siempre los mismos cantantes y orquestas) en Venezuela, a las 6 de la mañana les abre sus micrófonos a un grupo de ludópatas que se hacen llamar desde “chapuceros” hasta  “milagrosos” quienes impostando sus voces, gritando, incitando a los oyentes para que “envíen sus mensajes y obtengan el dinero fácilmente”, nos indican que CONATEL no está haciendo su trabajo para frenar el llamado al vicio a través del espectro radial. ¿Por qué estos “magos” si saben cuáles son los caballos que van a ganar, si saben los números que van a salir en las loterías, no se los juegan y se hacen multimillonarios de una vez y no involucran a los demás? ¡Eso es estafa! ¿Por qué incitar a los humildes venezolanos a caer en el fraude, en la trampa, en el timo? Estos sujetos no son precisamente parte del Hombre Nuevo que la revolución anda buscando.

aenpelota@gmail.com



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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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