Las familias más pobres pagan los platos rotos del cambio climático

Dice un proverbio popular: “Al mal tiempo, buena cara”; y han sido muchos los venezolanos(as) que hoy se encuentran en los refugios, a donde han sido trasladados luego de haber perdido sus viviendas, enseres, ropa, en fin, todo, a consecuencia de las fuertes precipitaciones, que a pesar de la tragedia que está afectando sus vidas, muestran “buena cara”. Y es asi porque porque por primera vez en la historia democrática de nuestro país, un Presidente ha salido de su Despacho en Miraflores ha constatar por sí mismo la magnitud del desastre causado por las lluvias y a solidarizarse con todos esos hombres, mujeres, niños(as), adultos mayores, y brindarles todo el apoyo necesario. Y cuando observamos en muchos de ellos(as) sus ojos anegados en llanto, sus lágrimas no son sólo de gratitud, sino también producto de la emotividad al comprobar que el Comandante Presidente Hugo Chávez, es un auténtico humanista, al que mueve el deseo de ayudar a resolver los problemas ocasionados por las precipitaciones, pero también brindar bienestar a la población, haciendo realidad los sueños de un pueblo que siempre fue víctima de la exclusión social. 

      Familias enteras en diversas comunidades en la Región de Barlovento, extensos barrios de Caracas, Vargas, Costa Oriental de Falcón, la Guajira, Mérida, Sucre, confian plenamente en este gobierno revolucionario  para que las ayude a salir de la terrible situación por la que están pasando, y jamás vivida por la población venezolana. Y desde hace dias hemos visto como todo un equipo gubernamental, el cual sigue las directrices del Comandante Presidente, se ha desplegado por las zonas más afectadas del país llevando soluciones a las calamidades sufridas.  

     Muchas de estas familias aún no salen de su desconcierto. Aún no logran entender este comportamiento aparentemente “errático”  de la naturaleza. Escuchan hablar del fenómeno “La Niña”, del cambio climático, del efecto invernadero, del recalentamiento del planeta; pero esos compatriotas venezolanos(as) hoy en condición de refugiados(as), sólo saben que una mañana vieron un sol muy radiante y que al día siguiente su casa y la de sus vecinos se inundaba, que la lluvia era tan intensa y de largas horas, que su sector se convirtió en un río, que el agua les llegaba a la cintura, que algunos lograron salvar la nevera o la cocina, pero que la mayoría perdió todo lo que tenían. Y si los afectados(as) vivían en barrios de Caracas, o Vargas, vieron como la fuerza de la lluvia producía deslizamientos, o el agua de la quebrada penetraba a las viviendas causando desastres. 

      Pues bien, a la hora de buscar los factores que han incidido en toda esta tragedia (y la de otros países en relación con el cambio climático), debemos preguntarnos: ¿Qué está ocurriendo en nuestro planeta? ¿Por qué el comportamiento “errático” de la naturaleza? De allí que tengamos que volcar nuestra mirada a lo que esta ocurriendo en los países desarrollados y más industrializados (y los no tan desarrollados también). Los países más desarrollados, entre ellos, EE.UU., Japón, China, y otros, son considerados los países de donde provienen los más altos niveles de contaminación. Solo EE.UU. lanza a la atmósfera el 25% de estos contaminantes.  Este fenómeno  ocasiona daños muy graves, los cuales inciden en lo que es el cambio climático. En América Latina se habla desde hace algunos años del fenómeno de “La Niña” (lluvias muy abundantes) y “El Niño” (sequía prolongada). Sin embargo, todos(as) sabemos que EE.UU. hace algún tiempo atrás se negó a firmar el Tratado Kyoto, para no comprometerse a  reducir su alto grado de contaminación. Y mañana 10 de diciembre finaliza en Cancún la cumbre que discute el problema del cambio climático, y nos podemos imaginar desde ya cual será la posición de Estados Unidos, para no reducir sus niveles de contaminantes. Lo lamentable de todo esto, está en que quienes estan pagando los platos rotos son las familias más pobres de los países donde el fenómeno “La Niña” está causando estragos. 


fulviapolanco@hotmail.com



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