El Ávila tiene sus suelos saturados y débiles

Las intensas precipitaciones de la última semana saturaron los suelos del cerro Ávila y los dejaron muy débiles. Su recuperación podría tomar varias semanas, pero eso ocurrirá sólo si no llueve. "Si en los próximos días volviésemos a tener un aguacero de 12 horas continuas, en los que cayeran al menos 100 milímetros de agua, el Ávila podría registrar un alud torrencial bastante serio", afirmo-Luis Jose López, profesor investigador del Instituto de Mecánica de Fluidos de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Central de Venezuela

Un alud torrencial es un fenómeno en el que flujos de agua arrastran a su paso rocas, árboles, restos vegetales, barro y todo lo que encuentre. Puede alcanzar velocidades cercanas a 10 metros por segundo, es decir, entre 36 y 40 kilómetros por hora.

Hace aproximadamente 600 años, un alud que bajó por los cauces de las quebradas del Ávila sepultó por completo varias zonas de Caracas. "De ese hecho hay evidencia geológica. Se movilizaron más de 30 millones de metros cúbicos de sedimentos. En el desastre de Vargas, en 1999, se movilizaron 20 millones de metros cúbicos de material, 33% menos", precisó.

El experto asegura que ese tipo de eventos son raros y extraordinarios: "No pasan todos los años ni todas las décadas, ni siquiera todos los siglos, pero cuando ocurren tienen grandes consecuencias, no sólo en lo que a pérdidas de vidas y de bienes se refiere, sino también a los cambios que origina en la geografía de las zonas afectadas".

De acuerdo con López, si un evento como el ocurrido en el siglo XIV llegase a repetirse en Caracas en esta época, buena parte de la ciudad quería sepultada. "La tierra llegaría a cubrir casi por completo las zonas más próximas a la montaña. Además, la gran cantidad de sedimentos estrangularía el cauce del río Guaire, generando grandes lagunas que podrían inundar otras zonas. Sería un evento catastrófico de magnitudes inconmensurables", aseguró.

Poca previsión. En Caracas, las zonas de mayor riesgo son aquellas ubicadas cerca de las quebradas Catuche, Anauco, Los Chorros, Chacaíto, Sebucán, Cotiza y La Julia, todas en el cerro Ávila.

"Luego de la tragedia de 1999 se construyeron en Vargas 62 presas para retención de sedimentos. En Caracas no hay más de 6. Hace un mes visité las que están en las quebradas Cotiza, Anauco y Catuche, y estaban completamente llenas de sedimentos, lo que evidencia que no les han hecho mantenimiento en muchísimo tiempo.

En caso de una eventualidad, todo el caudal de rocas, agua y árboles pasará por encima y generará caos en la ciudad", ilustró López.

Una presa de retención es una estructura de concreto con muros que en ocasiones pueden alcanzar los 10 metros de altura, que se coloca transversal a la corriente de la quebrada para retener los sedimentos, tales como grandes rocas, y dejar pasar materiales finos, como el agua. Esto ayuda a reducir los daños en caso de deslave.

De acuerdo con López, implantar medidas de prevención y mitigación es esencial para reducir los daños a la hora de un desastre de esa magnitud.

Insistió en la necesidad de mejorar los sistemas de pronósticos y monitoreo de los fenómenos meteorológicos.

"Lo ideal sería contar con un centro de control, en el que científicos interpreten los datos que provienen de instituciones como el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología, la Armada o la Fuerza Aérea.

Posteriormente, esa información iría a un centro de operaciones, donde cuerpos de seguridad como Protección Civil y Bomberos tomarían las medidas que consideraran necesarias para mitigar los daños".

Añadió que aunque no está mal que el presidente Hugo Chávez haya decidido dar cobijo a varias familias damnificadas en Miraflores, eso sólo evidencia la falta de planes de contingencia que debieron estar listos con anterioridad para atender situaciones como la actual.


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