Un buen revolucionario

El primero de ellos fue Jesús el Cristo, el segundo Simón Bolívar. El tercero el Che Guevara y el cuarto Fidel Castro Ruz. El orden de los factores no altera el producto. La revolución se lleva en el corazón, no es cuestión de ajuste mecánico, o se es o no se es, pero quien intente ser revolucionario tiene que ser sobre todas las cosas un guerrero. Al enemigo, que son esencialmente los ricos, los pro burgueses, los lamesuelas y los jala bolas, hay que enfrentarlos con todos los hierros

Un revolucionario no vive de la revolución, vive y muere por ella, porque al hacerlo está viviendo por su pueblo. El que se llame revolucionario y se coloque detrás de la vidriera de una venta de autos lujoso a suspirar, no tiene bolas para admitir que algo está buscando. Un revolucionario que NO UTILICE LOS MEDIOS QUE SE LES DAN PARA QUE SE EXPRESE a favor de sus concepto filosófico, que se exprese “metiendo preso a los bandidos y a los rapiñeros” se está mintiendo. Un revolucionario debe aprovechar todas las oportunidades para defender su proceso.

UN REVOLUCIONARIO no es un patán que porque ha leído el Contrato Social, no se lo saca del sobaco y va por ahí dándose de intelectualoide de esquina, un revolucionario reparte volantes, sabe defender su causa, escribe un graffiti, borra las ofensas contra su sueño, es capaz de morir en pro de sus connacionales y no se entrega jamás al enemigo. La boca de un revolucionario cuando es detenido por el traidor desaparece. No habla, no vende a sus camaradas, ni da direcciones. Por eso los burgueses no pueden ser revolucionarios; no tienen causa ni valentía. Los burgueses son personajes de Walt Disney, es decir animales que hablan sólo para hacer reír a los estúpidos.

Los revolucionarios no tienen clase ni castas. Comparten su pan y sus ropas que siempre están limpias y sencillas. Abren su corazón al camarada, lavan el rostro al mendigo y ensartan bondad en esas mentes que no han conseguido el camino. Jesús fue un camarada. Mientras los fariseos bebían a placer en las tascas de la burguesía, Jesús soportando el rojo polvo de los caminos, regalaba amor y fe, ¿cuál burgués regala algo?

Los burgueses son felices en las selvas de cemento, se divierten destruyendo la naturaleza, envenenando los mares y los ríos, mientras un mendigo pide a la puerta de una iglesia un moneda para comer, el rico lo ignora y entrega miles de monedas a Dioses invisibles. Decir que “somos los preferidos de Dios” es una muestra tajante de los imperios del capital que crea entuertos y fantasías para endemoniar a los débiles de espíritu y conocimientos

Un revolucionario debe detestar el burocratismo y ser en un ejemplo de asepsia social y eficiencia. Un revolucionario no cree que el materialismo puede provocar cambios en la conducta de un ser humano, porque un revolucionario es real, no es una joya que brilla por fuera y por dentro es de arena. Es mejor ir por los caminos de la sencillez que por la fantasía de la opulencia…a los pobres no les roban los sueños los acaparadores de sambiles ni de parques inalámbricos. UN REVOLUCIONARIOS analiza, mide, se apega a una conducta donde lo primordial es que la inclusión social sea la base de la sociedad, para equilibrar la vida y que reine la justicia… ¿quién ha visto a un poeta que emerja de la burguesía escribir de dolor ajeno? ¡Nunca lo ha sentido! Por eso un revolucionario debe hacer que los ricos no gobiernen jamás. ELLOS habitan para el dinero y la falsa creencia espiritual…¡Nunca llorarán porque la lluvia anegue los ojos de un niño pobre a orilla del cauce natural!

Por eso la más hermoso de la vida es ser revolucionario, sentir amor por su pueblo y de vez en cuando elevase a las alturas, a darle brillo a los haces de sol para que nunca deje que los caminos que intentan sembrar de sombras los burgueses, se tornen oscuros ante la vida, la vida de ese hermoso y dramático gigante de las millones de cabeza llamado pueblo…”levanta del suelo tu rostro, dad al cielo el brillar de tu frente” Un revolucionario no odia, lucha por el derecho de todos

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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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