Primero: si entendemos que muchos obreros de la administración pública están todavía bajo la implacable demagogia de la oposición, quien les habla de comunismo come niño y que les explica que el chavismo les va a quitar sus ranchos, sus bicicletas, sus patinetas y sus cuatros de cantar, ¿qué debemos hacer?
Bien, vamos por partes. A algunas instituciones de la administración pública han llegado varios sujetos que con el “caribe” que les endosó la “viveza criolla”, se han dedicado a hacerles la vida de cuadritos a los obreros. Se hacen llamar revolucionarios. Dicen que ellos dan la vida por el Comandante, hablan de escualidismo con asco, pero en el fondo lo que son es una sarta de 5Ta Columna.
Estos mini hombrecitos y que chavistas se pasean por los sitios de trabajo, donde los obreros acostumbrados a una vieja y obsoleta dirigencia, siguen portándose igual que antes. Se van a la calle en horas de trabajo, se cambian de ropa antes de la hora de salida, toman más tiempo del espacio que se les permite para comer y otras cosas. Es algo que les enseñó la IV-R y no es amenazándolos, metiéndoles miedo, colocando memos ofensivos en la cartelera como los vamos a captar, ¿dónde está el hombre nuevo que mediante la persuasión, el adoctrinamiento, el buen trato y el respeto va hacer que éstos obreros se hagan revolucionarios y echen al cesto de la basura el carnet de AD y COPEI?
No vamos a ser tan inocentes. La cantidad de votos que alcanzó la Cuarta Mud el 26.S de parte de algunos sectores populares, se debió a esto que estoy tratando de explicar. La fantochería de algunos seudos jefes (hay lugares a donde hay como tres o cuatro jefes cuando en la IV uno bastaba) Esto se ve mal, perjudica a la revolución, hunde la esperanza del Comandante en que sus cuadros sean efectivamente juiciosos e inteligentes.
Un obrero de una imprenta, por ejemplo, que ha estado en ese sitio durante 30 o 40 años, está mareado, envenenado, adoctrinado por sus viejos jefes. Ese no va a cambiar de hoy para mañana y eso debe saberlo el nuevo patrón que llegó con la revolución. Ahora se habla de que en algunos institutos van a implantar un sistema que aparentemente va hacer que los trabajadores pongan sus huellas digitales en las planillas de entrada y salida del trabajo, ¿qué es eso? ¿A quién se le ocurrirá semejante muestra de injusticia y abuso? ¿Eso nos da fuerza o nos debilita? ¿Qué revolución vive sin su base principal que son los trabajadores? Queremos pedirle al PSUV que intervenga porque es el partido de la revolución cuyo líder es el Comandante Hugo Chávez Frías.
Otra cosa, ¿dónde están los que iban a llevar la contraloría EN LOS MINISTERIOS, LOS INSTITUTOS? ¿Por qué algunos jefecitos llegan de repente en lujosas camionetas y no les explican a los empleados que cuchichean entre radio bemba? “Ese está robando”, “Ese se quedó con una comisión” “Ese utiliza la maquinaria del trabajo para sacar trabajo privado los sábados y domingos”. Ese debe terminarse, para bien del proceso. El jefe que llegue debe colocar en la cartelera copia de los papeles del automóvil que posee. SI NO, NO ESTAMOS HACIENDO NADA; TODO ES MENTIRA.
El PSUV está en la obligación de chequear estas anormalidades. La corrupción acabó con la revolución bolchevique. Algunos están traicionando y otros tienen suficiente moral y asepsia para pedirle al Presidente Chávez que haga una purga entre tantos vagabundos que hasta tienen el tupé de llegar desde AD a gritar que “si hay un trabajito por fuera yo lo hago con esta máquina”. Estamos a tiempo. Usted Aristóbulo, Vivas, Davies. Ustedes deben imponer la pauta. Que comience desde ya una revisión que nos diga a quienes en verdad tenemos dirigiendo y abusando. “La revolución no se lleva en la boca para vivir de ella...”
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