Tras el avance exitoso de la segunda gesta para liberar a América Latina y Caribeña, que encabezan Venezuela y Cuba, fracasados sus intentos para acabar la Revolución Cubana y derrocar a Chávez, el imperialismo procedió a derrocar a Manuel Zelaya, en gesto inequívoco de sus dominios. Y en efecto, no veo opción al control imperial de Centroamérica y del Canal.
Si mal el imperio acabó con la vida de nuestro líder y comandante, no pudo derrotarle. La libertad que éste conquistó hondea sobre la faz del planeta, bajo el liderazgo de Nicolás, quien demuestra razones por las que Chávez lo propuso para liderar a la Revolución Bolivariana. Maduro resiste con firmeza dos años de ataques y una guerra económica que pretende sembrar descontento entre las bases populares que apoyan a la Revolución. Es prosecución del propósito imperial al derrocar a Zelaya y asesinar a Chávez. Lo que podría lucir contradictoria es la conversación con Cuba, que nos sorprendió con el reconocimiento de su derrota en el bloqueo y restablecimiento de relaciones con la Habana; pero viene a nuestra imaginación una sarcástica mancheta: un latinoamericano o caribeño chupando dedo. No nos nubla la alegría por la liberación de los tres y apertura a Cuba para intercambiar bienes y servicios. ¿Por qué Ahora? ¿Será porque Cuba inició creciente intercambio de bienes y servicios con América del Sur? Ciertamente, el imperio no permitiría que éxito y crecimiento económico de Cuba sea atribuido a la Revolución, sino al restablecimiento de relaciones y fin del bloqueo. Intenta por otra parte privar a Venezuela de bienes y servicios que Cuba aporta. Esta es razón más que suficiente, para que imperialismo haya sacrificado a la Reina y reconocido su derrota: se dispone a darle jaque mate al Rey. No quiere permitir la escalada de la guerra que inició en Irak, Libia, Siria y sus mercenarios extienden por Oriente Medio, sin control del petróleo venezolano.
El viaje que Maduro inició en Moscú es crucial para la libertad y soberanía de Venezuela, tanto como sus recientes viajes al sur. En Cuba el imperio demostró su determinación para arreciar la guerra e impedir apoyo militar a Venezuela si fracasa la económica. Nuestro líder debe tratar este asunto con los aliados rusos y conversar con China del futuro del Caribe. Ya es dudoso otro canal interoceánico y no habrá libre navegabilidad si la Revolución Bolivariana sucumbe frente a un imperialismo posicionado en Antillas Neerlandesas, Colombia, Trinidad y Guyana.
