Cordiales relaciones o por allí corren aguas turbias

Venezuela y Colombia

Tras la mascarada de cordiales relaciones entre dos países, Colombia y Venezuela, a los que nos referimos comúnmente como países hermanos, se esconde la ignominia propia de la catadura fascista, hablo de esa que Colombia lleva en sus entrañas y aplica inmisericordemente. Una relación cordial que encubre las aguas turbias que la sustenta, dos países hermanos afrentados en hechos y sucesos que hacen gran daño a una de las partes, y benefician a la otra. Hechos y des-hechos que llevan a pensar que Colombia no es ajena al plan golpista, que se implica, alerta con esa Colombia de infamias*, las de las elites del poder. Sus medios de manipulación denigran del proceso bolivariano con argucias y mentiras, diariamente difaman de la Venezuela que hizo suya la pertinaz idea de construir la patria socialista. Nadie contradice, nadie llama la atención, al menos a la moderación. Por allí comienza la función, la piedra angular del complot golpista. No pocas veces las Fuerzas Militares de Colombia se movilizan con tropas en la frontera, que hubo una compra de aviones y que se yo, cosas muy graves se destapan. Con el iracundo perverso Uribe durante sus ocho años de gobierno se hacía evidente, con la hipócrita diplomacia oligárquica del actual presidente Santos y su doble juego, se encubre. Ciertos destellos la reflejan: el Santo nada santo, fue el presidente que recibió al derechista Capriles en el palacio de Nariño tras su derrota electoral, estaban frescos los asesinatos en los que ese derechista tomo parte activa. Así no mas Santos desconocía la legitimidad del Presidente Maduro, la decisión de un pueblo chavista y cohonestaba con el perverso invento de que el 14 de abril hubo fraude en las elecciones. Con su cínica sonrisa muy a lo chuky salió en los periódicos saludando al enemigo 1 de la revolución bolivariana de aquel momento. Otro reflejo cuenta su interés por el ingreso de Colombia a la OTAN –no admitido como miembro pleno- su anuncio lo hizo con bombos y platillos como si fuera gran cosa entrar en un antro de mala muerte, ello significo una afrenta para los gobiernos progresistas y revolucionarios de América Latina y el Caribe. Más recientemente en plenas guaribas de los vándalos fascistas en el país venezolano, el señor Santos, el magnánimo truhan, llama al gobierno bolivariano a mantener la estabilidad democrática, ¡quien lo dice!, el asesino confeso, el represor encarnizado, el que deja 7 bases militares yanquis orondas como 7 plagas en nuestro territorio. Y no siéndole suficiente al magnánimo truhan, llama al gobierno del presidente Maduro a que se respeten los derechos humanos de los colombianos residentes en Venezuela, que cinismo, es su virtud. El mismo gobierno colombiano expreso anuencia con el genocidio contra el pueblo Palestino ejercido por la sionista Israel y aunque este hecho no tiene que ver con las relaciones entre los dos países, si expresivo de la fuerte alianza que tiene con el criminal imperio yanqui y su aliado Isrrael sionista, es complicidad con las agresiones del poder imperialista contra los pueblos del mundo que se salen de la órbita yanqui como nuestro hermano país venezolano.


De estas cordiales relaciones con hipocresía incluida, habría tela que cortar en relación al terrorismo del concierto guarimbero en el país bolivariano, pues ciertamente se han visto implicados paramilitares y mercenarios de Colombia y claro el sicótico mesías hoy senador Uribe. Lo cierto es que la vecindad de los países hermanos lleva el fuerte mortecino descompuesto que tiene uno, al otro. Digo y les afirmo que este gobierno oligárquico de Colombia juega con la doble, nada bueno se puede esperar en materia de relaciones justas y equitativas, la razón es clara: nuestros dos países se han ubicado en orillas opuestas. Colombia servil al imperio brutal y despiadado. Venezuela la bolivariana y chavista se va erigiendo independiente y soberana. Es por ello que con sanguinaria saña se despliega el plan desestabilizador, el intento golpista desde la oposición derechista y su amo imperialista, ya sabemos que pretenden, pero no sobra recordarlo: derrocar el legítimo gobierno bolivariano y chavista y trastocar la revolución en curso. Tan sórdida como aberrante pretensión se corresponde enteramente con la tenaza de esta Colombia que instiga y afianza los problemas desatados en la intención golpista, son jugosas las ganancias que obtiene con el comercio ilícito de productos alimenticios y de combustible desde Venezuela. La frontera, ¡oh frontera!, -que no maldigo por gentes las buenas-, desde allí se asesta este azote que hace enorme daño a una de las partes y en directa proporción beneficia a la otra. Toneladas de alimentos están quitando el pan de la boca al pueblo venezolano. Y si de combustibles se trata, voluminosos litros de gasolina pasando diariamente la frontera y afectando la economía venezolana y a su pueblo. Varios artículos en Aporrea han tratado el tema dando cifras y analizando tan angustiante asunto, les remito dos*1 que muestran su dimensión y envergadura. Las cifras son elocuentes para quienes en materia de economía no somos diestros. Uno de los artículos que cite dice: “Sólo por concepto de combustibles el país estaría "subsidiando" involuntariamente a Colombia en unos US $ 1.800 anuales, asociados a los 100.000 barriles diarios que se han estado yendo por los "caminos verdes". En materia de alimentos e insumos alimenticios importados se registra una pérdida similar, correspondiente al 30 % de nuestras importaciones…”*1 Colombia ante la alarma del hermano país por el daño del contrabando, sonríe, aparenta que tomara medidas y clava la puñalada trapera. Venezuela bolivariana, a su vez, hace ingentes esfuerzos por encontrar solución. El presidente Maduro toma en firme una decisión: cerrar la frontera para así defender la economía, la paz y la dignidad nacional, -buena esa presidente-. La canciller colombiana, destila maledicencias por este hecho. Es que más allá del contrabando, estamos frente a un arma de guerra económica y social que involucra a Colombia y es de carácter violento contra el país bolivariano y chavista. Los autores visibles, son mafias colombianas y sus paramilitares aliadas con empresarios venezolanos. Pero todos los caminos conducen a la misma bestia. Son los que amenaza el sueño de justicia y pan. En conclusión y para finalizar: tras un disfraz de cordiales relaciones, se oculta la complicidad de Colombia con el plan desestabilizador y golpista que pretende tumbar al gobierno legítimo del presidente Nicolás Maduro y acabar la Revolución en curso. Y si no fuere así y solo tal idea es producto de mi imaginación, lo que si puedo afirmar, es que su comportamiento y acciones contribuyen enteramente a este tan miserable y pérfido propósito.
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*Ver Colombia de las infamias y el hacedor de la guerra.
*1Artículos referidos: 1, El contrabando de extracción: arma letal de Colombia en su guerra no declarada en contra de Venezuela Carlos E. Lippo Y 2 *Colombia debe frenar el contrabando Por: Marco Tulio Arellano
*2 Es un entre texto del primer artículo en mención


La autora es: Educadora e investigadora social Colombia
esperanzazul07@yahoo.es


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Matilde Trujillo U.


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