Socialismo científico y socialismo utópico

Sr. Presidente: sin Marx, Lenin y la clase obrera, no hay socialismo posible (parte I)

“El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) no tomará las banderas del marxismo-leninismo porque es una tesis dogmática que ya pasó y no está acorde con la realidad de hoy”…“tesis como la de la clase obrera como el motor del socialismo y de la revolución están obsoletas”... “El trabajo hoy es otra cosa, es distinto, está la informática y la telemática, y Carlos Marx ni siquiera podía soñar con estas cosas”.
Presidente Hugo Chávez Frías

Pensar en el socialismo en el siglo XXI, sin partir del marxismo y el leninismo, y minimizando el papel protagónico de la clase trabajadora en su construcción es un absurdo o un engaño de inconfesable intención.

Desde mediados del siglo XIX con el desarrollo de las concepciones teóricas de Marx y Engels, así como con la experiencia de las grandes internacionales obreras y la gesta de la revolución bolchevique en 1917, dirigida por el partido de Lenin y Trotsky, las ideas del socialismo primitivo o “utópico” como lo llamaran Marx y Engels, son superadas por el socialismo científico, así como por la praxis de los grandes partidos socialistas y los dirigentes de la clase obrera internacional.

Querer “inventar” hoy lo que ya fue “inventado” por Marx, Engels, Rosa Luxemburgo, Kart Liebnecht, Franz Mering, Gramsci, Lenin y Trotsky es un absoluto contrasentido. Una cosa es tratar de adaptarse a las condiciones particulares de cada momento y lugar, tratar de ser flexible y atenerse a la realidad, y otra muy distinta es pretender crear algo que ya fue creado y desarrollado tanto por las elaboraciones teóricas y políticas de dirigentes como los antes mencionados, como por la propia experiencia de los trabajadores y los pueblos, a través de décadas de luchas, victorias y derrotas.

Hablar de un socialismo “endógeno” o “propio”, al margen de toda esta experiencia y desarrollos teóricos y políticos es como querer “inventar” en el siglo XXI el hilo negro.

Por supuesto que rechazamos el dogmatismo, la rigidez y el anquilosamiento de las ideas. Pero hoy en día, pretender construir un “socialismo propio”, “a la venezolana”, saltándose olímpicamente el marxismo, el leninismo, el papel dirigente de la clase obrera, y toda la experiencia histórica del último siglo y medio es como intentar “inventar” nuevamente la teoría de la relatividad o volver a “descubrir” la gravedad.

El socialismo utópico es eso: una utopía

El socialismo utópico de Saint-Simon, Fourier y Owen, surge y se desarrolla entre 1800 y1830, cuando, según Engels “el modo capitalista de producción, y con él el antagonismo entre la burguesía y el proletariado, se habían desarrollado todavía muy poco” [1] , y agrega, al referirse a las ideas de los socialistas primitivos: “Sus teorías incipientes no hacen más que reflejar el estado incipiente de la producción capitalista, la incipiente condición de clase…Tratábase por eso de descubrir un sistema nuevo y más perfecto de orden social, para implantarlo en la sociedad desde afuera, por medio de la propaganda, y a ser posible, con el ejemplo, mediante experimentos que sirviesen de modelo. Estos nuevos sistemas sociales nacían condenados a moverse en el reino de la utopía; cuanto más detallados y minuciosos fueran, más tenían que degenerar en puras fantasías.” [2]

Pero con el descubrimiento de Marx y Engels de la concepción materialista de la historia y de la “plusvalía”, todas estas ideas son sepultadas, convirtiéndose el socialismo en una ciencia que explica la dinámica del capitalismo y propone su transformación y destrucción. Sacando de esta forma a la luz el secreto mejor guardado de la burguesía: “el régimen capitalista de producción y la explotación del obrero, que de él se deriva, tenían por forma fundamental la apropiación de trabajo no retribuido; que el capitalista, aún cuando compra la fuerza de trabajo de su obrero por todo su valor, por todo el valor que representa como mercancía en el mercado, saca siempre de ella más valor que lo que le paga y que esta plusvalía es, en última instancia, la suma de valor de donde proviene la masa cada vez mayor del capital acumulada en manos de las clases poseedoras” [3] .

Con esta serie de artículos pretendemos explicar por qué el marxismo sigue vigente como guía para comprender la dinámica del capitalismo, y como herramienta teórica y metodológica para su destrucción, más allá de lo afirmado por el presidente Chávez.

Pero también queremos reivindicar, cómo después de la revolución rusa y de la experiencia de Lenin, Trotsky y los bolcheviques, hablar de marxismo sin el guión que lo ligue al leninismo, cuya concreción práctica de las ideas de Marx fue el primer estado obrero de la historia, es limitado y parcial.

Y es en el marco anterior en el que consideramos la acción de la clase obrera y del conjunto de los trabajadores, el eje fundamental para profundizar nuestro proceso revolucionario hacia el socialismo.

Continuará…


[1] Del socialismo utópico al socialismo científico, en: C. Marx y F. Engels, Obras Escogidas, tomo III, p.125, URSS, 1976.

[2] Ibídem, p. 126.

[3] Op. Cit., p.140.

Miguel Angel Hernández es militante del Partido Revolución y Socialismo (PRS) y puede ser contactado por email al: miguelaha2003yahoo.com



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Miguel Angel Hernández

Profesor de Historia en la UCV y miembro del comité impulsor del Partido Revolución y Socialismo. Como marxista, Hernández aboga por el definitivo rompimiento con el capitalismo en Venezuela y por la construcción del socialismo.


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