El ejercicio de la crítica y la autocrítica en el seno de las organizaciones obreras es y debe deben ser un proceso natural y cotidiano de todo movimiento cuyo objetivo sea transformar el estado burgués a un nuevo estado verdaderamente "Democrático, Popular y Revolucionario" con perspectiva socialista.
En ese sentido no debe un revolucionario indistintamente de su género sentirse afectado por la crítica, al contrario debe autocriticarse con el mismo ímpetu que critica a los demás. Este principio está dirigido a superar las fallas, deficiencias, omisiones y errores de la organización o del dirigente. Es un medio probado para desarrollar a la clase obrera y fortalecer su disciplina.
Todo dirigente obrero está en la obligación intransferible de formular críticas y sugerencias para mejorar el proceso productivo y el proceso social del trabajo en la unidad de producción de bienes o servicios donde se desempeña. Actualmente hay una tendencia en el seno del movimiento obrero venezolano que busca subvertir este principio.
Es la tendencia que propugna la crítica selectiva, a este SI, pero a aquel NO. Es aquella que Niega la Crítica Pública, porque según ellos esa Crítica hace daño a la Revolución. Que no es el momento dicen, porque la oposición se va aprovechar. Que son unos opositores que han osado criticar al patrón. Que están dejando mal a la empresa con lo que dicen, son las expresiones más comunes que se oyen, mientras parafrasean a los más enconados intelectuales del siglo XXI.
Son los mismos oportunistas que tienen altas cuotas de responsabilidad en los bajos índices productivos de las empresas y pretenden alardear de su aporte a un aparato productivo inexistente. Son los que dicen que, quien critica es enemigo del Gobernador o del Presidente y, detrás de esas figuras esconden su ineficiencia haciéndole un flaco favor a sus gestiones.
Son los que convierten en blanco al trabajador con actitudes críticas y contestatarias. Cuántas de las empresas públicas de Barinas, creadas o recuperadas por el estado, que hoy están en cierre técnico se hubieran salvado en los últimos años si se hubiera hecho la crítica y la autocrítica, pública y oportuna acompañada de la respectiva propuesta. Ya basta del silencio cómplice, del amiguismo y la corrupción administrativa.
Ya basta de dirigentes obreros de protocolo peleándose los primeros puestos en los actos de gobierno. Ya basta de trabajadores seleccionados a dedo haciéndole loas y colocando alfombras rojas al ministro o al alto funcionario gubernamental que visita la empresa, llevándose aplausos y buenas recomendaciones del patrón pero ni una sola denuncia.
Ya basta de patrones que dicen ser obreros pero actúan como explotadores organizando consejos de trabajadores y delegados de prevención a su medida. Ya basta de trabajadores con prerrogativas especiales para perseguir y hostigar a sus compañeros. Bienvenidos los dirigentes Revolucionarios con conciencia de clase a cargo de empresas públicas que, sin injerencia alguna crean las condiciones para el control obrero. Ni derechistas ni oportunistas, solo clase obrera defendiendo sus conquistas.