Economía y trabajo informal en clave neoliberal

Las políticas económicas aplicadas por el gobierno de Macri han provocado un sostenido crecimiento del desempleo, la retracción y caída en picada del consumo en los sectores populares, salarios a la baja, creciente endeudamiento externo, cierre de PYMES y comercios.

En las franjas de la economía informal se agravaron las condiciones sociales de exclusión, se reinstalo el hambre y la miseria, dado que, por las condiciones específicas de su trabajo, carecen de estabilidad económica y los ingresos caen proporcionalmente a la baja del consumo popular, y ante políticas recesivas son los primeros golpeados por la crisis económica y social actual.

La informalidad laboral afecta a un porcentaje enorme de los trabajadores de Argentina, y los números se disparan si se considera sólo el segmento de los jóvenes de entre 15 y 24 años.

El porcentaje total implica que unos 7,2 millones de trabajadores de las áreas urbanas del país trabajan sin acceso a los derechos de la seguridad social, salarios de convenio y estabilidad laboral.

El Barómetro de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA): con base en un relevamiento propio informó que en 2013 un tercio de los asalariados y siete de cada diez cuentapropistas no tenían aportes; Así, el índice general de informalidad resultó de 49%, un nivel algo superior -pero no muy diferente- al informado por la OIT.

En el contexto actual aumentan dichos índices por el impacto del desempleo público y privado provocado en los primeros cinco meses del año, donde los trabajadores despedidos fueron 154.570, es 9,7 veces más a los despidos registrados en igual período del año 2015, pasando a engrosar el enorme ejercito de desempleados y trabajadores de la economía informal.

Según el CEPA, entre diciembre de 2015 y abril de este año hubo 154.000 despidos, prácticamente la misma cifra que estimó Tendencias Económicas sólo un mes después.

Dirigentes sindicales y legisladores del FPV indicaron, en tanto, que las desvinculaciones habrían llegado a 200.000. Son las cifras que difundieron en el debate sobre la "ley anti despidos" (prohibición para echar por 180 días y doble indemnización), que fue vetada por el presidente Mauricio Macri.

En mayo, el costo de la Canasta Básica Alimentaria de la Ciudad de Buenos Aires por adulto equivalente (CBA) -que determina la línea de indigencia- alcanzó los $ 1491, en tanto que el de la Canasta Básica Total -que determina la línea de pobreza- ascendió a $ 3484.

Para una familia tipo de cuatro miembros, el costo de la CBA fue de $ 4610 y el de la CBT, alcanzó los 10.770 pesos. Niveles de ingreso -netos de impuestos- inferiores a estos montos convierten a ese hogar en "indigente" o "pobre", respectivamente.

La informalidad económica – laboral difícilmente permite ingresos suficientes para alcanzar estos valores de la canasta básica total, y en muchos casos ni siquiera la canasta básica de alimentos, lo que ha provocado un crecimiento exponencial de las necesidades de comedores y merenderos populares y escolares.

El desastre económico - social que padecen millones de trabajadores formales e informales a consecuencia de las decisiones de este gobierno de millonarios es inversamente proporcional a los beneficios y ganancias otorgados a las patronales del agro, a los Bancos, supermercadistas, a las mineras, a las concesionarias de servicios públicos, a la patria contratista, a las petroleras y a los fondos buitres.

Es preciso revertir este proceso de destrucción del bienestar adquirido en los últimos 12 años, poniendo nuevamente en marcha el circulo virtuoso de Ingresos Altos –Consumo - Producción – Empleo, que permite la distribución del producto social, de la riqueza, en forma más democrática y equitativa, en favor del pueblo.



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