Gustavo Martínez, Lula y unas revoluciones sin trabajadores

Que cosa más curiosa. Lula, que podemos decir, fue un presidente "obrerista" porque alguna vez estuvo trabajando en una empresas siderúrgica y fue sindicalista, según creo, se lanzó en la séptima Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales (Clacso), diciéndonos, que percibe un "cierto olor a retroceso" en América Latina, sin que en esa consideración –retroceso-, haya cabido la posibilidad de un mea culpa. Algo retrocedió por inercia, después de un frenazo y retorno.

Es muy curioso, que Lula, viniendo de donde viene y viendo el vacío obrerista del progresismo latinoamericano, que huele a retroceso, haya llamado a una "movilización de la juventud", que es buena que se movilice y se active, pero si es muy curioso, que Lula no haya solicitado la movilización de los trabajadores. ¿Un olvido involuntario?

No tengo idea, pero casi que aseguro que en Ecuador, Argentina, Brasil y Venezuela por citar algunos de los países donde uno supone que sale el "olor" que llega a la nariz de Lula; la clase trabajadora está ausente. Muchas corbatas, muchos técnicos, que me sugieren cierto parecidos con los tecnócratas apoltronados de los gobiernos capitalistas.

Reto a que me digan y expliquen con detalles, cuántas EPS existen en el país y cuántas de estas EPS están bajo la dirección de los trabajadores ¿Cuántas de la Empresas expropiadas, los trabajadores y trabajadoras tienen efectivamente un cierto control? Reto a que me digan, en este socialismo del siglo XXI, cuántas EPS lo son y cuántas son directas y en cuántas de ellas, los trabajadores tienen la posibilidad de conducirlas.

No tengo ahora el dato, pero no tengo que tenerlo para estar seguro de lo que me permito preguntarme. Puedo darme el lujo de equivocarme en esto: ¿Cuántos de los candidatos del Gran Polo Patriótico tiene su maruto político sembrado en una fábrica y vienen con uñas grasientas? La izquierda continúa dejando a un lado a los trabajadores.

Seguro que esto servirá para descalificarme, pero los "trabajadores" de AD tenían fuerza y poder en AD y el antiguo CEN. La CTV, que pudiéramos tener seguridad que nada tenía que ver con los trabajadores y fue una mentira; hoy, la revolución no puede darse el lujo de tener una mentira en forma activa como la tenía AD. No porque no haya fuerza de trabajadores, sino porque esa fuerza de trabajadores ha sido opacada y no se le ofrece la oportunidad de acompañar activamente a la revolución. Por supuesto, no dudo que un "dirigente sindical" pueda llenar el poliedro con trabajadores, pero eso no permite concluir, que el trabajador y la trabajadora sea sujeto de esta revolución.

¿A qué viene todo esto?

Café Fama de América es la expresión de ese hecho. Es una empresa que pudo ser de los trabajadores y trabajadoras. La lucha para el rescate de esta empresa vino de ahí. Su fuerza laboral se propuso rescatarla y hacerla productiva y tenemos la curiosa contradicción, que en una revolución del siglo XXI, esa posibilidad fue lenta y paulatinamente cercada por la burocracia y hoy tenemos uno –más- de esos extraños procesos contradictorios de una revolución.

Gustavo Martínez, es un joven luchador y trabajador, que para una revolución que tienen 16 años, debería ser un cuadro fundamental. Gustavo Martínez que trabaja y lucha en Café Fama de América, tiene la condición que le colocó la burocracia gobiernera de ser un estorbo, porque activa por la organización y lucha de los trabajadores y trabajadoras. A la burocracia le estorba que un joven trabajador sea o intente ser un cuadro para esa labor tan fundamental en la lucha.

Para salir de Gustavo Martínez la burocracia se apoyan en el ministerio del trabajo, que una vez más, coloca todo su poder institucional en cerrar luchas y ser factor de coacción de luchas. Este caso no es distinto al que conocimos en Anzoátegui hace ya unos años y con María Cristina Iglesia. Ahí el ministerio del trabajo uso su poder institucional y represivo para silenciar y no visibilizar una lucha. Esto están queriendo hacer con el joven trabajador de Café Fama de América Gustavo Martínez. El sentido es silenciar luchas e impedir que los trabajadores ocupen el espacio que deberían tener en un socialismo del siglo XXI, que viene oliendo mal desde hace ya un tiempo, pero Lula, curiosamente sintió ese olor ahora.

Dominguezclaudio12@gmail.com

@ClaudioElcuaco



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Claudio Dominguez


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