La farsa de una protesta, siempre la derecha

La oposición de derecha ha hecho de la protesta un arma en CVG Ferrominera, un grupo de obreros fueron despedidos de la empresa tras ser vinculados con el asesinato del trabajador y camarada Renny Rojas, Rojas perdió la vida el 09 de junio de 2011 tras ser herido de gravedad.

 Las investigaciones continúan y mientras  estos ex trabajadores han dispuesto diversos mecanismos para protestar contra la empresa y sus autoridades, detrás de un aparente reenganche se encuentra toda una maniobra política que pretende promover al candidato opositor Rubén González como posible secretario general del sindicato de la empresa.

 La derecha desesperada en este contexto se ha encadenado, iniciado huelga de hambre,  sumando a sus familiares a la protesta, han trancado vías públicas, han sumado a dirigentes sindicales de derecha como caja de resonancia, han articulado acciones con medios privados, han promovido caravanas y proyectando una imagen de mártires, subrayando que son objeto de las injusticias promovidas por el gobierno nacional.

 Estamos ante una contraofensiva regional de derecha sindical basada en la mentira y el perfeccionamiento de los métodos para captar electores que les permitan recuperar el sindicato para el caso concreto de Ferrominera, la protesta no fuera tal sin financiamiento, sin una logística diaria, sin audio a todo volumen con mensajes incendiarios contra la dirigencia de la empresa y la revolución, el descaro llega al punto  que cuentan con una antena satelital de televisión privada para estar “bien” informados.

 La hipocresía de los reaccionarios, que se amparan en el pretexto de que el gobierno está de espalda a los trabajadores y el pueblo, pese a la flagrante ausencia de moral por parte de este grupo de militantes de derecha que protestan pidiendo reenganche; promover a Rubén González, buscar la salida del presidente Sabbagh y sensibilizar a la opinión pública sobre lo cándido de su opción, son los ejes principales que mueven estos hilos políticos.

 Estos episodios rememoran aquellos en los que un grupete de estudiantes pretendía tumbar al gobierno con una huelga de hambre mediática, mientras a escondidas comían cachitos. ¿El propósito con el que nació esta protesta se mantiene? Los hechos comienzan a develar la realidad que subyace, ¿será la farsa un mecanismo de una protesta permanente?



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