Por qué renuncié al Ministerio del Trabajo

La siguiente carta, enviada el 11 de noviembre, no ha sido respondida hasta el presente, ni ha existido el menor interés de parte de las máximas autoridades del Ministerio del Trabajo por discutir la grave situación allí planteada.

En razón de ello, el día 6 de diciembre de 2004, hice acto formal de entrega de mi cargo como Coordinador de la Zona Zulia-Falcón del Ministerio del Trabajo, al funcionario de mayor rango en esta coordinación, pues ninguna autoridad del ministerio en Caracas se ha hecho presente aquí en Maracaibo.

Continuamos en nuestro puesto de lucha, junto a los trabajadores y el pueblo, promoviendo la profundización de la revolución bolivariana.

Hasta la Victoria, Siempre.

Roberto López Sánchez.
Historiador. Profesor de la Universidad del Zulia.
Investigador activo. Miembro del PPI.
Miembro del Movimiento 13 de abril-Proyecto Nuestra América.
Miembro fundador de la Fuerza Unitaria de Trabajadores Ezequiel Zamora.


Maracaibo, 11 de noviembre de 2004

Para: Maria Cristina Iglesias, Ministra del Trabajo.
De: Roberto López Sánchez. Coordinador de la Zona
Zulia-Falcón
Asunto: En el texto.

En los primeros días de enero del presente año, el abogado Carlos Alexis Castillo, a quién no conocía personalmente, me visitó en mi casa de habitación en Maracaibo para proponerme que asumiera el cargo del Coordinador de la Zona Zulia-Falcón del Ministerio del Trabajo. Valorando las difíciles situaciones políticas que se avizoraban para el Zulia en el presente año, debido a la fuerte actividad conspirativa que ha tenido en esta zona uno de sus centros de acción, decidí aceptar dicho cargo, considerando además que mi experiencia durante los años 98, 99 y 2000 como coordinador regional del Frente Constituyente de Trabajadores podía servirme de mucha utilidad para afrontar los retos planteados en el Ministerio del Trabajo.

Al asumir la coordinación zonal me puse al día en una realidad de la cual estaba alejado, dado que mi actividad profesional como docente universitario e historiador se desenvuelve obviamente en espacios distintos. La realidad laboral venezolana atraviesa actualmente por una serie de circunstancias que configuran una delicada situación de ingobernabilidad, la cual se desarrolla en tres niveles: en las relaciones obrero-patronales, en las relaciones intersindicales, y dentro del propio Ministerio del Trabajo.

El proceso de transformaciones políticas que ha vivido Venezuela desde 1999 ha generado, entre otros cambios, el derrumbe de la hegemonía que Acción Democrática y la CTV ejercieron sobre el movimiento obrero desde 1958. Pero la caída del control sindical adeco no ha sido sustituido aún por una fuerza política que llene el vacío de dirección dejado. Hemos vivido seis años en los cuales se han constituido sindicatos como nunca antes en nuestra historia, pero al mismo tiempo la división, el sectarismo, el aventurerismo y los proyectos personales han proliferado entre los dirigentes sindicales, generando multitud de conflictos entre los sindicatos y federaciones de trabajadores.

Esta lucha intersindical viene presionando fuertemente al Ministerio del Trabajo a todo lo largo del país. Cada facción de trabajadores pretende colocar al Ministerio a su servicio, postulándose como más revolucionaria que las demás, generando un clima organizacional caracterizado por las amenazas, los halagos, chantajes y presiones de todo tipo hacia los Coordinadores de Zona e Inspectores Jefes principalmente. Las frecuentes tomas de inspectorías y las solicitudes de remoción de funcionarios por parte de los sindicatos es el pan nuestro de cada día en el Ministerio del Trabajo.

Esta realidad la hemos vivido en esta coordinación desde el mismo día de mi llegada al cargo (15 de enero de 2004), cuando una facción sindical, actuando a nombre del PPT, tomó la Inspectoría de Maracaibo tratando de evitar mi nombramiento como coordinador de zona.

Al mismo tiempo, la parte patronal, consciente de la problemática que ocupa la atención de los sindicatos y del propio Ministerio del Trabajo, se ha lanzando a un desconocimiento abierto de los más elementales derechos laborales consagrados en la Constitución y las leyes. Particularmente los patronos vienen atentando contra el derecho de organización sindical, despidiendo a las directivas y a los trabajadores que intentan conformar sindicatos clasistas y revolucionarios, negándose a discutir contrataciones colectivas, realizando despidos masivos, desconociendo derechos contractuales de los trabajadores y desconociendo también las providencias y resoluciones del propio Ministerio del Trabajo. En esta zona tenemos casos emblemáticos como la conducta antiobrera y antiministerio de las empresas de vigilancia privada y de las empresas camaroneras, entre muchas otras.

Por otra parte, dentro del Ministerio del Trabajo existen pugnas derivadas de la influencia dentro del mismo de corrientes sindicales que hacen vida en Caracas y que intentan burocráticamente extender su liderazgo al resto del país. Sobre esto profundizaremos más adelante.

Nuestra labor como Coordinador de Zona la entendimos entonces como dirigida a resolver esos tres niveles de conflictividad que tienden hacia la ingobernabilidad del sector laboral venezolano. A nivel de la estructura interna del ministerio es mucho lo que avanzamos, hasta lograr actualmente una hegemonía moral en la direccionalidad política ejercida hacia todo el personal de la zona, tanto hacia los funcionarios de carrera como con los abogados de libre remoción. Cuando llegamos al ministerio nos encontramos con inspectorías en las cuales eran las secretarias y asistentes las que liderizaban la actividad diaria de la institución, y los inspectores jefes y jefes de salas se subordinaban a las directrices que emanaban de ese personal de carrera. Sin menospreciar el valioso aporte que realizan todos los días los funcionarios de carrera, para nosotros fue una cuestión fundamental el lograr que la dirección política de las inspectorías recayera en los Inspectores Jefe, Inspectores Conciliadores y Jefes de Sala, por la gran responsabilidad institucional que implican las decisiones que allí se toman diariamente.

Otro de los vicios enfrentados y superados en gran parte se refiere a la corrupción presente en funcionarios que trafican con los intereses de los trabajadores. La realidad encontrada dejaba mucho que desear, pues las principales autoridades del ministerio en la zona fueron acusadas en su momento por conocidos dirigentes sindicales bolivarianos de realizar manejos corruptos de providencias y otras decisiones del ministerio. Actualmente, en casi todas las inspectorías esa corrupción se ha atacado, se ha arrinconado, y se han promovido a funcionarios honestos a los cargos directivos (inspectores y jefes de sala), y la misma corrupción existente entre algunos funcionarios de carrera se ha visto reducida, pues se da el mejor ejemplo desde la propia coordinación.

La formación profesional e ideológica del personal del ministerio también ha sido nuestra preocupación, realizando varios talleres en los cuales se trataron temas como “La globalización y la flexibilización laboral”, “El protagonismo popular en la historia de Venezuela”, tratamiento del stress, y estando previstos otros referidos a procedimientos propios de las distintas salas y su relación con la problemática laboral en la región.

El enfrentamiento a la ofensiva antiobrera de la patronal la hemos realizado utilizando todas las herramientas legales a nuestro alcance. No obstante, los extendidos lapsos de los procedimientos contemplados en la Ley del Trabajo atentan contra los intereses de los trabajadores, que se ven asfixiados económicamente por los patronos y en muchos casos se ven obligados a transarse por migajas, debido a la gran cantidad de semanas que se debe esperar para que se dicte una providencia de reenganche o se evacúe un despido masivo.

Los conflictos intersindicales se presentan principalmente entre sindicatos bolivarianos, aunque todavía quedan fuerzas minoritarias encuadradas en la oposición cetevista. En este último caso hemos contribuido a resolver conflictos intersindicales mediante la realización de referendos y otros procedimientos que han determinado cuáles son los sindicatos que cuentan con el apoyo mayoritario de los trabajadores y tienen derecho en consecuencia a discutir las respectivas convenciones colectivas. De esta manera se ha modificado a lo largo del presente año la correlación de fuerzas entre sindicatos bolivarianos y sindicatos cetevistas que permanecía en esta zona, algo que en los cinco años anteriores de gobierno bolivariano no se había logrado.

Las mayores presiones hacia el Ministerio del Trabajo han venido derivadas de los conflictos entre sindicatos bolivarianos. En esta zona hemos tenido el caso de los sindicatos del aseo urbano de Maracaibo, conflicto que de manera determinante ha conducido a la crisis actual. Desde el año 2000 el sector del aseo urbano estaba liderizado en Maracaibo por un sindicato bolivariano que forma parte de la FBT (Sintrasabenpe). Sucede que los directivos de dicho sindicato fueron comprados por la empresa, entregaron cláusulas contractuales, y otros manejos irregulares que llevaron a que una mayoría de los trabajadores bolivarianos decidiera constituir otro sindicato. Este intento del grupo de trabajadores de Sabenpe de constituir legalmente otro sindicato fue saboteado desde el inicio por los principales dirigentes de la FBT en la zona, los cuales levantaron el falso testimonio de acusar al otro sindicato (Sintraausco) de estar manipulado por los adecos y Fetrazulia, acusación que pudimos comprobar que era totalmente falsa. Los dirigentes de la FBT presionaron reiteradamente al Coordinador de Zona, a la Inspectora Jefe de Maracaibo y a otros funcionarios para que no se diera curso legal a la solicitud de inscripción del nuevo sindicato bolivariano. Al no lograr su objetivo, avalaron el despido por parte de la empresa de todos los integrantes de la junta directiva del nuevo sindicato. No contentos con ello promovieron una toma violenta de la Inspectoría de Maracaibo, apoyados por la policía municipal de Maracaibo, en la cual amenazaron con ejecutar agresiones físicas al coordinador de zona y a la inspectora jefe.

El conflicto de Sabenpe se ha resuelto definitivamente el pasado 5 de noviembre, al realizarse un referéndum en el cual el nuevo sindicato Sintraausco obtuvo 440 votos contra 25 votos obtenidos por Sintrasabenpe, demostrando con ello que los trabajadores dejaron de apoyar al viejo sindicato por su inconsecuencia en no defender los derechos de los trabajadores. La conducta del viejo sindicato Sintrasabenpe la caracterizamos correctamente como una expresión de las desviaciones neoadecas que se vienen presentando en muchas fuerzas sindicales que dicen ser bolivarianas. Particularmente el haber avalado el despido de una junta directiva sindical por parte de la empresa es la repetición de una receta que la CTV nos aplicó por décadas para desarticular las fuerzas clasistas que lográbamos construir en un sector productivo particular.

Hasta el día anterior al referéndum, los directivos de Sintrasabenpe, encabezados por su presidente y dirigente de la FBT, mantuvieron una campaña de aterrorizar al personal del ministerio para que no se realizara dicho referéndum, aduciendo que iba a presentarse violencia, con heridos y muertos. Esta campaña de terror incluyó varias llamadas anónimas realizadas al celular del coordinador de zona, demostrando con ello que no existe diferencia alguna con los métodos criminales usados por los adecos para usurpar la dirección del sindicalismo venezolano durante décadas.

Este conflicto entre sindicatos del aseo urbano sirvió para que los dirigentes regionales de la FBT se lanzaran a toda una campaña, que todavía está en pleno desarrollo, en procura de nuestra destitución de la jefatura del ministerio en la zona. Levantando calumnias totalmente infundadas, representantes regionales y nacionales de la FBT han actuado desde el mes de junio como saboteadores abiertos de la gestión que realizamos al frente de esta coordinación. En esta actuación saboteadora se incluyen varios miembros de la FBT que figuran como funcionarios adscritos al despacho de la ministra en Caracas.

El sabotaje de la FBT contra nuestra gestión incluyó la utilización de algunos funcionarios del Ministerio, particularmente de dos funcionarias del Ministerio del Trabajo en Maracaibo, intentando generar conflictos artificiales mediante los cuales intentaban empañar nuestro trabajo. Estas acciones se resumen en:

· Inducir a un grupo de trabajadores a que simularan un hecho punible, la supuesta pérdida de un expediente, para acusar a la Inspectoría de Maracaibo por dicha pérdida, denunciar a las inspectoras ante la Defensoría del Pueblo, y lograr que la defensoría del pueblo se trasladara hasta la inspectoría para acusar a las inspectoras de denegación de justicia. Cuando la realidad era todo lo contrario, ese expediente fue enviado en 2003 a la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo en Caracas, pues la empresa apeló un reenganche dictado por esta inspectoría. Los trabajadores estaban en conocimiento de esto, pues ellos mismos realizaron diligencias legales ante dicha Corte Primera.

· Inducir a un grupo de trabajadores a que amenazaran a la Inspectora Jefe de Maracaibo (Encargada) con denunciarla ante la fiscalía si no retiraba el acta levantada por ella contra una procuradora que luego sería objeto de remoción. El acta en cuestión se debió a que la inspectora encontró a la procuradora dentro del local de la inspectoría, en horas nocturnas y sin tener autorización para ello, acompañada de un grupo de personas ajenas al ministerio.

· Inducir a un grupo de trabajadores de contratistas petroleras para que tomaran la Refinería de Bajo Grande, y luego la propia sede de la Inspectoría de Maracaibo, en una acción que se combinaba con la labor saboteadora de abogados de oposición que deseaban alterar la paz social antes del referéndum del 15 de agosto.

· Acusar públicamente al Coordinador de Zona de pretendidos manejos irregulares en el caso de los sindicatos del Aseo Urbano, mediante declaraciones de prensa y con planfletos firmados supuestamente por el Comando Maisanta. Es de resaltar que el expediente de Sabenpe fue revisado por la Dirección General Sectorial del Trabajo y no encontró ninguna irregularidad.

· De manera general: promover la simulación de hecho punible, trato con el enemigo para alterar la paz social, manipular a grupos de trabajadores para que actúen violentamente contra el Ministerio del Trabajo, generar amenazas contra funcionarios de mayor jerarquía. Todos estos hechos son de extrema gravedad y no son tolerados en ninguna institución.

Estas acciones de saboteo, provenientes en su mayor parte de dos funcionarias adscritas a la Inspectoría de Maracaibo, nos llevó a solicitar su remoción en una reunión realizada a comienzos de julio/2004, en la cual participaron el Vice-Ministro Ricardo Dorado, el Director General del Trabajo Carlos Castillo, la Directora General de Procuradurías de Trabajadores Xiomara Cardozo y mi persona, concluyéndose allí en efectuar dicha remoción, cuestión que se cumplió en las semanas siguientes.

Sin embargo, a fines del mes de octubre estas dos funcionarias destituidas anteriormente fueron reingresadas a sus cargos, sin explicación alguna, violentando los acuerdos de la reunión mencionada, y atropellando las atribuciones del Coordinador de Zona. La consecuencia de esta medida ha sido la renuncia de la Inspectora Conciliadora de Maracaibo, Carmen Alicia Hernández, funcionaria que jugaba un papel decisivo en la orientación político-jurídica del Ministerio en la zona. Esta medida de reingreso de las dos funcionarias la considero una desautorización hacia mi condición de Coordinador de la Zona Zulia-Falcón, y las interpreto como una demostración de los deseos del Ministerio del Trabajo de prescindir de mis servicios. Considero que a partir de aquí las condiciones bajo las cuales acepté el cargo que el Ministerio me propuso en enero de este año ya no se están cumpliendo. Es el propio ministerio el que ha violado esas condiciones, sin explicación alguna y colocando en entredicho toda la exitosa gestión que aquí hemos adelantado, gestión que puede ser corroborada por el que lo desee entrevistando tanto al personal del ministerio en la zona como a la mayoría de los dirigentes sindicales.

Debo recalcar que mi trayectoria como ciudadano y como revolucionario tiene casi treinta años, en los cuales fui activista del movimiento estudiantil, del movimiento obrero textil, del trabajo campesino e indígena, de los sectores ambientalistas, cooperativistas y culturales, y actualmente del movimiento profesoral universitario, que me ha tocado estar en todos los frentes de batalla, incluyendo largos años de clandestinidad, y que mi aporte al ministerio del trabajo lo he entendido como una tarea más para contribuir a la profundización de los cambios revolucionarios que han comenzado a darse en Venezuela a partir de 1999.

La situación actual presente dentro del Ministerio del Trabajo hace imposible la continuidad de nuestra gestión al frente de esta coordinación. No se puede trabajar con un sabotaje permanente, y teniendo por jefes a enemigos abiertos y declarados cuya actividad desdice de los requisitos que se deberían exigir para ocupar dichos cargos. Es inconcebible cómo existen funcionarios en el Ministerio que tienen más poder que el propio Vice-Ministro y que los Directores Generales Sectoriales, que deciden quién entra y quién sale en el Ministerio en cualquier lugar del país, sin conocer en lo más mínimo la realidad de las distintas zonas. La democracia participativa y protagónica es una entelequia dentro del Ministerio del Trabajo. Se desconocen reiteradamente las opiniones de los directivos regionales del Ministerio, se imponen nombramientos y decisiones totalmente arbitrarias y que responden a mecanismos clientelares propios del puntofijismo. Se coloca al Ministerio al servicio de grupúsculos sindicales que su único poder es contar con votos en la Asamblea Nacional, mientras sus representantes regionales promueven un sindicalismo neoadeco que está siendo rechazado por las bases de los trabajadores en todo el país. Lamentablemente la continuación de esa realidad interna va a llevar al Ministerio del Trabajo a deformar considerablemente al movimiento obrero bolivariano que se está construyendo y hará ingobernable las actividades de las distintas inspectorías en todo el país. Sé que mi salida del cargo llevará probablemente a una caza de brujas por parte de la FBT, que los funcionarios honestos y eficientes que contribuyeron con nuestra gestión serán prontamente arrinconados, desplazados y probablemente removidos de sus cargos. No obstante, no pierdo la esperanza de que en algún momento se impondrá la cordura y la administración del Estado bolivariano pueda colocarse realmente al servicio de los trabajadores y de todo el pueblo oprimido.

Por los momentos, permaneceré a la espera de la
designación de mi sustituto, como complemento de las
medidas que ya han tomado.


Hasta la victoria, Siempre.

Roberto López Sánchez
Coordinador de la Zona Zulia-Falcón


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Roberto López Sánchez

Roberto López Sánchez (Caracas, 1958). Profesor Titular de la Universidad del Zulia (LUZ) con ingreso en 1994. Licenciado en Educación (LUZ, 1994). Magister en Historia (LUZ, 2005) y Doctor en Ciencias Políticas (LUZ, 2013). Actualmente dicta 6 materias en la Licenciatura de Antropología en LUZ: Historia de América; Historia de Venezuela; Intercambios Económicos; Poder y Movimientos Sociales; Culturas Afroamericanas; y Modo de Vida e Identidad Nacional. Ha dictado seminarios a nivel doctoral y nivel maestría en universidades venezolanas; y seminarios de Historia de Venezuela en universidades de Chile y España. Actualmente coordina la Unidad Académica de Antropología. Ha dirigido proyectos de investigación a través del CONDES-LUZ, y CLACSO. Línea de investigación: estudio de los movimientos sociales. Ha publicado más de 50 trabajos científicos. @cruzcarrillo09

 @cruzcarrillo09

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