Toro desvela 200 años de amnesia histórica

(Foto) Embajador Fermín Toro: La Gran Colombia fue destruida por un complot británico

Toro destacó que el tremendo esfuerzo de defender de manera pacífica y democrática la soberanía de Venezuela, está rodeado de amenazas que derivan de un orden mundial.
Foto: Prensa Misión de Venezuela en la ONU

Nueva York -17/12/04.- En conmemoración de los aniversarios 185 de la creación de la República de la Gran Colombia y 174 de la muerte de su Padre Fundador, El Libertador Simón Bolívar, la Misión Permanente de la República Bolivariana de Venezuela ante la ONU fue escenario de un debate-conferencia sobre el Surgimiento y Desaparición de la Gran Colombia, a cargo de su Represente Permanente, Embajador Fermín Toro Jiménez.

Al evento asistieron la Cónsul General en Nueva York, Leonor Osorio Granado; Francisco Cotorreal, Embajador en la Misión Permanente de República Dominicana ante la ONU; Isannia Delgado, Cónsul de Segunda en el Consulado General en Chicago; Nelson González, profesor jubilado de Derecho Internacional  de la Universidad del Zulia, Steve Ellner profesor de la Universidad de Oriente y de la Universidad de Georgetow, funcionarios de la Misión Venezolana y delegados del cuerpo diplomático de la ONU.

La conferencia-debate se inició con unas palabras del moderador, Marcos Fuenmayor, historiador y Consejero de la Misión Venezolana, haciendo mención a acontecimientos actuales que enaltecen la idea de una unión latinoamericana y que van directamente a un aspecto que concierne a las delegaciones de los países miembros de la ONU, como es la manifestación de posiciones conjuntas ante los hechos del acontecer mundial. Fuenmayor en nombre de la Misión Venezolana, puso de manifiesto sus esperanzas para que este debate sirviese como parte de estos esfuerzos desde el seno de la ONU y seguidamente presentó a Toro Jiménez como un académico que ha dedicado gran parte de su vida a la investigación del tema para ofrecer a una variada audiencia de estudiantes, diplomáticos, escritores y juristas, una visión alternativa a la que ha ofrecido la historiografía tradicional, que se enfoca en el impacto de la creación de la Gran Colombia en el escenario internacional de su época y en el contexto de la expansión de los imperios mundiales que en ese momento luchaban por la hegemonía.

200 años de amnesia histórica

Toro Jiménez inició su ponencia recordando a los presentes que los latinoamericanos sabemos lo que fue la magnitud de nuestra empresa libertadora en términos geográficos y de distancias alcanzadas en el continente. “También quiero recordar la importancia de las fuerzas que acompañaron este movimiento para tenerlo vivo en las manos, la boca y el espíritu y poder reconocer como 200 años, a partir de 1999, después se han producido en mi país y en otros países de América Latina, una movilización de masas que ha conducido a la Refundación del Estado”. Destacó cómo ese legado histórico de hace 200 años lo recogemos en la Constitución Bolivariana. “Venezuela ha pasado a ser República Bolivariana de Venezuela y aquí reconocemos cómo este pasado ha irrumpido en el presente como fuerza política y moral aunado al surgimiento de un líder en el escenario amplio de América Latina, como es nuestro Presidente Hugo Chávez que encarna, dirige y se corresponde con este sentir colectivo”.

Toro Jiménez también destacó que este esfuerzo tremendo de defender de manera pacífica y democrática nuestra soberanía, está rodeado de amenazas que derivan de un orden mundial, neoliberal y globalizado que nos ve como un fenómeno inaceptable. “Sucede que esta circunstancia que el pueblo venezolano y otros pueblos han sentido, se traduce más allá de las doctrinas y del cúmulo de ideas que se ha acumulado en este continente: nosotros nos vemos obligados a volver a nuestras raíces para desentrañarlas, pues ahí esta la clave del comienzo y del avance. Hemos padecido 200 años de una amnesia colectiva e histórica y ha sido el pueblo quien, frente a la amenaza del neoliberalismo y de la globalización, ha decidido hacerlo”.    

La utopía es una mentira

El Representante Permanente ante la ONU continuó diciendo que, a pesar de  su existencia efímera y de que los historiadores, pensadores, escritores, y profesores, la han minimizado y la han transformado en una utopía, la República de Colombia sigue existiendo en el imaginario colectivo latinoamericano. Hizo mención a varios hechos y fechas para delinear el desarrollo la Obra Magna del Libertador: 1810, firma de un tratado pre-independentista entre Santiago de León de Caracas y en Santa Fé de Bogota; 1829, creación de la Ley Fundamental de Colombia, que sentó las bases de la primera estructura de la República y se constituyó en un desafío al orden constituído de las conquistas europeas y 1821, creación de la Constitución de Cúcuta. “A partir de allí la Republica comenzó a funcionar como Estado en el orden interno, regulado a través de la República de Colombia que estaba naciendo y, en el orden externo a través de la política exterior lúcida, integracionista y unitarista para América Latina y definida como soberana frente al mundo Europeo y  EEUU”.

Este esfuerzo –aseveró Toro Jiménez- fue como una centella en el firmamento que  desapareció en 1830, sin que aparentemente hubieran quedado rastros mayores de sus existencia. “Fue el momento  de la sepultura de la Gran Colombia que coincidió con la muerte del Libertador”. Para el académico lo más importante es preguntarse qué ha ocurrido hasta ahora con el imaginario colectivo de los venezolanos. “Se nos repitió por generaciones: la Gran Colombia se disolvió por asuntos domésticos, la enemistad entre los caudillos de ambas regiones, José de Santander y José Antonio Páez y las rencillas entre las autoridades de Venezuela y Colombia”.   

Artificio Británico

Una acuciosa investigación de varios años le ha permitido a Toro Jiménez descubrir que la República de Colombia fue en realidad objeto de un “Esteticismo” por la acción de Imperio Británico. “En el estudio de la historia de América Latina sabemos que Argentina, Brasil y Chile quedaron bajo el poder británico, pero de Venezuela y Colombia no se había dicho nada.  Aquí es cuando se erige el verdadero acontecimiento que dio lugar a la destrucción de Colombia y que no fue otra cosa que la instalación  del neocolonialismo en Venezuela, la intervención liquidadora que marca el comienzo de la contrarrevolución y que fue una obra maestra del imperio británico”. Esta mutilación de Colombia, explicó Toro Jiménez, tuvo sus ejecutores internos, “que encubiertos parecían Próceres, pero siguieron alimentado su procerato al servicio de intereses antinacionales. El Imperio Británico no destruyó a Chile, ni a Argentina, pero en el caso de Colombia utilizo un bisturí para destruir ese organismo vivo en la cabecera de América del Sur”.

El inicio del fin de la Gran Colombia se marca con la convocatoria por parte de Páez a una Asamblea Constituyente que se encargaría de redactar una nueva Constitución que estaba dirigida, según explicó el Representante Permanente ante la ONU, a separar a Colombia y Venezuela. “Esta ‘Constituyente’ no era más que un grupo de comerciantes extranjeros establecidos en nuestras costas, exburócratas españoles regresados de Puerto Rico y Cuba al terminar el proceso de emancipación y un grupo de terratenientes que tenían todavía el control de la propiedad territorial.” En esta Constituyente anti-bolivariana y con el apoyo de la Gran Bretaña se construyó ese pseudoestado que se llamo la República de Venezuela, un Estado espúreo, un protectorado extranjero, una semicolonia, dentro de la misma estructura de los vínculos neocoloniales que hoy existen con los Estados Unidos de América y otros países de Europa”.

La rica sesión de preguntas y respuestas que siguió a la magistral presentación de conjeturas y hechos por parte del Embajador Toro Jiménez le permitieron al conferencista expandir el centro de su idea sobre la vuelta al pasado para interpretar su relación con el presente: este golpe de gracia de destrucción de la Gran Colombia fue el resultado de una habilidosa y artificiosa diplomacia y es hoy el más contundente legado de Inglaterra a su sucesor, Estados Unidos, por ello se impone la internacionalización de estos hechos por parte de los representantes del pueblo en la esfera internacional, para poder construir y sobretodo, vigilar y defender desde el exterior el promisorio presente de la República Bolivariana de Venezuela.



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