Mensaje de Dilma Rousseff al Senado Federal y al pueblo brasileño

Dilma Rousseff

Dilma Rousseff

Credito: Web

Brasilia, 16 de agosto de 2016

(Traducción: Anisio Pires)

Me dirijo a la población brasileña y a las Señoras Senadoras y a los Señores Senadores para manifestar una vez más mi compromiso con la democracia y con las medidas necesarias para la superación del impase político que tanto daño ha causado ya al país.

Mi regreso a la Presidencia, por decisión del Senado Federal, significará la afirmación del Estado Democrático de Derecho y podrá contribuir decisivamente para el surgimiento de una nueva y promisoria realidad política.

Mi responsabilidad es grande. Durante las jornadas para defenderme del impeachment me aproximé más al pueblo, tuve oportunidad de escuchar su reconocimiento, de recibir su cariño. Escuché también críticas duras a mi gobierno, a los errores que fueron cometidos y a las medidas y políticas que no fueron adoptadas. Recibo esas críticas con humildad y determinación para que podamos construir un nuevo camino.

Necesitamos fortalecer la democracia en nuestro País y, para esto, será necesario que el Senado encierre el proceso de impeachment en curso, reconociendo, delante de las pruebas irrefutables, que no hubo delito de responsabilidad. Que yo soy inocente.

En el presidencialismo previsto en nuestra Constitución, no basta la desconfianza política para apartar a un presidente. Se tiene que configurar un delito de responsabilidad. Y está claro que no hubo tal delito.

No es legítimo, como quieren hacerlo mis acusadores, destituir al jefe de Estado y de gobierno por el "conjunto de la obra". Quien destituye al presidente por toda su gestión de gobierno es el pueblo y, solo el pueblo, en las elecciones.

Por eso, afirmamos que, si se consuma el impeachment sin delito de responsabilidad, tendríamos un golpe de estado.

La base electoral de 110 millones de electores sería substituida, sin la debida sustentación constitucional, por una base electoral de 81 senadores. Sería un inequívoco golpe seguido de una elección indirecta.

Al contrario de eso, entiendo que la solución para la crisis política y económica que enfrentamos pasa por el voto popular en elecciones directas. La democracia es el único camino para la construcción de un Pacto por la Unidad Nacional, el Desarrollo y la Justicia Social. Es el único camino para que salgamos de la crisis.

Por eso, la importancia de que asumamos un claro compromiso con el Plebiscito y por la Reforma Política.

Todos sabemos que hay un impase generado por el agotamiento del sistema político, tanto por el excesivo número de partidos como por las prácticas políticas cuestionables, lo que exige una profunda transformación en las reglas vigentes.

Estoy convencida de la necesidad y daré mi apoyo irrestricto a la convocación de un Plebiscito, con el objetivo de consultar a la población sobre la a realización anticipada de elecciones, así como sobre la reforma política  electoral.

Debemos concentrar esfuerzos para que sea realizada una amplia y profunda reforma política, estableciendo un nuevo marco institucional que supere la fragmentación de los partidos, moralice el financiamiento de las campañas electorales, fortalezca la fidelidad partidaria y que le dé más poder a los electores.

La restauración plena de la democracia requiere que la población decida cuál es el mejor camino para ampliar la gobernabilidad y perfeccionar el sistema político electoral brasileño.

Debemos construir, por tanto, un amplio Pacto Nacional, basado en elecciones libres y directas, que involucre a todos los ciudadanos y ciudadanas brasileños. Un Pacto que fortalezca los valores del Estado Democrático de Derecho, la soberanía nacional, el desarrollo económico y las conquistas sociales.

Ese Pacto por la Unidad Nacional, el Desarrollo y la Justicia Social permitirá la pacificación del País. El apaciguamiento de los espíritus y la moderación de las pasiones deben sobreponerse a todo y a cualquier sentimiento de desunión.

La transición para ese nuevo momento democrático exige que sea abierto un amplio diálogo entre todas las fuerzas vivas de la Nación Brasileña con la clara conciencia de que lo que nos une es Brasil.

Diálogo con el Congreso Nacional, para que, conjunta y responsablemente, busquemos las mejores soluciones para los problemas enfrentados por el país.

Diálogo con la sociedad y los movimientos sociales, para que las demandas de nuestra población sean plenamente respondidas por políticas consistentes y eficaces. Las fuerzas productivas, empresarios y trabajadores, deben participar de forma activa en la construcción de propuestas para la retomada del crecimiento y para la elevación de la competitividad de nuestra economía.

Reafirmo mi compromiso con el respeto integral a la Constitución Ciudadana de 1988, destacando los derechos y garantías individuales y colectivos que están establecidos en ella. Nuestro lema seguirá siendo "ningún derecho a menos".

Las políticas sociales que transformaron la vida de nuestra población, asegurando oportunidades para todas las personas y valorizando la igualdad y la diversidad deberán ser mantenidas y renovadas. La riqueza y la fuerza de nuestra cultura deben ser valorizadas como elemento fundador de nuestra nacionalidad.

Generar más y mejores empleos, fortalecer la salud pública, ampliar el acceso y elevar la calidad de la educación, asegurar el derecho a la vivienda y expandir la movilidad urbana son inversiones prioritarias para el Brasil.

Todas las variables de la economía y los instrumentos de la política necesitan ser canalizados para que el País vuelva a crecer y a generar empleos.

Eso es necesario porque, desde el inicio de mi segundo mandato fueron bloqueadas, medidas, acciones y reformas necesarias para que el país enfrentase la grave crisis económica. Las llamadas pautas-bomba* fueron impuestas, bajo la lógica irresponsable del "cuanto peor, mejor".

Hubo un esfuerzo obsesivo para desgastar al gobierno, sin importar los resultados dañinos impuestos a la población. Podemos superar ese momento y juntos buscar el crecimiento económico y la estabilidad, el fortalecimiento de la soberanía nacional y la defensa del Pré-sal** y de nuestras riquezas naturales y minerales.

Es fundamental la continuidad de la lucha contra la corrupción. Este es un compromiso innegociable. No aceptaremos cualquier pacto a favor de la impunidad de aquellos que, comprobadamente, y después del ejercicio pleno del contradictorio y de la amplia defensa, hayan practicado ilícitos o actos de improbidad.

Pueblo brasileño, Senadoras y Senadores,

Brasil vive uno de los más dramáticos momentos de su historia. Un momento que requiere coraje y claridad de propósitos de todos nosotros. Un momento que no tolera omisiones, engaños, o falta de compromiso con el país.

No debemos permitir que una eventual ruptura del orden democrático, basado en el impeachment sin delito de responsabilidad, fragilice nuestra democracia, sacrificando los derechos asegurados en la Constitución de 1988. Unamos nuestras fuerzas y propósitos en la defensa de la democracia, el lado correcto de la Historia.

Tengo el orgullo de ser la primera mujer electa presidenta de Brasil. Tengo el  orgullo de decir que en estos años ejercí mi mandato de forma digna y honesta. Honré los votos que recibí. En nombre de esos votos y en nombre de todo el pueblo de mi País voy a luchar con todos los instrumentos legales de que dispongo para asegurar la democracia en Brasil.

A esta altura todos saben que no cometí delito de responsabilidad, que no hay razón legal para ese proceso de impeachment, pues no hay delito. Los actos que practiqué fueron actos legales, actos necesarios, actos de gobierno. Actos idénticos fueron ejecutados por los presidentes que me antecedieron. No era delito en la época de ellos, y tampoco lo es ahora.

Jamás se encontrará en mi vida un registro de deshonestidad, cobardía o traición. Al contrario de los que iniciaron este proceso injusto e ilegal, no tengo cuentas secretas en el exterior, nunca desvié un centavo del patrimonio público para mi enriquecimiento personal o de terceros y no recibí propina de nadie.

Ese proceso de impeachment es frágil, jurídicamente inconsistente, un proceso injusto, desencadenado contra una persona honesta e inocente. Lo que pido a las senadoras y a los senadores es que no se haga la injusticia de condenarme por un delito que no cometí. No existe injusticia más devastadora que condenar a un inocente.

La vida me enseñó el sentido más profundo de la esperanza. Resistí la cárcel y la tortura. Me gustaría no tener que resistir al fraude y a la más infame injusticia.

Mi esperanza existe porque es también la esperanza democrática del pueblo brasileiro, que me eligió dos veces Presidenta. Quien debe decidir el futuro del País es nuestro pueblo.

La democracia ha de vencer.


Dilma Rousseff

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(*)Proyectos presentados y aprobados en el Congreso por el corrupto y destituido ex presidente de la Cámara de diputados, Eduardo Cunha, los cuales al comprometer las finanzas públicas dificultaron todavía más la gobernabilidad del gobierno de la Presidenta Dilma Rousseff

(**)Pre-Sal: Nombre técnico de una camada geológica submarina ubicada en la plataforma submarina brasileña y que le da el nombre a las nuevas y enormes reservas de petróleo encontradas por PETROBRAS. Por detrás de esta riqueza se encuentran los intentos políticos de privatizar la estatal brasileña bajo la presión de las petroleras norteamericanas.



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