En Venezuela recuerdan la visita del vicepresidente de EEUU Richard Nixon, recibido "calurosamente" por manifestantes

El entonces vicepresidente de los Estados Unidos, Richard Nixon.

El entonces vicepresidente de los Estados Unidos, Richard Nixon.

Credito: Archivo

13-05-15.-El 13 de mayo de 1958, tras la caída de la dictadura de Pérez Jiménez, Venezuela recibe la inoportuna visita del para entonces vicepresidente de los Estados Unidos, Richard Nixon.

Estados Unidos, durante las administraciones de Truman y Eisenhower, había mantenido una relación continental fundamentada en el apoyo a los regímenes militares que azotaban la región.

La dinámica de la guerra fría y el combate al comunismo, privilegiaban los gobiernos de fuerza como mecanismo idóneo para conjurar cualquier amenaza izquierdista.

Odría en Perú, Fulgencio Batista en Cuba, Trujillo en República Dominicana, Somoza en Nicaragua, Rojas Pinilla en Colombia y Pérez Jiménez en Venezuela, aparecían como dictadores protegidos por Washington, que en el caso venezolano había conferido al jefe del gobierno militar la más alta condecoración que otorgaba, declarando además que era el “prototipo de gobernante” deseable para América Latina.

Acciones que trajo como consecuencia el total fracaso de la gira de Nixon pues en todos los sitios grandes multitudes protagonizaron disturbios y protesta por tan repudiado visitante.

En Caracas, desde su arribo al aeropuerto internacional de Maiquetía, y pese a las medidas de seguridad previstas, miles de personas le expresaron su rechazo, recibiéndolo a él y a su esposa con una lluvia de escupitasos que no pudo ser evitada por el cordón de seguridad. 

Al transitar por la avenida Sucre de la zona de Catia, en las cercanías de la urbanización 23 de Enero -donde habitan gran cantidad de izquierdistas-, la caravana de Nixon fue interceptada, al punto de romperle las ventanas a algunos de los carros.

El canciller Oscar García Velutini, que acompañaba al futuro presidente de Estados Unidos, en el automóvil blindado que lo trasladaba a Caracas, presenció atemorizado como grandes turbas exaltadas le cerraban el paso bamboleando el carro y lanzándole todo tipo de objetos contundentes, en medio de los temores e incertidumbres por la suerte del dignatario extranjero.



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