10 de diciembre de 2010 - El tiempo corre hoy en contra del presidente Barack Obama y su agenda de gobierno en Estados Unidos.
En la medida que persiste la negativa de los Demócratas en la Cámara de Representantes y el Senado de aceptar el compromiso fiscal negociado con la oposición por el gobernante, se amplian las diferencias.
La situación es crítica pues los días que le quedan de vida al Congreso 111 son escasos, apenas una semana, y ya no es un pulseo entre demócratas y republicanos, sino que entre los propios demócratas y su presidente hay desacuerdo para lograr un avance en la agenda de gobierno.
Legisladores, encabezados por el representante demócrata Peter Welch, manifestaron la víspera su oposición a acceder a las demandas republicanas para extender las reducciones fiscales aprobadas durante el gobierno de George W. Bush para millonarios y multimillonarios.
El ocupante de la Casa Blanca persiste en defender el acuerdo alcanzado con la oposición tras semanas de negociaciones y alega que un fracaso traerá consecuencias negativas sobre los salarios y la actividad económica estadounidense.
En su opinión, las familias de clase media "comenzarán 2011 sabiendo que tendrán más dinero para pagar sus facturas cada mes, más dinero para pagar los estudios y más dinero para criar a sus hijos".
Pero los legisladores están reacios a aceptar esto, y piden que el acuerdo logrado el lunes no sea tan favorable para los republicanos.
Esto hace que el tiempo esté en contra de Obama. En enero los republicanos serán mayoría en la Cámara y aumentarán su presencia en el Senado a causa de su victoria en noviembre último, lo que hará más difícil las negociaciones si los dos partidos no encuentran un punto de contacto que permita avanzar la agenda presidencial.
Si no hay acuerdo no sólo los impuestos de todos los estadounidenses aumentarán el 1 de enero, estiman comentaristas políticos.
Además, difícilmente se aprobará una iniciativa migratoria para favorecer a los estudiantes y jóvenes hijos de inmigrantes indocumentados, e igual suerte amenaza al plan de desarme nuclear con Rusia conocido como START por sus siglas en inglés, dos asuntos considerados prioritarios por Obama.
