19 de abril de 1810, análisis político de los hechos históricos

Para los patriotas revolucionarios seguidores de los ideales Bolivarianos, Robinsonianos y Zamoranos; el 19 de abril de 1810 fue un hito histórico que marco el inicio de las gesta emancipadora de la patria americana en contra del yugo y la hegemonía del imperio español.

El capitalismo ha manejado la historia de tal manera que nos ha presentado una serie de pensamientos abstractos, sin conexión dialéctica, que sirve solo para que nuestros niños y adolescentes en la escuela memoricen a regañadientes fechas y personajes. En contraposición, el socialismo nos permite crear, investigar y conectar los hechos históricos con nuestras realidades, sirviendo la historia para explicar nuestro pasado y enrumbar nuestro futuro. En este sentido, para comprender mejor los hechos históricos sobre 19 de abril de 1810, es necesario analizar la realidad política de España y de la America Española de aquel entonces.

La situación política de España antes del 19 de abril de 1810 era la siguiente: ocupaba el trono español Carlos IV, monarca débil, dominado por su mujer y por el favorito de ésta, el ministro Godoy. España padecía las consecuencias de la desorganización fiscal y administrativa y el desorden de la política interna, todo lo cual se reflejaba en la debilidad económica del país.

Algunos círculos de la nobleza y de la burguesía española confiaban en la caída de Godoy y la llegada al trono del príncipe heredero Fernando. Para aquellos círculos, la idea del matrimonio de Fernando con una parienta de Napoleón, habría de facilitar la introducción de reformas y la tranquilidad política. Fernando había pedido en matrimonio a una parienta de Napoleón; pero éste rehusó aceptar.

Las querellas de los círculos gobernantes de España facilitaron los propósitos de destronar la monarquía española por parte del Emperador francés. Napoleón envió a España un ejército de 30.000 hombres. El Rey Carlos IV, su mujer y su ministro Godoy huyeron de la capital; pero el pueblo, amotinado en Aranjuez encarceló a Godoy y obligó a Carlos IV a abdicar en favor de su hijo Fernando.

Napoleón se negó a reconocer a Fernando, hizo que Carlos IV y Fernando abdicaran a su favor, y pocos días después ordenaba a su hermano José Bonaparte, Rey de Nápoles, trasladarse a España y ocupar el trono. Estos hechos provocaron la insurrección del pueblo de Madrid el 2 de mayo de 1808 y el comienzo de la guerra contra los franceses.

Mientras los círculos de la monarquía española se plegaron a Napoleón y traicionaron la causa de España, los campesinos, los artesanos, el pueblo en general, sostuvieron una terrible guerra contra los invasores.

El mismo año 1808, los patriotas españoles constituyeron una Junta Suprema Central Gubertiva del Reino, para que gobernara a nombre de Fernando VII. El avance de las tropas francesas hizo que se disolviera esta Junta, quedando el gobierno provisional en un Consejo de Regencia compuesto por cinco miembros, entre ellos uno designado como representante de las colonias. La Junta Central, antes de disolverse, declaró solemnemente que las antiguas colonias serían consideradas en lo sucesivo como provincias españolas, con los mismos derechos que las metropolitanas.

Los sucesos de España fueron noticias que produjeron profunda conmoción en Caracas. El Cabildo, a nombre de la ciudad, juró fidelidad a Fernando VII, y el pueblo manifestó públicamente su hostilidad a los franceses.

Sin embargo, los grupos revolucionarios (entre los cuales destacan Bolívar, Miranda, Sucre, Ribas, entre otros), que ya comenzaban a organizarse, vieron en estos hechos la oportunidad de consumar un movimiento autonomista que pusiera el gobierno de la Capitanía General en manos de los venezolanos. Este propósito se logró el, 19 de Abril de 1810, fecha que marca el comienzo de nuestro proceso de independencia.

Los revolucionarios querían formar una Junta de Gobierno autónoma que asumiera el gobierno de la Capitanía General a nombre de Fernando VII, sin sujetarse al Consejo de Regencia. A falta del Rey legítimo, las provincias venezolanas, declaradas iguales a las españolas se consideraban con derecho a darse un gobierno propio hasta tanto se restableciera la monarquía española.

El carácter de este gobierno "conservador de los derechos de Fernando VII" no le permitía ir más allá de la autonomía que se había proclamado el 19 de abril. Por esa razón, la Junta resolvió convocar a elecciones e instalar un Congreso Nacional que decidiera la suerte futura de las provincias venezolanas.

Al sustituirse la autoridad del Rey por el principio de la soberanía popular inherente a los movimientos y a la teoría política de 1810 y 1811. En medio de aquella pluralidad compleja de identidades que conformaban a la América española, existía un grado superior de identidad que se hacía visible en la Capitanía General de Venezuela: la pertenencia a la Monarquía o, en los términos de 1808, la pertenencia a la nación española.

Se trataba de una identidad muy fuerte no sólo por su componente dominador, sino también –en especial para buena parte de los criollos por la memoria de su lugar de origen en la Península y por unos vínculos familiares con los peninsulares que el continuo flujo migratorio reforzaba.

La unidad política americana se basaba en vínculos personales y colectivos con el Rey, ratificados por un juramento de fidelidad. A su lado existía una unidad político-religiosa fundamentada en la adhesión a los valores de una Monarquía Católica. Así la lealtad al Rey es inseparable de la adhesión a la religión. El discurso patriótico de 1810, por ejemplo, expresa sin cesar estos valores, compartidos a su vez por la masa de la población.

Así se presentaba la dificultad: ¿Cómo pensar la independencia bajo esta identificación con el catolicismo y con la lealtad monárquica? Es decir, ¿cómo se puede al mismo tiempo ser independiente, republicano y católico?

De allí que a pesar del movimiento sedicioso contra la Monarquía española se proclame la lealtad al Rey Fernando VII y a su religión; “la máscara de Fernando, la máscara de la libertad” de que hablan algunos. El proceso de independencia se convierta entonces en una guerra civil. Es decir, se trataba más que de un proceso bélico contra la Monarquía, de un enfrentamiento entre venezolanos, una vez desintegrada la estructura de poder interna de la sociedad colonial, que se había buscado preservar una vez iniciada la disputa de la Independencia.

En este orden de nos relata Alfonzo Rumazo González, en su obra Antonio José de Sucre Biografía: “pero solo los selectos eran republicanos, los demás, y el pueblo en inmenso volumen, seguía leales a la monarquía. La convicción de independencia fue calando en la masa lentamente difícilmente”

Solo nuestros libertadores tuvieron el temple, el coraje y la sabiduría política de encaminar el movimiento del 19 de abril de 1810, a favor de los más desposeídos, a favor de los pobres, de los desarrapados del mundo, de los eternos miserables, de los oprimidos, de los despreciados por el color de la piel. Sentimiento este que se palpa en el discurso de nuestro libertador ante la sociedad patriótica de 3 de julio de 1811: “Lo que queremos es que esa unión sea efectiva, para animarnos a la gloriosa empresa de nuestra libertad; unirnos para reposar, para dormir en los brazos de la apatía, ayer fue una mengua, hoy es una traición. Se discute en el Congreso nacional lo que debiera estar decidido. ¿Y que dicen?. Que debemos comenzar por una confederación, como si todos no estuviésemos confederados contra la tiranía extranjera. Que debemos atender a los resultados de la política de España. ¿Qué nos importa que España venda a Napoleón sus esclavos o que los conserve, si estamos resueltos a ser libres? Esas dudas son tristes efectos de las antiguas cadenas. Que los grandes proyectos deben prepararse en calma. Trescientos años de calma. ¿No bastan?...”

Viva Bolívar, Viva Miranda, Viva Rodríguez, Viva Zamora…Patria Socialista o Muerte… ¡Venceremos¡

*FRENTE CAMPESINO NELSON LOPEZ


abrahamcoiman@gmail.com


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