En su más reciente “escrito”
para el Nuevo Herald y todos los diarios GDA, el ex-argentino Andrés
Oppenheimer nos cuenta que, enviado por sus jefes de Miami y Washington,
viajó a Lima a entrevistar al alicaído presidente peruano (ese
sí que va palo abajo en las encuestas sobre aceptación popular, ya
anda por debajo de 28% y acercándose a los niveles de su antecesor).
No quiso el entrevistador
formularle, por elemental cortesía y delicadeza, al señor Alan García
la incómoda pregunta sobre ¿a qué atribuye las causas de su derrumbe
en la aceptación popular? -inconcebible con tan poco tiempo en el gobierno
y aplicando todas las recetas “fabulosas” que predica Openheimer-;
mejor no preguntar, no vaya a ser que resulte que el TLC con EE.UU.
(receta favorita del sesudo “analista” y entrevistador, para todo
el continente) sea uno de los factores que explican su caída en desgracia
frente al pueblo peruano. Así que, mejor, a desviar la atención con
su permanente y narcisista obsesión: Hugo Chávez.
Comenta Oppenheimer que
“tras una sonrisa pícara” y las respuestas del presidente peruano
a sus insinuaciones, concluyeron en que: si se descubre que los pueblos
originarios (que para desgracia de algunos, en Perú son mayoría) deciden
levantarse contra la oligarquía limeña, pues entonces la culpa será
de Chávez. Y eso será catalogado como terrorismo.
Openheimer no pudo evitar
caer en la tentación de acordarse y recordarle su origen (le
mentó la madre) al presidente García, cuando asevera que se trata
de “un ex populista de izquierda”, rescatado -justo a tiempo- por
Vargas Llosa, Montaner y Plinio Apuleyo “de esas idioteces con que
comulgaba en el pasado” y está seguro -Oppenheimer- que sabrá enfrentar
con hidalguía el peligrosísimo “expansionismo bolivariano como debe
ser”. Por eso, Andrés escribe el “claro” mensaje final de Alan
a Chávez: “con mis casas del alba no te metas”.
Luego, Oppenheimer nos
abre los ojos frente a otro gran descubrimiento, que ni la inteligencia
USAmericana había logrado descifrar: la construcción de la MEGAEMBAJADA
en Obrajes, La Paz, Bolivia; futuro centro de entrenamiento (¿de quien?)
y de difusión andina de la revolución bolivariana. ¿A que estará
“apostando” el sesudo analista?.
Pues, si a mega-embajadas
e injerencias vamos, se le olvida a Oppenheimer mencionar el papel que
viene haciendo el embajador gringo en Bolivia y su combo (Usaid y Cia),
y ahí si hay pruebas para regalar, no como las alocadas hipótesis
desinformativas por las que transitan sus escritos mayameros. Ese embajador
imperial sí viene haciendo en Bolivia cuanta maniobra se le ocurre
para tratar de revertir la decisión de un pueblo por ser libre y dueño
de sus recursos. Muy bien Andrés, sigue así que tú y tus vínculos
van quedando cada vez más en evidencia. Bolívar Vive.