Bush lo ha dicho: “Con buenos lacayos jamás se pierde una guerra”

Los idiotas y el fuerte olor a petróleo

Bien lo decía Ivo Andric, que para Bolívar jamás existió una victoria final, así como tampoco una derrota definitiva. Bush está brincando porque ha creído que le llegó la hora de darle el zarpazo brutal a Venezuela, en razón de lo que aconteció el 2-D, y está equivocado de plano. Por eso está movilizando con urgencia a todos los lacayos latinoamericanos, principalmente a la gusanera cubana y a los neoliberales como Mario Vargas Llosa.

Me refiero a los que confeccionaron “El Manual del Perfecto idiota Latinoamericano... y español”. Bueno, a lo mejor los chapistas somos idiotas (en el sentido de aquel protagonista de una de las novelas más terribles de Dostoyevski). Ahora los que no son IDIOTAS, están felices porque a Venezuela nos pueden congelar nuestros capitales en el Norte.

Ya sabemos quienes no son IDIOTAS para Mario Vargas Llosa y su gente, tipos como el Matacuras, como Federico Alberto Ravell, Kiko y Carla Angola, Manuel Rosales y Teodoro Petkoff, por ejemplo.

Los escritores como don Mario Vargas Llosa (junto con su hijo y los neoliberales de Carlos Montaner y Apuleyo Mendoza), me recuerdan a aquel Rómulo Gallegos que suspiraba imaginándose los llanos cruzados por caminos de hierro, porque creía que estas estructuras (bancos, rascacielos y ferrocarriles) por sí mismas nos iban hacer más humanos. Estructuras que a unos hacen más vivos y miserables, a otros más pendejos y abúlicos. El socialismo, hay que decirlo no tiene nada que ver con desarrollo tecnológico, SINO CON DESARROLLO HUMANO. He ahí parte de una gran confusión que incluso ha atrapado a algunos marxistas. Hay que tener cuidado con los análisis en los que se tocan como una misma tecla, perfectamente, marxistas y capitalistas.

Según "El Manual del Perfecto Idiota...", los hispanoamericanos somos tontos de capirote, menos, claro, el Carlos Montaner, Plinio Apuleyo Mendoza, Álvaro y don Mario Vargas Llosa, y los latinos que viven y van a Miami de vez en cuando a echarse un polvete. Ahora con el petróleo los NO IDIOTAS están cogiendo algún respiro, renovando fuerzas para pudrirse mejor. Hay un aire de esperanzas en los ladrones y lacayos que lo reciben todo de lo que se está recogiendo de la buena cosecha de petrodólares, como lo ha sabido hacer Antonini Wilson. Los ricos nunca pierden en este mundo capitalista, porque un rico es hijo mimado y un protegido del Departamento de Estado. Sin los primeros no existen los otros. Por eso han gritado eufóricos: ¡VIVA LA EXXON MOBIL!

Por eso, los venezolanos como Antonini Wilson, Orlando Urdaneta y Patricia Poleo, ahora pueden darse el lujo de ponerse de tú a tú con la gusanera cubana, y se han convertido en asesores estrellas del gran complot multinacional contra Chávez.

El quejido monocorde de don Mario Vargas Llosa y sus pupilos es que debemos copiar el modelo estadounidense para salir de abajo cuando (¡tremendo peo!) ya no quedan otros idiotas peores a nosotros a los cuales esquilmar. Qué dilema tan arrecho, caramba.

Claro, hay que copiar a como dé lugar ese neoliberalismo que produce la mayor suma de bienes materiales, orden y estabilidad (aunque de vez en cuando termine con invasiones a los vecinos, con creaciones de protectorados y con millones de seres calcinados por bombas de gran potencia; en idílicos campos de concentración, en hornos crematorios y en una pavorosa hambruna como la africana, y en inextinguibles odios fundados en el éxito y la competitividad).

Esos neoliberales, ricos, podridos en vaciedades y lujos a costa de nosotros los pendejos, claro, que primero asesinan, explotan y matan de hambre a los pueblos para luego hacerse filántropos. Según ellos qué “grandes” seríamos si a los caribeños, por ejemplo, los pudiéramos hacer engullir celulares, playstations o bombas lapas, por ejemplo. Venderles armas para que se maten en nombre de la libertad que les negamos; que se mutilen como bestias que ya sabremos crear fundaciones humanitarias, filantrópicas y procurar ponerles prótesis hasta en el culo. Para progresar no hay más que procurar el exterminio del más débil (siempre idiota).

Don Mario está arrecho porque los carburantes en Europa siguen altos, y cada vez que llena el tanque de su vehículo, dice “por culpa de esos coños idiotas”, en los que incluye también a los árabes. A falta de la imposibilidad de convencernos, les queda la mofa, la burla. Y seremos los últimos en reír, claro, con la risa de las calaveras.

El modelo que él y su pandilla (incluidos los del G-8) quisieran para nosotros es el que sobrevive del negocio de las mafias, el que permite obtener millones de dólares con la prostitución infantil y las drogas; el de los ejecutivos sin almas y pederastas, miembros del Banco Mundial quienes sostuvieron en Nairobi, que la solución al problema africano estaba

en la capacidad de destrucción que en ese continente pueda ocasionar el hambre y el SIDA.

No se quedan con los brazos cruzados las transnacionales que ya han infectado toneladas de sangre con SIDA, que nos venden millones de dólares en medicamentos caducados (sólo para idiotas) con venenos o virus (como los casos que se han dado en el Amazonas, en el Ecuador). Qué caro les salimos los idiotas.

A los idiotas no les sale sino armas, drogas, y programas de tele estupidizantes (como aquella bazofia de Laura en América), y traganíqueles, y un sin fin de basura tecnológica para que se pudran como brutos.

Se esfuerzan por hacernos maricones. Aunque ha sido política de los yanquis, enseñarnos a mascar chicle, rodar en patinetas y jugar al freesbe en cuatro manos y pasear en chanclas (nada idiotas).

Cada vez que hemos querido dejar volver a la tribu de donde venimos se nos aplasta con marines, y aparecen los Apuleyo, Montaner y Vargas Llosa celebrando nuestras derrotas, porque a estos tíos no les gustaría de veras que seamos lo que realmente somos porque implicaría una caída en las ventas de sus bazofias. Como dijera García Márquez: "No nos han dejado vivir nuestras oscuridades". A cada oscuridad nuestra llegan los gringos y nos alumbran con sus farolas, artificiales, las que alucinan: máquinas y pruritos de progresos tecnológicos. Sus linternas ha sido esa cadena de monstruos como los Pinochet, Perón, Porfirio Díaz, Batista, Stroessner, Somoza, Trujillo, Duvalier, Juan Vicente Gómez, Marcos Pérez Jiménez, Lili (La Pantera), gorilas peruanos y argentinos con sus rosarios de lacras (los cuales para don Mario y compañía no eran idiotas, pues estaban impuestos por los que ellos admiran).

Idiota en absoluto lo fue el famoso liberal Francisco Soto quien dio el primer paso para que Estados Unidos se anexara Panamá; después, el ideólogo más sutil y profundo de todos ellos, Florentino González, quien pidió formalmente a su partido que Colombia se anexase al Vil Brother como única vía para salir de las guerras internas.

Qué simplismo más burdo ese, de que debe prodigarse a las empresas un movimiento de acción ilimitado; un capitalismo sin trabas para que toda la sociedad dependa del humor de los mercados, de las cotizaciones en la bolsa, cuando han sido los empresarios e inversionistas quienes han destruido nuestras libertades con el control nefasto y pernicioso que ejercen sobre los tribunales de justicia, sobre el poder Ejecutivo y Legislativo y los medios de comunicación. Vargas Llosa estuvo contento con Caldera, como lo estuvo con Carlos Andrés Pérez (esos sí eran demócratas, carajo), porque subieron a gatas al poder con la manida consigna de que sacudiría las liendres y las ratas del burdel, y lo que hicieron fue coaligarse con la madame que lo atendía, para que ni por el carajo perdiéramos nuestra condición, y su hijo junto Plinio Apuleyo y Montaner pudieran vender su bazofia sobre los idiotas. ¿Qué tal?

jrodri@ula.ve


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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