Arturo Uslar Pietri y los intereses norteamericanos en Venezuela

Como Rómulo Betancourt siempre quiso ser escritor, admiraba a don Arturo Uslar Pietri. Como político lo enfrentó en la década de los 40, pero más tarde, en la década de los cincuenta, se arrepintió. Los amigos intelectuales adecos de Betancourt eran muy amigos de Uslar: Andrés Eloy Blanco, Rómulo Gallegos, Mariano Picón Salas, Gonzalo Barrios, Alberto Adriani. Para la década de los 50, ya Betancourt era un hombre totalmente distinto, y había “superado todos sus prejuicios anti-burgueses”. Cuando Betancourt toma el poder en 1959, una de las primeras cosas que hace es llamar a Uslar, y pedirle que le ayude en su programa de gobierno. Le dio la honrosísima distinción de encomendarle la inauguración de la estatua de Bolívar en Washington que había ordenado hacerla Marcos Pérez Jiménez. Allá en la tierra del Norte, junto con el Presidente Eisenhower, Uslar presidió los actos en representación de Venezuela.

Como Betancourt le dio luz verde, él comenzó a tener presencia en el escenario político nacional, y con fines muy claros; Uslar abrió una empresa con fuertes lazos con Estados Unidos. Sin duda que su proyecto era orientar el país hacia una dirección que Betancourt deseaba pero que no podía poner en práctica dados sus compromisos con su partido. Ambos sabían muy lo que tenían que hacer, cada cual por su lado pero apuntando hacía los mismos fines.

Ya veía Uslar, que tanto para Washington (lo más importante) como para Betancourt, estaba convertido en todo un verdadero Presidenciable. Comenzaron a llegarle dólares, y se movió para echar las bases de un partido político que le quitase votos a la Cruzada Cívica Nacionalista de Pérez Jiménez y a URD. Así Betancourt mataba a dos pájaros de un solo tiro.

Entonces se veía con frecuencia a Uslar dando declaraciones por El Nacional. Miguel Otero Silva ya estaba plenamente conquistado por las empresas norteamericanas, luego de que SEARS lo pusiese en serio aprieto, quitándole toda su propaganda. Fue una experiencia terrible para MOS que le dejó muy “buenas lecciones”. Cuando en 1959 la empresa norteamericana SEARS amenazó a El Nacional con no darle más propaganda, por las informaciones que éste estaba difundiendo sobre la alianza del referido consorcio con la Seguridad Nacional, para presionar, torturar y amenazar a aquellos clientes morosos, MOS se quebró, cedió sin escrúpulos, sin haber siquiera escrito una sola línea contra la bochornosa y degradante presión ejercida contra su diario. Con razón decía el general  Marcos Pérez Jiménez: “A Miguel Otero Silva lo que le interesaba eran los reales. Y Quizás por eso se puso el traje de comunista, para obtener más dividendos. Los Otero Silva se asociaron con los Rockefeller”. Pero esta asociación con los Rockefeller vendrá a través de Uslar y de don Diego Cisneros. Uslar habló con Betancourt y sacó a MOS del atolladero en que se encontraba; en pago, se le nombraría después director de El Nacional.

En este mundo capitalista nada se hace gratuitamente.

Entonces, con el visto bueno de Washington, apoyado por Betancourt y contando con las páginas de El Nacional, AUP, se metió en el candelero político criollo. Su debut fue con el asunto de las concesiones petroleras, y cada día estaba pidiendo por la prensa debatir el tema con Juan Pablo Pérez Alfonso. AUP estaba a favor de que se le dieran más concesiones a las compañías petroleras porque en su concepto gastaban centenares de millones de bolívares en inventariar nuestra riqueza, en hacer exploraciones y en recorrer el país buscando oro negro.

Siempre, como digo, Uslar nació para estar enchufado con todos los gobiernos. En cuanto muere Gómez, López Contreras lo nombra Director de Información del Ministerio de Relaciones Exteriores, y después cuando Enrique Tejera renuncia él pasa a ocupar la cartera de Educación. Luego con Medina pasa casi dos años en la Secretaria de la Presidencia, con una interrupción de seis mese en el Ministerio de Hacienda. Con Pérez Jiménez, de bajo perfil es el dueño de la cultura nacional. Con la democracia tiene muchos cargos políticos y financieros, y pasa quince años ocupando una curul de senador. Sería el primer senador por el Distrito Federal. AUP se llevó el galardón más preciado del poder legislativo, “HOMBRE CONGRESO”, y él mismo dice que lo obtuvo “porque yo era un hombre de integridad moral. Acción Democrática no tuvo objeción en darme los votos y con los de la oposición y los de AD, actué (con mucho orgullo) como “HOMBRE CONGRESO” en la Comisión Delegada. Debo decirlo, a gran satisfacción de todo el mundo, porque ni el gobierno ni la oposición me reclamaron nunca nada, estuvieron sumamente concordes con todo lo que hice. Me tocaron momentos muy difíciles, como el allanamiento de Sáez Mérida y Eloy Torres, ya que era mi voto el que decidía, y pude manejar con mucho equilibrio y prudencia, de tal manera que el día que terminé, tanto el gobierno como la oposición me llenaron de elogios, me agradecieron mucho lo que había hecho. Eso contribuyó a esa visión de mi posible candidatura como hombre que podía ser un símbolo de unidad nacional, y cumplir un papel importante en el porvenir político.[1]”.

AUP ciertamente siempre la pasó muy feliz en el Congreso, dialogando, compartiendo buenos regalos, buenas comidas y refrigerios. Le gustaban hasta los chistes vulgares de los “pata en el suelo y bochincheros” como él les llamaba.  Después de todo no eran tan feos ni tan groseros ni tan patanes los adecos. Descubrió que eran muy simpáticos. Él les decía en su cara que era un burgués pero que le encantaría meterse en la piel del más miserable Juan Bimba y sentirse adeco por unos cuatro días. “Debe ser maravilloso. Después de todo ser primitivo no es del todo malo.” Como nunca se sintió verdaderamente del pueblo. Aprendió a jugar dominó, truco y bolas criollas. Hasta en mangas de camisa lo vieron varias veces chanceándose con los porteros, a los que siempre les llevaba algún regalito. “Yo creo dentro de mí hay mucho de adeco, pero eso lo dejaremos para la otra vida”, y se reía a carcajadas. Qué tiempos. 

El país nada sabía del negocio petrolero; eso era un tema tabú, algo casi esotérico. Y en este mar de ignorantes que lo éramos casi todos, Uslar con aquella voz hueca, llenas de volutas grandilocuentes, de sentencias maravillosas, con aquella parsimonia de sabio sobrado para esta binación de negros, indios y mulatos; extremadamente incultos, flojos y sinvergüenzas, introdujo una palabra que todavía los grandísimos farsantes usan con mucha pompa para asegurar que vamos muy mal y que ellos (los que la pronuncian) tienen la llave salvadora de todo: DISPARATE. Casi todo lo que el gobierno hace es un DISPARATE. Los venezolanos somos los reyes de los DISPARATES. Hay que ver con cuanta prepotencia pronunciaba esta palabra, y a casi todo el mundo, pues, se le caían las  babas oyendo aquellas profundas reflexiones del más grande gurú que había parido la tierra de Bolívar.

El gurú estaba a toda hora dando lecciones de historia, de moral y de conocimientos profundos en un programa que se llamaba Valores Humanos. Cuando empezaba su programa, acuñó por aquellos días una expresión que conmocionó a los intelectuales del país: AMIGOS INVISIBLES.

Venezuela no encontraba qué hacer con Uslar: “Ese hombre sí sabe y habla bello”, “ese hombre sí piensa”, “ese hombre sí conoce de todo”. Entonces cuando se lance candidato la consigna de su partido será: “ARTURO ES EL HOMBRE”.

Lo veíamos hablando en su programa de Bolívar, Sucre y Simón Rodríguez y poco después diciendo que “las compañías petrolera no son insensatas, para seguir gastando dinero en prospectar los recursos petroleros de un país, cuando se sabe que no se va a obtener ninguna concesión, que no van a poder explotar esos recursos. Sería una locura.[2]

Sus augurios eran alarmantes y la gente creía que Venezuela podía entrar en una total desgracia, en una debacle sin precedentes, en una tragedia horrible e irreparable. De aquel gran gurú nacerían luego todos los guruitos economistas modernos, como Quirós Corradi, Emeterio Gómez, Maxin Ross, Luis Giusti, Servio Tulio Ochoa, Faraco, Palma, Petkoff… “Eso va a producir un retraso gigantesco en el desarrollo petrolero nacional –insistía AUP-, se paralizará toda exploración, se congelarán las reservas. Todo por un DISPARATE, por el anuncio demagógico de que no se le darán a las compañías más concesiones.[3]

 



[1] Ut supra, pág. 40-41.

[2] Ut supra, pág. 36-37.

[3] Ut supra, pág. 37.



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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