Nicaragua y los EEUU

La intervención de los EEUU en Nicaragua comenzó en el siglo XIX. En 1849 la fiebre del oro en California había aumentado el interés de los EEUU en una vía que conectara los oceános Pacífico y Atlántico. Para entonces la única ruta terreste viable implicaba viajar entre las dos costas de Nicaragua. Ese año el gobierno nicaragüense firmó un tratado que otorgaba a los EEUU el tránsito libre y exclusivo sobre su territorio, así como el derecho a construir y regentar un canal interoceánico. La cosas no se quedaron en esto. El 4 de mayo de 1855 William Walker, mercenario de Tennessee, desembarcó en Nicaragua, tomó control del ejército y colocó al liberal Patricio Rivas como presidente. De esta forma comenzaron décadas de intervención militar estadounidense. En 1933 los EEUU instalaron a Anastasio Somoza García como presidente. El régimen de Somoza fue brutal. Pero esto no preocupó al gobierno de los EEUU: "Somoza puede ser un hijo de perra, pero es nuestro hijo de perra," dijo Franklin Delano Roosevelt en 1939. Anastasio Somoza García fue asesinado en 1956. Sus hijos, Luis Somoza Debayle y Anastasio Somoza Debayle ejercieron el poder en Nicaragua hasta el 17 de julio de 1979. Ese día, ante el avance de las fuerzas del Frente Sandinista de Liberación Nacional, Anastasio Somoza Debayle renunció a la presidencia y huyó a Miami. El 19 de julio los sandinistas entraron en Managua.

Durante los últimos días de Somoza, el gobierno de Jimmy Carter había tratado en vano de negociar una salida "ordenada" de Somoza, una en la que su desprestigiado régimen fuese sustituído por un gobierno favorable a los intereses de EEUU. En enero de 1981 Ronald Reagan asumió la presidencia. Ese mismo año firmó la Decisión Ejecutiva de Seguridad Nacional 17, en la cual autorizaba a la CIA para reclutar, entrenar y soportar grupos paramilitares (Contras) insurgentes contra el gobierno sandinista. Las actividades bélicas de los Contras fueron particularmente brutales. "Human Rights Watch," una organización de derechos humanos declaró "..los Contras hacen uso sistemático del abuso violento... podría decirse que este es su método preferido de hacer la guerra." Entre los abusos de los Contras estuvieron: asesinato de médicos y enfermeras de clínicas populares, secuestro y tortura de civiles, ejecución de civiles (incluyendo niños), violación de mujeres... Para 1987, después de 30,000 vidas perdidas y de una terrible destrucción, los Contras habían sido derrotados militarmente. Pero para entonces los EEUU habían cambiado de estrategia.

Según Philip Agee, ex hombre de la CIA, "el nuevo pensamiento era que los intereses de los EEUU podían ser salvaguardados mejor a través de la elección de gobiernos democráticos constituídos por élites políticas que se identificaran con las élites políticas de los EEUU. No hablo aquí de las fuerzas populares, sino de lo que en latinoamérica se llama las oligarquías." La "National Endowment for Democracy" (NED) ya había sido creada. ¿Cómo trabajaría la NED con la CIA? Según Agee: "el Congreso (estadounidense), que había fundado la NED como ONG, le daría millones de dólares. Que a su vez la NED distribuiría a recipientes extranjeros".

La NED fundó en Nicaragua la Vía Cívica, una ONG cuya presuntas funciones eran "monitorear elecciones y la educación política." Vía Cívica trabajó con un ente llamado la Coordinadora para unificar a la oposición. Seis meses antes de las elecciones lograron crear la Unión Nacional de Opositores (UNO). En 1990 la UNO ganó las elecciones.

La revolución nicaragüense sobrevivió una guerra cruel. Sucumbió cuando los sandinistas perdieron el apoyo popular. Ahora, 17 años después, han regresado al poder. La lección, que todos debemos aprender, es simple: son los pueblos los que deben señalar el camino de su liberación.


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Gustavo J. Mata


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