“Se va la audición, que les vaya bien…”

Una estocada al corazón del imperio: dejará de funcionar uno de los dinamos de la CIA en Venezuela, pero se acelerará la marcha de los que quedan. En realidad, el dinamo de la suprema perturbación seguirá siendo Globovisión, mientras Granelito echa los bofes en sus últimos estertores: boqueando, bajo severo tratamiento sicológico, culicárdico y aspavientoso. Pero la arremetida no alcanza ni por asomo los efectos aquellos que produjo, por ejemplo, el pitazo contra los saboteadores de PDVSA. Claro, la SIP chilla y amenaza, la Iglesia implora por una de sus pecadoras preferidas; los senadores pinochetistas claman por una supuesta libertad que nunca le concedieron al pueblo chileno. Alborotado el cotarro de la oligarquía latinoamericana: Las Jineteras del Perú se aprestan también para condenar al “tirano venezolano”.

¡Pero, Señor, cuántos lupanares como RCTV en el planeta, que hasta tanto no fenezcan no habrá comenzado la nueva era del socialismo del siglo XXI!

Pero lo último es la demanda de la CIDH contra Venezuela por dizque agresiones a periodistas de RCTV. Si usted le pela los dientes a David Pérez Hansen, el tonto sale a gritar que le perturbaron su sagrada labor y de inmediato envía un informe a la OEA; si a Luisiana Díaz alguien de pueblo la llama gafa, pulsa el teléfono para reportar a Granier de que “ha sufrido otro gravísimo atentado al libre ejercicio de su profesión”. Si al muermo del Tinedo Guía le llaman “cataplasma” (como en efecto ocurrió), procede con su voz vacua y cajonera a declarar que el régimen reprime sin contemplación al mensajero para que el pueblo no conozca de los males que nos abruman. Y fue con este tipo de gimoteos, chillidos, lloronas y ridículos lamentos con los que la CIDH decidió demandar al Estado “por violar el derecho a la libertad de expresión, la integridad personal, las garantías judiciales de los trabajadores de RCTV”.

Es decir, se está llevando a cabo el mismo método que se le aplicó a Cuba a principios de los sesenta, cuando el Departamento de Estado utilizó a la OEA para tratar de asesinar y destruir la Revolución Cubana. No olvidemos que aquella campaña contra Cuba la dirigió Rómulo Betancourt, y que hoy los hijos de este Rómulo cobarde, lacayo y vendido al imperio son los mismos que le exigen al pendejo Insulza que nos condene.

Lo cierto es que ese templo de latrocinios llamado RCTV dejará de funcionar el 27 de mayo, y no habrá Cristo que detenga esta determinación. Por ello, los días finales de abril han colocado a Granielito en el delirio de una congestionante histeria. Brujos, sicólogos, urólogos, etc., le han estado hurgando hasta el neuma para tratar de mantenerlo en el aire.

En cuanto a la SIP ya ha impartido la orden a todos los Congresos de Latinoamérica para que “ayuden a ese buen hombre de Marcel Granier, valioso empresario venezolano, de excelsos valores humanos, digno de todo reconocimiento de los hombres libres de la tierra…”. Cuando Marcel llega a un medio para declarar, le recogen sus protestas y la SIP exige que sus declaraciones sean destacadas en titulares. Está por Europa, tiene una agenda complicada, tendrá que visitar tres veces más a Washington, una vez más a Santiago de Chile, otra vez a Madrid, luego Río de Janeiro, Miami, Lima, Buenos Aires, Paris, Londres, … Cuando empieza a declarar hace lo de siempre: “Juro decir la verdad, sólo la verdad veraz, pura y más sagrada.” Como casi nadie conoce la realidad venezolana, los formatos de preguntas son enviados por agusanados agentes de la CIA que se mueven entre Miami y Caracas. En el diario sicario La Vanguardia de Cataluña le descerrajan a Marcel la siguiente pregunta: ¿Cuánto tardará Chávez en acabar con los que aún le critican?

RESPUESTA Marcel: Tiene algunos frenos: muchos intelectuales y periodistas no se han doblegado. De hecho, no conozco un solo periodista o intelectual que se haya plegado. Los han podido echar de los medios en que trabajaban, pero ninguno se ha entregado”.

Eso que se llama “intelectual” es una vieja prótesis, bien puta por lo demás, que utilizan los poderosos, por lo general los dueños de los medios, la oligarquía, para apuntalar las más pérfidas injusticias. La más exquisita intelectualidad criolla (que ni por asomo en producción realmente valiosa y seria puede equiparse con la que contamos en la actualidad en Venezuela), fue el soporte más férreo de la dictadura de Juan Vicente Gómez: el mismo Rómulo Gallegos (a quien Gómez le concedió muy buenos aportes para sus proyectos y viajes), José Gil Fortul, Laureano Vallenilla Lanz (y luego su hijo Vallenilla Planchart), César Zumeta, Manuel Díaz Rodríguez, Pedro Manuel Arcaya, Andrés Mata (a quien Rufino Blanco Fombona llamaba Andrés Rata), Pedro Emilio Coll, etc.


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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