Carta a Bush: ¡Profundamente despechada!

Venerado presidente:

Hoy cuando ha levantado vuelo hacia tierras norteñas, siento un profundo dolor en mi alma y un despecho comparable sólo con los de antaño. Cuando para reducir el mal, colocábamos una piedrita en el zapato, entonces el despecho se hacía un poco menos molesto.

La tristeza embarga mi existencia. No entiendo como nos condenó a su ausencia. Amábamos tenerlo en nuestro suelo, rico en petróleo y agua ¡tan cuidado por su imperio!. Que simplemente lo quiere proteger de los salvajes que habitan este lado del planeta.

Estoy particularmente compungida. Los suspiros no me abandonan ni un instante. Pienso de noche y de día. Pienso, pienso y no puedo entender porqué prefirió visitar Brasil, Uruguay, Colombia, Guatemala y México. ¡Si nos hubiese honrado con su presencia, aquí lo habríamos recibido mucho mejor que en esas tierras! ¿Qué tienen ellos que no tengamos nosotros?

Usted que es un hombre con una capacidad de reflexión brillante, un ser tan noble, amante de la vida, respetuoso de los derechos humanos; incapaz de causar dolor a nadie. Usted, señor Bush que a donde llega lo reciben con alfombra roja, levantado en hombros por ser uno de los hombres más amados de los últimos tiempos. Usted que ha sabido conquistar la mayor admiración para su pueblo. Un verdadero mosquetero de la modernidad, un digno paladín de la justicia. Un hombre cuyo ejemplo debemos seguir todos los jóvenes del mundo por su aborrecimiento al uso de cocaína y el alcohol.

Señor Bush, queríamos conocerle de cerca. Tocarlo, confirmar lo distante que está de hacer el ridículo. Nosotros, latinos que hemos sido tan bien tratados en su país. Elevados a las más altas categorías. Nosotros descendientes de árabes que hemos recibido de su imperio las más hermosas lecciones de amor.

¡Lo queríamos aquí! Usted que está tan cerca de Dios, con su hermosa estampa que juega con ese rostro que mana belleza, sinceridad, honestidad, pureza y mucha, pero mucha inteligencia. ¡Lo queríamos aquí! Ataviado con un casco azul de esos que reparte por el mundo para sembrar paz. ¡Lo queríamos aquí! montado en uno de esos hermosos tanques que envía a Irak para controlar a esos terroristas árabes! Nuestro deseo era que pusiera a valer este pobre país. Este paisito que necesita una dosis de democracia como la que se practica en Estados Unidos ¡esa gran nación!

Señor Bush. ¡Lo queríamos aquí para que nos enseñara la piedad! Esa que demostró por televisión cuando se burló de la súplica desesperada de Karla Faye Tucker, la primera mujer condenada a muerte por usted en el estado de Texas.

¡Qué honor habría sido contar con la visita del digno heredero de George Herbert Walker, uno de los principales financistas del gran Adolfo Hitler!

Su ejemplo de trabajo y constancia es impresionante. No descansa, no conoce vacaciones. Queríamos tenerlo aquí para que contagiara con un poco de sabiduría a Hugo Chávez.

Pero no renunciamos al deseo de tenerlo cerca. La esperanza es lo último que se pierde y yo sigo aquí esperando nos invada con su presencia.

Lo espero siempre, loca, desesperada, Hindu Anderi


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Hindu Anderi


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