Las
empresas de difusión masiva hoy en Venezuela intencionadamente
se empeñan en presentar las relaciones diplomáticas
históricas entre nuestro país y los Estados Unidos
como prácticamente "idílicas", y que sólo
han sido alteradas por el actual gobierno. La historia desmiente
esa afirmación, bastan dos ejemplos para demostrarlo.
La actuación del gobierno de Estados Unidos hizo ver al
Libertador Simón Bolívar el peligro que podría
entrañar su política para el futuro del continente.
Constancia de esa preocupación se advierte cuando escribió:
"y los Estados Unidos que parecen destinados por la Providencia
para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad"
(Carta al Señor Coronel PATRICIO CAMPBELL, Guayaquil, 5
de agosto de 1829, para ver el texto pulse
aquí)
A inicios del siglo pasado, "En el mes de junio de 1908
el Presidente Teodoro Roosvelt rompió relaciones con el
gobierno de Castro. Preparaba el garrote contra Venezuela. César
Zumeta, al observar los acontecimientos, pensaba que la intervención
gringa sobrevendría con un pretexto cualquiera"
(Arturo Cardozo, Proceso Histórico de Venezuela,
Volumen III, Caracas, 1993)
En la actualidad el garrote pende sobre Venezuela porque sus relaciones
internacionales las establece cumpliendo lo estipulado en la Constitución
Nacional, que señala: "Artículo 152. Las
relaciones internacionales de la República responden a
los fines del Estado en función del ejercicio de la soberanía
y de los intereses del pueblo; ellas se rigen por los principios
de independencia, igualdad entre los Estados, libre determinación
y no intervención en sus asuntos internos, solución
pacífica de los conflictos internacionales, cooperación,
respeto de los derechos humanos y solidaridad entre los pueblos
en la lucha por su emancipación y el bienestar de la humanidad.
La República mantendrá la más firme y decidida
defensa de estos principios y de la práctica democrática
en todos los organismos e instituciones internacionales."
(CRBV al pulsar
aquí)
Las ambiciones de dominación tradicionalmente históricas
en las capas dirigentes estadounidenses, sus pretensiones hegemónicas
están desatadas en la actualidad, se sienten dueños
del mundo, y en las relaciones que establecen con otros Estados
no se rigen por los acuerdos internacionales suscritos. Su prepotencia
lo lleva a irrespetar la Carta de la Organización de las
Naciones Unidas, la Carta de la OEA y otros convenios suscritos.
En ese constante irrespeto se inscribe la arbitraria detención
en Nueva York por una hora y media del Canciller de la República
Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, por la policía
de Estados Unidos, este sábado 23 de septiembre de 2006,
la cual infringió el ARTICULO 29 de la Convención
de Viena que reza: "La persona del agente diplomático
es inviolable. No puede ser objeto de ninguna forma de detención
o arresto. El Estado receptor le tratará con el debido
respeto y adoptará todas las medidas adecuadas para impedir
cualquier atentado contra su persona, su libertad o su dignidad."
(Para ver el texto completo pulsar
aquí)
Este otro
atropello se suma a la larga historia de vejámenes que
pueden sufrir las personas que viajan, pasan en tránsito
o viven en ese país. Ser objeto de ese maltrato puede darse
en su propia tierra, cuando se produce una intervención
o invasión por parte de Estados Unidos.
Ese atropello es una típica expresión del desprecio
que sienten los imperialistas por los ciudadanos de otros países.
Desde el punto de vista político no es un hecho aislado,
por el contrario, se inscribe en la cadena de provocaciones y
actos que vienen instrumentando el Departamento de Estado y el
Pentágono en contra de Venezuela y del gobierno encabezado
por el Presidente Chávez.
Dentro de esa política implementada por el gobierno de
Estados Unidos hacia nuestro país, la retaliación
es un elemento que puede ser utilizado. El atropello cometido
contra el Canciller Maduro puede ser retaliación por las
duras críticas a la administración Bush formuladas
por el Presidente Chávez en su intervención en el
61º Periodo de Sesiones de la Asamblea General de la Organización
de las Naciones Unidas; como también por la revisión
hecha a un envío para la embajada del país del Norte,
cuyos resultados arrojaron que no cumplía con los requisitos
aduanales y se quiso presentar en las empresas de difusión
privadas como una revisión de la valija diplomática,
lo que constituiría una infracción a los convenios
internacionales. Lo que no cabe duda es que esa acción
cometida por la policía estadounidense constituye una abierta
provocación.
Conveniente es recordar que siendo candidato, al actual Presidente
venezolano se le negó la visa para viajar a Estados Unidos,
y sobre todo recordar la injerencia del Gobierno de Estados Unidos
en el golpe de Estado de 2002, en el sabotaje petrolero y el financiamiento
a grupos opositores.
TODOS los ciudadanos merecen que se respeten a sus derechos
El irrespeto que comete Estados Unidos contra los otros Estados
y sus dirigentes es llevado a extremos ilimitados cuando se trata
ciudadanos(as) comunes. La historia de las vejaciones a las que
éstos(as) son sometidos(as) daría para llenar miles
de páginas.
Para las autoridades gubernamentales estadounidenses, justificar
ante su propio pueblo las posiciones arrogantes y prepotentes
que asumen, es indispensable. Por ello necesitan reforzar la imagen
de que Estados Unidos es el país más importante,
el defensor máximo de la democracia y los derechos humanos
y que esta posición los hace susceptibles de ser atacados.
De ese modo se trata de presentar como justificada hoy la guerra
preventiva.
De acuerdo a las estrategias de la guerra preventiva cualquier
persona puede ser un TERRORISTA. La implementación
de leyes como la Ley Patriota, (El texto inglés al pulsar
aquí y un resumen pulsando
aquí) sumada al condicionamiento al cual son
sometidos(as) los y las ciudadanos estadounidenses, en especial
la policía, así como la tradicional discriminación
practicada hacia los negros, asiáticos, italianos, mexicanos
denominados "chicanos", etc., las y los lleva a pensar
que cualquier otra persona es peligrosa.
El gobierno de Estados Unidos, que se erige como policía
del mundo para cautelar el respeto a los derechos humanos, tiene
una doble moral, y exige a otros su aplicación de manera
selectiva y parcial. Sin embargo, sus sucesivos gobiernos no han
suscrito el ochenta por ciento de los acuerdos, convenios o tratados
multilaterales ahora vigentes internacionalmente, (Análisis
301, pulse
aquí) que tienen por objetivo evitar la discriminación
y garantizar el ejercicio pleno de los derechos de todos los seres
humanos y pueblos.