Recordemos donde nos ubica el Imperialismo

Señalar, enjuiciar y despotricar son las constantes elucubraciones discursivas que el llamado “chavismo crítico” emite sobre los dirigentes de la revolución bolivariana. Sin embargo, se olvida la interpelación y la necesaria critica reflexiva que suponga posicionar razones sobre la base de una reserva moral que se desprenda del sujeto emisor de tales cuestiones. Ciertamente, la realidad de estos últimos tres años ha sido compleja y paradójica (por expresar una palabra). No podemos descartar que la estructura material de la economía venezolano obedece a nuestra posición en la división internacional del trabajo, cuestión que superpone circunstancias de atraso, dependencia y subdesarrollo en Venezuela.

Por ello, el subdesarrollo en Venezuela ha formado estructuras socio-económicas que supeditan el progreso del país a una agricultura, ganadería y pesca que no terminan de despegar; y donde la exportación de materias primas (petróleo) nos convierte en serviles extractores para la generación de riquezas al servicio del capital internacional. Es decir, en un escenario de autodependencia verificable en la pobre diversidad de nuestro aparato industrial. Esta condición, entendida como una totalidad orgánica, está compuesta por un aparato material productivo, una disposición tecnológica, maquinarias, fábricas y relaciones de trabajo menesterosas. Sobre todo ese andamiaje, la característica de exportación es un factor prospectivo para la dependencia y la marginalidad como estadios de un proceso de determinaciones, como una dinámica entre elementos, como un sistema de relaciones donde las unidades económicas forman un conjunto totalizador resultante de acciones mutuas, produciendo las contradicciones sociopolíticas y económicas que forman nuestras actuales relaciones de producción, derivadas de un sistema mundializado que impone “recomendaciones económicas” a los países.

Ahora, en esas constantes relaciones, los distintos dispositivos que deberían conformar el aparato productivo económico varían las dimensiones y segregan los esfuerzos de unificar políticas coherentes a lo interno, pues, la disposición del mismo será para lo foráneo, para lo externo, agravando las condiciones laborales para nuestra población, pauperizando los sueldos y salarios, distorsionando los espacios y modificándolos a conveniencia y beneficio del capital extranjero, para así ya, subsumir lo político en la dinámica de lo económico y manifestar el deterioro como una condición que parte de lo político pero que permanece por un resultado de lo económico. El subdesarrollo es un estadio de la condición de dependencia donde el sistema capitalista sumerge a países con escaso desarrollo de sus fuerzas productivas en una espiral de explotación bajo un régimen de acumulación de capital que imposibilita el desarrollo, pues, la generación de capital de lo que se extrae, imposibilita su uso para la reinversión.

Para finalizar, Venezuela se encuentra en una correspondencia que fomenta relaciones basadas en la imposición y explotación, donde los explotadores y explotados forman una relación asimétrica entre el Estado Nacional subdesarrollado y el capital internacional apostados en los centros de poder, afectando las decisiones que teóricamente acercarían a la soberanía, donde el carácter subordinado de estás amplían la dependencia como una forma política sistemática de intercambio inestable, y periódicamente se plantea el problema del agotamiento de las formas estructurales típicas, buscando la disgregación de criterios nacionales y la eventual confrontación interna como mecanismo de presión para hacer cumplir el proyecto foráneo por encima de los intereses internos nacionales.

enaoh50@gmail.com



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