La caída del imperio estadounidense sigue su curso inexorable hacia el fin de sus días; perdiendo cada vez más el poder mundial de su hegemonía capitalista. La causa de tal decadencia obedece a pueblos y gobiernos del planeta, unidos en forma decidida para enfrentar los últimos despropósitos neocoloniales de dicho imperio; en ese intento de preservar su dominio global sobre la Tierra, ahora con Donald Trump a la cabeza.
Todos los continentes se rebelan. Millones de personas protestan en las calles ante el sometimiento, la explotación y la injusticia impuesta por el imperialismo y sus lacayos; así como la asfixia que les impide vivir con tranquilidad y paz, producida por operadores económicos, gobiernos sumisos y corporaciones mediáticas. Millones de americanos, europeos, africanos, asiáticos y oceánicos, manifiestan a diario su rechazo al neoliberalismo con sus hambreadoras políticas mercantiles, corporativista y financieras.
Aquí en la región se evidencia tal rechazo con las movilizaciones convocadas por:
La Central de Trabajadores de Argentina
La Central Única de Trabajadores de Brasil
La Coordinadora No+AFP de Chile
La Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas de México
La Central Unitaria de Trabajadores de Colombia
La Standing Rock Sioux Nation de Canadá
Honduras Tierra Libre
La Confederación General de Trabajadores de Perú
El Comité de Desarrollo Campesino de Guatemala
La Unión de Trabajadores Cañeros de República Dominicana
La Unión Campesina de Panamá
En respuesta, nuestro país debe dar una clara lección ejemplar para el mundo entero, encarcelando, enjuiciando y sancionado severamente a los responsables en Venezuela, de ejecutar tales acciones ordenadas desde EEUU, actualmente en el congelador.
No podemos permitir que aquí o en cualquier parte del mundo, el imperialismo imponga el fascismo como acción política para poner y quitar gobiernos; y mucho menos, para imponer la cultura de la violencia, la mentira, el terror, la discriminación, la segregación, la persecución y el asesinato. Perseveremos con la paz, el amor y la convivencia; pero también con la justicia para derrotar el fascismo imperial; seguramente personificado en Donald Trump, cuando asuma la presidencia de EEUU en enero próximo, quien contará con el apoyo del Congreso en manos de su ultraderechista Partido Republicano.