Qué esperar de Trump para Venezuela

Se repite la historia en las elecciones estadounidense, el candidato con menos votos gana. Hillary Clinton obtuvo una diferencia de 390.000 votos más que Donald Trump. Lo cierto es que no importa mucho quien gane ya que esa diferencia de votos puede extrapolarse a la verdadera diferencia entre el partido republicano o demócrata, es decir, muy poca. Cada día es más difícil reconocer las acciones o discursos entre un partido u otro, ambos han avanzado más hacia la derecha y (dentro de estos partidos de derecha) ha ganado la extrema derecha.

Esto explica porque en las elecciones del año 2012 votaron 129 millones de estadounidenses y ahora lo hicieron 126 millones. Una buena parte del electorado no ve razones para votar, al final son los mismos. Una muestra sencilla de este argumento es la trayectoria del actual presidente (electo), quien desde el año 1987 ha transitado por varios partidos (demócrata-republicano-demócrata-republicano) pero con una sola línea de acción, en su caso, enriquecerse y obtener más poder. El oportunismo le permitió generar las condiciones para su meta principal, llegar a la Casa Blanca.

Ambos partidos comparten los mismos intereses, con variantes de forma y no de fondo. Los demócratas prometieron cerrar Guantanamo y cambiar las leyes que permiten la tortura, no lo hicieron. Trump ratificó que mantendrá Guantanamo y encarcelara a más “tipos malos”, también dará el visto bueno a técnicas de tortura (ahogamiento o alimentación rectal). Los demócratas permitieron la producción de marihuana (EEUU es el mayor productor del mundo) y ahora los republicanos (Trump) quieren legalizarla. Igualmente ocurre con la pena de muerte apoyada por los Clinton desde que Bill era gobernador y asistió a la ejecución de una persona con deficiencia mental, ahora Trump quiere neutralizar las iniciativas que piden el cese de este castigo. Estos son sólo algunos de los puntos de coincidencia de fondo, por lo que todo indica que habrá continuidad en las políticas principales con diferencia de forma.

Trump gana con un discurso donde exalta la discriminación contra la mujer y las minorías étnicas, el racismo instaurado en la sociedad estadounidense (recordemos que la abolición de la esclavitud en EEUU se aprobó formalmente en el año 2012, hace 4 años!!)  le dio la victoria a quien garantiza una revitalización de la supremacía blanca. Estos antivalores han sido reforzados por los medios masivos de información que, para ésta campaña, se plegaron en su mayoría con Clinton por representar a la élite política tradicional. Esto revela porque algunos medios fueron a los extremos en el apoyo a Clinton como CNN o la revista Newsweek que publicó 125.000 ejemplares dando a Clinton como ganadora (ejemplares que luego tuvo que retirar del mercado). En cambio Trump, sin carrera política, irrumpe en el escenario con un discurso que refleja lo que mucha gente piensa pero no dice.

El poder real en Estados Unidos lo maneja, según reconoce el expresidente de ese país Eisenhower, el Complejo Militar-industrial, y ahora mediático (CMIM). El CMIM controla los grandes oligopolios mundiales (bancos, industrias, medios, armamento, energía), tienen las agencias de intervención a sus servicios (CIA, MOSSAD, MI5) y pueden influir en cualquier país del mundo. El CMIM es quien aprueba o desaprueba quien será presidente de dicho país. Trump, al igual que Hillary, son operadores políticos, con la variante de que Trump viene del mundo de los negocios. La política exterior del CMIM es la misma desde que fue denunciada por Eisenhower, la intervención por distintas vías en otros países con el fin de controlar sus recursos y sus mercados, Venezuela no es la excepción.

Tenemos dos escenarios; el real y el mediático (al estilo Dossier). En el real no habrá cambios significativos con respecto a Venezuela, aunque Trump manifestó que "Vamos a dejar de tratar de construir democracias extranjeras, derrocar regímenes e intervenir imprudentemente en situaciones donde no tenemos derecho de estar" también afirmó que luchará para lograr la libertad en Venezuela, o por lo menos la libertad desde su óptica imperial. En el plano mediático el descaro de sus declaraciones (típica prepotencia de los millonarios) han iniciado una escalada de provocaciones contra los países de Nuestra América, tratando a sus pueblos como emigrantes delincuentes y desechables, propio de un gobierno fascista que busca promover el odio para justificar sus acciones. En éste punto de vista el rechazo de la opinión pública a las políticas desvergonzadas servirán para denunciar públicamente las verdaderas intenciones del gobierno norteamericano, reconquistar su patio trasero.


astolfosangronis@yahoo.com



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