Que ningún entrépito ose hollar nuestro suelo; no le permitamos

Sí, y sí le hay; por ejemplo enumeremos algunos de principal entrepitura: EEUU a la cabeza, seguido de España, el vecino de Colombia y ahora del golpismo de Brasil y del Paraguay y de penúltimo una Argentina con grandes rollos sociales. Comandados por EEUU estos borregos se han dedicado a mantener toda una campaña pre-condicionada de antesala mediática para este nefasto 1ero de septiembre concretar el plan terrorista de hacerse a la fuerza de los gobiernos democrático que no permiten a Mr. Obama les tuerza el brazo. Los estipendios a sus oligarquías deterioran la imagen del país ejemplar de la "democracia y libertad" que se grita a los cuatro vientos desde los cuatros puntos cardinales, pero han producido 72 invasiones a países indefensos y han asesinado un sinfín de seres inocentes. Obama quiere que Venezuela le eleve a la 73 invasión para retirase a casa con broche de oro terrorista y ésta, es de un alto grado significativo para esa su devoradora forma económica; últimos hallazgos de múltiples recurso minerales desbandan sus ansias de echarle mano a todo y aprovechar de controlar la región del Sur. Venezuela y su glorioso pueblo han demostrado tener guáramos a la hora de la chiquita, esa hora, está por llegar.

El asesino imperio se ha encontrado con la horma de su zapato; en primer lugar tropezó con Hugo Chávez, incorruptible, les amargó en vida y se las amarga desde la implantación del socialismo bolivariano del siglo XXI como ideología. Chávez logró penetrar hasta los tuétanos la dignidad de este guerrero pueblo, le sacó de la pobreza política y material, le hizo saber de sus derechos, de que son inexorables, les hizo mirar hacia la lontananza de la región como Patria Grande, le hizo comprender qué tan iguales somos sus hijos y cuanta similitud hay en sus mismos orígenes, de afro descendencia, criollismo y mestiza. La rebelión desadormece después de una centuria con un oprobiante sigilo, él casquea los miedos de la ignorancia en que estas oligarquías en contubernio religioso ataron a su verdadera libertad; eso fue una pesadilla que nunca ha de volver. El chavismo no es improvisación histórica, es el continuar o más bien el restablecer del bolivianismo, es ahora el reconstruir, es la permanencia de la unión, de la siempre lucha, de batalla creadora y de la inderrocable entereza victoria. Por eso, cualquier entrépito que ose hollarnos será pulverizado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



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Omar Ignacio Pinto


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