Pactos diabólicos

Es sorprendente de lo que son capaces de inventar los malos para mantener su hegemonía, se valen de lo que sea para intimidar al prójimo. Para esto utilizan pactos o alianzas o coaliciones que desde el punto de vista lógico sería imposible que sus integrantes pudieran compartir objetivos comunes.

Uno de los pactos más antiguos aparece en La Biblia, en el cual se  vislumbra a dos poderosos dividiéndose el mundo. Dios será el omnipotente del reino del bien y  el Diablo, regirá el reino del mal. En el pacto se establece que una vez que el humano abandona el mundo terrenal su alma se dirigirá, para ser evaluado en el juicio final, hacia el trono de Dios o hacia la casa de su asistente, san Pedro. Una vez evaluada el alma del difunto, en caso de reprobar, será remitido a su socio, es decir a la madriguera de Mefistófeles para que este le asigne un cubículo en el infierno donde sufrirá el tormento eterno, el sitio donde la candela le consumirá el alma per sécula seculórum. Es decir, el pobre espíritu inmaterial padecerá eternamente los rigores de la candela sin derecho de apelación, ni  tampoco a un recurso de habeas corpus. Dos dudas siempre me han corroído el cerebro: dónde Lucifer consiguió una fuente inagotable de energía que le permita mantener encendidas a perpetuidad las calderas de la gehena y la otra, cómo se puede quemar o consumir por siempre un espíritu inmaterial. Como se ve, este es un pacto diabólico entre dos poderosos.    

Otro pacto diabólico fue el tratado de Tordesillas (1499), firmado en la ciudad que lleva su nombre por los reyes católicos de Castilla y Aragón (Isabel y Fernando) y el rey Alfonso V de Portugal. Mediante este convenio el papa Alejandro VI (Rodrigo Borgia) repartió el Nuevo Mundo entre dichos imperios. La consecuencia de esta alianza macabra es conocida por todo: más de cien millones de aborígenes exterminados; cultura de pueblos originarios erradicadas; implantación de la esclavitud de indios y africanos; exfoliación de las tierras “descubiertas y por descubrir” (según el convenio); millones de aborígenes muertos por enfermedades exportadas de Europa; imposición en el nuevo mundo del racista sistema de clases, entre tanta barbaries.

La creación del estado de Israel también fue consecuencia de un pacto diabólico que data del 1917. Para esta fecha Lord Balfour, Ministro de Asuntos Exteriores del reino unido, en la declaración que lleva el nombre del personaje aludido, este le ofreció a los sionistas un territorio que reuniera a la población judía. Pasado el tiempo el año 1948, finalizada la Segunda Guerra Mundial, la Asamblea General de la ONU, tal como lo hizo el papa Alejandro VI con el nuevo mundo, partió la tierra Palestina en dos estados: una parte para la los palestinos y otra para los judíos. Mediante este tratado (pacto) se cometía un nuevo atropello, al repartir un territorio que no era propiedad  de la referida organización internacional. Las consecuencias de esta arbitrariedad la están sufriendo el mundo árabe y los judíos: guerras interminables; abusos de los ejércitos israelí contra el pueblo palestino; robo de las tierras palestinas; muertos y heridos de ambos bandos, pero más de los árabes; un estado permanente de guerra que amenaza la paz mundial y todo lo que la tierra está padeciendo en la actualidad, consecuencia de un pacto diabólico entre los estados miembros de la ONU.  

Hay seres que suelen pactar hasta con el peor de los seres humanos con tal de sacarle provecho a dicho convenio. En algunos casos estas alianzas son entre dos personas, entre una persona y una institución; entre el candidato de un partido político y entidades financieras (es el caso de las contiendas electorales) y entre un gobierno y grupos  mafiosos. En este último debo recordar la alianza de la mafia con los aliados durante la Segunda Guerra Mundial. En 1942 el gobierno de los EEUU pactó con la banda italiana dirigida por Salvatore Lucana (Lucky Luciano) y sus sindicatos que controlaba los puertos. Los mafiosos se encargaron de sabotear la descarga de mercancías de las naves alemanas en las dársenas de USA, a cambio de la liberación del jefe del bajo mundo. El desembarco de las tropas aliadas en Sicilia (1943) no hubiese sido posible sin una alianza con los grupos mafiosos que operaban en esta isla. Me obligo a exhumar de mi pensadora los pactos del gobierno y partidos italianos con la mafia con el fin de evitar el avance del comunismo en el país bañado por las aguas mediterráneas. Cómo olvidar la autorización que le entregó el régimen de EEUU al sindicalista James Hoffa (jefe del sindicato de transportista) para realizar ciertas negociaciones con la mafia, lo cual consintió que dicha alianza se mantuviera por más de dos décadas. Consecuencia de estos pactos diabólicos: corrupción de funcionarios, prevaricación, muertes a granel, contrabando, lavado de dinero, comercialización de la droga, manejo indecoroso de casinos, entre tanto delitos. 

Por tal razón no debe sorprendernos de las alianzas diabólicas del gobierno de EEUU con nefastas entidades. Como mi depósito de evocaciones me obliga a expulsar ciertas frases recuerdo la siguiente: “Estado Unidos no tiene amigo sino intereses”. Esta perla la lanzó John Foster Dulles, Secretario de Estado durante la presidencia de Dwight Eisenhower (1953-1959), corroborando las afirmada por lord Palmerston (1784-1865) primer ministro del Reino Unido quien afirmó: “las naciones no tienen amigos sino intereses”. De esto se deduce que los gobiernos pueden pactar con cualquier bicho con tal de cumplir con los objetivos acordes con los intereses de un país.

De acuerdo con la lectura de los párrafos anteriores y de otros pactos diabólicos que soslayé para no alargar el artículo, no debe sorprendernos los pactos diabólicos suscritos por los gobiernos demócratas y republicanos de USA con los fundamentalistas musulmanes. Estas alianzas derivaron en la creación de los grupos terroristas como Al  Qaeda, los talibanes, los yihadista y el Estado Islámico (ISIS), que en un principio los financió, los dotó de armas, los entrenó y trasportó tropas, para luchar contra los soviéticos en Pakistán y Afganistán y recién, para tumbar gobiernos, imponer el neoliberalismo en los países del golfo y asesinar presidentes para apoderarse de los fuentes de energía ubicadas en las naciones árabes. El resultado de estos pactos diabólicos lo estamos viviendo y lo he comentado en artículos anteriores.

Otro ejemplo de pactos diabólicos son los Tratados de Libre Comercio (TLC) suscrito entre países poderosos económico y militarmente y países pobres pero con grades recursos. El resultado de esta lúgubre alianza es la privatización de las empresas nacionales, creación y operación de monopolios, pago de intereses leoninos sobre préstamos a los gobiernos, supresión de beneficios sociales de los obreros, disminución de sueldos y pensiones, eliminación de sindicatos, miseria y más miseria. 

Nuestramérica también es y ha sido víctima de estos pactos aciagos, como fue el plan Cóndor. Una alianza siniestra (1970 – 1980) entre el gobierno de EEUU y las dictaduras de Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia y las democracias representativas de Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela. El objetivo de este pacto era combatir en dichos países los movimientos subversivos  de aquellos grupos políticos opuestos al pensamiento político del Departamento de Estado de USA. Consecuencia de este pacto diabólico: interrogatorios con torturas, violación de los derechos humanos, 30.000 desaparecidos y 400.000 encarcelados.  

En la actualidad el gobierno venezolano sufre los embates de los convenios diabólicos de la MUD con el gobierno de EEUU en su intento de desestabilizar y derrocar al presidente MM. Son muchos personajes y organismo que participan en este acoplamiento pernicioso. Para esto la MUD cuenta con los servicios del Secretario General de la OEA, el servil Luis Almugre; los gobiernos de la triple alianza (Argentina, Brasil y Paraguay); los dólares suministrado por la CIA; la embajada de EEUU y otros países; las desvergonzadas corporaciones de la mediática internacional; las insaciables empresas energéticas trasnacionales; los sumisos a USA y asalariados, líderes de la derecha europea y americana; las cientos ONG financiadas por la USAID y una gama de personajes que aspiran acabar con los gobiernos progresistas de Suramérica. El resultado del pacto diabólico de la MUD con los EEUU se traduce en golpes de estado, unos suaves y otros brutales; guarimbas destructivas; manifestaciones envilecidas; asesinatos selectivos; sicariatos; boicot económico y financiero; destrucción de la propiedad privada y pública; violación de los derecho humanos, pretensión de fraudes electorales; atentados contra la honorabilidad de algunos funcionarios públicos; tergiversación de la acción de gobierno a través de las noticias, mentiras y más mentiras.

Ya basta de estos pactos diabólicos cuya única finalidad es que los avaros capitalistas se apoderen de los recursos de siete mil millones de habitantes, a cambio de la miseria de los pueblos.



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Enoc Sánchez


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