Voracidad desatada

Con el acoso de Luis Almagro, desde la Organización de los Estados Americanos (OEA), imponiendo el Referéndum Revocatorio este año y con las declaraciones desafortunadas de Álvaro Uribe Vélez llamando abiertamente a una intervención, quedan claras las apetencias insaciables de la Casa Blanca, del Senado estadounidense y de sus operadores, como el Comando Sur, hacia Venezuela.

Desde hace más de diez años de Revolución bolivariana, el Gobierno de los Estados Unidos no ha sacado provecho del barril de petróleo regalado, como en la segunda presidencia del Rafael Caldera cuando valía siete dólares. Al contrario, las necesidades de los venezolanos de alimentación, vivienda y educación, derechos garantizados en nuestra Constitución, han sido satisfechas con las regalías del oro negro. Esto ha enloquecido a quienes tienen sangrientas pretensiones.

Y hasta los opositores que se burlaban de la sentencia de que la culpa de todo la tenía el imperio estadounidense quedaron en ridículo, pues el que EEUU le deba a Arabia Saudita 116 mil 800 millones de dólares confirma su intención de saquear para salir de sus deudas agudizando su política de guerra.

Lo anterior explica el comportamiento de la derecha desde la Asamblea Nacional que aprueba leyes como la de Títulos de Propiedad para privatizar la Gran Misión Vivienda Venezuela, poniendo en riesgo el desarrollo familiar una vez que el beneficiario decida hipotecar o vender el bien, con lo cual lo dejaría en manos del mercado inmobiliario donde un techo se cotiza por las nubes.

Explica asimismo el porqué esa oposición en sus manifestaciones contrata a agresores violentos, que golpean despiadadamente a una mujer policía e incendian las residencias estudiantiles de Plaza Venezuela. Eso es lo que llaman calentar la calle. Luego, se desentienden porque tales actos quedarían perdonados con la Ley de Amnistía. Y mientras tanto sabotean las propuestas del mandatario nacional y hacen de la corrupción su práctica favorita.

Los injerencistas gringos, sus aliados internacionales y los parlamentarios de la derecha venezolana saben que si la economía mejora, que es muy probable, se frustrarán sus planes. Apuestan a la aplicación de la Carta Democrática Interamericana, pero saben que no es viable e insisten en el RR aunque su tiempo expiró. Y en su desespero a los de la MUD hasta una invasión les parece atractiva aunque Irak o Libia, ahora devastadas, sean la evidencia de lo que hacen los Estados Unidos cuando sacian su apetito voraz.



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Isabel Rivero De Armas

Licenciada en Letras de la UCV. Estudios en Lingüística y Análisis del discurso. Articulista de opinión de UN de 2002 hasta 2013. En la actualidad, artìculista del Cuatro F, Ciudad Ccs y VEA .

 @isabelrivero70

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