El imperio eligió al payaso pero sigue siendo dueño del circo

Me fastidia cuando, ante la tragedia presente de la pérdida de la trinchera legislativa en el ámbito de los poderes del Estado, por parte de la Revolución Bolivariana y Chavista, se argumenta que el uno es viejo y adeco, el otro marica y que no hay mujeres ni jóvenes, proporcionalmente, en la conformación de la bancada oposicionista de la Asamblea Nacional.

Todos esos recursos pudiesen estar compuestos de “verdades” provenientes de “fuentes fidedignas”, pero nada, absolutamente nada, aportan al debate de ideas y a la lucha por la hegemonía dentro de la confrontación de clases entre proletarios y burgueses.

Lo que está en juego en esta guerra no son los atributos personales sino la cosmovisión y los valores que sustenta una y otra clase: la de los explotadores, dueños de los medios de producción, que, en su condición de dominadores imponen como dominantes sus ideas y la de los explotados, la del proletariado, que, sin tener nada que perder lo único que expone es la liberación de las cadenas que le atan al dominio burgués.

Pero resulta que nuestra cultura de dominados, cultura de explotados, replicadora de la de los dominadores, nos obliga a detenernos en el árbol al tiempo que se nos impide mirar el bosque. Es decir, nos obliga a banalizar para extinguir, para matar la memoria y sus significados históricos, para obligarnos a que nos quedemos en los detallitos, en la descalificación y el personalismo alejándonos de lo estratégico y distrayéndonos de la tarea fundamental que es ¡ACABAR CON EL CAPITALISMO!

En la conformación del espacio del poder legislativo poco, nada o muy poco importa que la presidencia la ocupe cualquiera de los diputados derechistas que mayoritariamente alcanzaron hasta los dos tercios determinantes para decidir en muchos aspectos relativos al funcionamiento del Estado que había venido construyendo estratégicamente la Revolución Bolivariana y Chavista, desde la llegada del Comandante Chávez a la Presidencia de la República, en el año 1999.

La bancada oposicionista tiene claro cuáles son los intereses de clase que deben defender. Están convencidos de su sumisión a los mandos del gran capital, a los dueños de las transnacionales petroleras y a sus jefes políticos en el Departamento de Estado yanqui, en el Pentágono y, especialmente en la CIA. Henry Ramos Allup es el payaso designado por sus amos para ocupar actualmente la presidencia de la Asamblea Nacional, pero los dueños del circo van a seguir siendo los mismos que allí lo colocaron.

Los dueños del circo decidieron, con carácter estratégico, por qué Ramos Allup en este momento. Es más, pudieran decidir, como parte de sus planes, asesinarlo, convertirlo en la víctima de un atentado, a fin de acelerar el -por lo momentos- “golpe blando” que está en desarrollo en Venezuela.

Ramos Allup es su ficha del presente inmediato, pero pueden prescindir de ella, acudiendo a la fórmula que consideren más expedita para sus planes. No estamos ante un juego de calificativos sino ante una frontal guerra de clases.



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Iván Padilla Bravo

Director del semanario cultural "Todos Adentro", medio adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. http://www.mincultura.gob.ve/

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