1492 o el génesis de la globalización imperial

La inmaculada concepción del capitalismo moderno.
 
Al amanecer del 11 de octubre de 1492 desde el palo mayor de la carabela la Pinta el marinero Rodrigo de Triana lanzó el grito de tierra a la vista. Para unos fue el principio de una nueva era; para otros, la cruel sentencia de muerte.
La expedición del Cristóbal Colon abrió el camino a los más desquiciados depredadores, piratas y bucaneros que con sus patentes de corso firmadas por los reyes y príncipes se convirtieron  en  dioses de carne y hueso. Los esbirros y sicarios empuñando la espada y la cruz  civilizadora dominaron los mares y las rutas interoceánicas decididos a capturar hasta al último palmo de tierra firme.  
 
Estaba escrito en las capitulaciones de Santa Fe cuando los Reyes Católicos le otorgaron Cristóbal Colón el título de  gobernador y virrey  y almirante, además de concederle el 10% de las riquezas expoliadas.
 
De nada les importó inmolar en el altar de los sacrificios a millones indígenas con tal de apoderarse del  botín de guerra repleto de oro, joyas y las piedras preciosas.  
 
La globalización imperial es la metamorfosis lógica y matemática de la filosofía surgida el 12 de octubre de 1492. La maldita peste globalizadora.
 
Hoy la conquista gracias a los avances tecnológicos es aún más sofisticada y eficaz pues explota a destajo los recursos naturales y las materias primas. Una orgiástica gula imposible de saciar.
 
El capitalismo debe obligatoriamente elevar sus ganancias y los dividendos. Así lo exige un sistema que funciona las 24 horas del día, en sesión continua y en los cinco continentes. Esa globalización prostibularia predica el pensamiento único, el individualismo y la competencia. Principales leyes opresoras de la gran humanidad.
 
Porque ya no existen los seres humanos, sólo existen los consumidores, autómatas, clones, siervos y lacayos al servicio de los banqueros, mercaderes y especuladores.
 
La globalización imperial ha triunfado y el imperialismo ya no se conforma con dominar el planeta tierra cada día más estéril y agotado y en sus delirios de grandeza desea rendir el universo entero a sus pies.

rebeldeya@yahoo.es


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