Campaña de odio contra Venezuela

Después de aplicado el estado de excepción constitucional en la frontera con Colombia, se ha desatado en el vecino país otro tipo de agresión a Venezuela, configurada como la campaña de odio, diseñada para sembrar odio, antipatía y enemistad, entre dos países hermanados por acontecimientos históricos decisivos, que condujeron a libertar dos naciones, hijas predilectas de nuestro Libertador Simón Bolívar, entre otras. Este diseño de laboratorio criminal, se ha direccionado hacia la población de ambos países, buscando confrontaciones personales, más allá de cualquier guerra económica y mediática, solo con el malvado propósito de esparcir cizaña y discordia entre los venezolanos y hermanos colombianos, incluyendo los 5.5 millones de residentes en Venezuela. Esto sin lugar a dudas, enrarece aún más el panorama de conflicto fronterizo, que el gobierno revolucionario, con decisiones y acciones acertadas, ha ido controlando mediante instrumentos jurídicos, aplicados en cada situación particular, con ánimos de paz, esgrimidos reiteradamente por el Presidente Obrero Nicolás Maduro.

Venezuela y el mundo sabe a ciencia cierta, lo que ocurre en la frontera venezolana y que las medidas que tomó el gobierno bolivariano y revolucionario, están ajustadas con la realidad del día a día fronterizo; es decir, el contrabando masivo de combustible venezolano hacia Colombia, al punto de que el 90% de gasolina que se vendía en Cúcuta, provenía de nuestro país. Asimismo, el contrabando de extracción de productos de primera necesidad, alimentos y de aseo personal, que en su etiqueta se puede leer: “Producto elaborado en la República Bolivariana de Venezuela”, conforman el 80% de productos venezolanos vendidos en Cúcuta. En suelo colombiano, se ejecutan acciones en detrimento del valor real de nuestra moneda; la violencia degenerada en secuestros, violaciones y demás acciones contra la humanidad de mujeres, niñas y adolescentes, por parte de grupos paramilitares y narcotraficantes.

La guerra económica, es tan descarada que los productos venezolanos al llegar de contrabando a Colombia, casi en forma automática se colombianizan; es decir, tan solo con pagar un írrito impuesto ya queda legalizado dicho producto, y quienes lo contrabandean pueden venderlos libremente y al precio que mejor convenga a sus intereses. Es tan extensa la cantidad de hechos dolosos que se cometen en territorio colombiano que atentan contra la estabilidad económica de Venezuela, que no alcanzan los caracteres para explicarlos; pero, si se puede precisar la guerra de odio estructurada, cuando han colocado en un espacio público concurrido, una foto grande del Presidente Maduro y frente a ésta, un micrófono e invitan a personas, que se supone preparadas con antelación, a que insulten, ofendan, injurien y vejen al Presidente Maduro, siendo filmadas por la prensa, radio y televisión, para luego enviar esas imágenes a las redes sociales, que dan la vuelta al mundo, para desacreditar a nuestro país, al gobierno revolucionario y por ende a los venezolanos. Esto si es una ofensa real, que la majestad de nuestro Presidente no merece y es inaceptable; sin embargo, las autoridades colombianas han permitido este agravio y hacen mutis al respecto. Pero ¡CON CHÁVEZ, DIOSDADO Y MADURO A LA OPOSICIÓN LE SEGUIMOS DANDO DURO! ¡LOS LÍDERES NUNCA MUEREN! ¡CHÁVEZ VUELVE! Y hasta la próxima, si Dios quiere.



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