De 13, hay una envilecida hija

Familia del Sur en serias dificultades, pues hay una hija descarriada; desde su niñez comenzó a demostrar gestos de iniquidad, su adolescencia ha sido tormentosa, no llega a concretar su grado de madurez y nos preocupa qué será de su vejez. Nuestra hermana se llama Colombeia Colombia Miranda Bolívar; y fue tan mimada, consentida y amada por nuestros próceres que no ha sabido disciplinarse al histórico de su libertad, extravió su Sur para encomendarse y entregarse a los delirios del fatídico Norte; ha sido presa fácil de los perversos vicios de la insaciable codicia, se arrodillan sus gobernantes al imperialismo desde que el felón apuñaló su independencia allá por 1830, acarician su ruina moral, besan los pies de su amo, ultrajan a su noble pueblo y a muy buena parte de él le han convertido en abominables encarnizados seres dados al crimen como norma anti-económica-política de un Estado subvertido, tomado por las narco-paramilitares-garras de la depravación política, facineroso y forjado del abierto bandidaje y del pillaje presidencial.

Familia es nuestro deber ir ya por ella para salvarle. Se repite de nuevo la fatal historia, un secuaz bellaco emula la traición que nos despojó del ayer de gloria dividiéndonos en débiles terruños parcelados, gobernados por soeces mequetrefes, títeres manejados por el esbirro y salvaje imperio yanquis quien accede y puja dando luz verde a sus malhechores fechorías, mientras paulatinamente va posesionándose, nos va robando nuestras riquezas, va preponderando con su mugrienta política inquisidora, injerencista, allanando el pensamiento liberador del débil, va colonizando nuestros hábitos culturales, va degollando el sentido patrio, va desvalorizando la ética-moral y de principios cívicos, va convirtiendo en guiñapos a incapaces de ser y pensarse libres, soberanos e independientes.

A eso, y por eso, se debe que resurgiera el ideario bolivariano al que el Comandante Hugo Chávez Frías diera cuerpo nacional, regional y mundial, y el que trastocara las fibras de libertad de los pueblos hoy dispuestos a la unión, lucha, batalla y dados a la irrenunciable victoria. Por mucho poder bélico y de exagerado barbarismo con que el sanguinario imperio intenta amedrentarnos, asesinarnos o masacrarnos, no habrá menoscabo posible que nos desvíe del propósito libertario ya emprendido; y sí, debemos morir todos por su logro, estabilidad y continuidad histórica humanística, cuente con seguridad este imperio, otro por venir y sus serviles cipayos, que así será, porque mientras nos concibamos hijos de Guaicaipuro, Bolívar y Chávez, seremos invencibles tanto en la palabra como en la acción del hecho. Se lo hemos demostrado; y escríbanlo, no dejaremos que a nuestra hermana Colombia se le venda como váratela en la subasta imperial; Colombia no está sola, tiene familia, tiene hermanos y hermanas, velaremos por su dignísima libertad y le volveremos a dar una Boyacá como aquel sábado 7 de agosto de 1819: UNASUR, CELAC Y PETROCARIBE tan solo por ahora, y como profetizó Chávez, habrá porvenir hacia liberación definitiva.-

 

 



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Omar Ignacio Pinto


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