Las provocaciones imperialistas y sus títeres no pasarán

"Aunque parezca dormido o engañado, el pueblo ha aprendido su lección, el dura más que aquellos que lo explotan y oprimen". Mario Briceño Iragorry.

 

Es propicio el pensamiento de este intelectual trujillano, para referirnos a la controversia entre Venezuela y la República Cooperativa de Guayana, donde el imperialismo intenta poner a pelear a dos pueblos hermanos. El tema de la Guayana Esequiba, que ahora está siendo utilizado por el imperialismo como punta de lanza para agrietar la unidad latinoamericana y caribeña, en busca de repetir la historia de lo que hizo con el Congreso Anfictiónico de Panamá, no es nada nuevo y su estatus actual, es producto de las políticas complacientes de quienes durante 40 años no hicieron más que arrodillarse ante Gran Bretaña y Estados Unidos, porque lejos de trabajar por su recuperación, lo que hicieron fue para asegurarse que ese territorio jamás regresara a su legítimo dueño, como lo es el pueblo venezolano.

Los jerarcas de la IV República, sostenían que nada se ganaba con recuperar esa "franja de tierra", con un poco de campesinos enfermos, con costumbres y cultura diferente, que vendrían a aumentar la carga de problemas de Venezuela, que ya era bastante. De hecho, por algún tiempo mantuvieron en ese territorio, un consulado, con lo cual reconocían la soberanía de Gran Bretaña sobre el mismo

Con esta óptica, cuando los ciudadanos esequibanos venían a nuestro territorio, especialmente al estado Bolívar, en busca de apoyo por considerarse venezolanos, las autoridades policiales por orden del entonces Ministerio del Interior, realizaban redadas y los enviaban a infrahumanos calabozos donde permanecían hacinados, sin asistencia legal, sin derecho a la defensa y sin alimentos, por lo que cuando egresaban de aquellas inmundas mazmorras, salían esqueléticos y enfermos. Nadie nos contó esta triste historia, pues como periodista de la gran prensa de Caracas, en esta zona desde el año 71 hasta el año 86, nos tocó reseñar esas horribles razzias, cargadas de racismo y de intolerancia. Muchos de estos compatriotas fueron a parar a las Colonias Móviles de El Dorado, tenebroso campo de concentración, que desde Marcos Pérez Jiménez y hasta que llegó el Comandante Chávez a Miraflores, (Palacio de Gobierno Central), era alimentado a través de la Ley de Vagos y Maleantes, instrumento írrito, que utilizaban los prefectos y gobernadores de la época, para sin formula de juicio, enviar a los disidentes que se oponían al gobierno del bipartidismo y a sus enemigos personales, hasta por cuatro años de destierro, a merced de la malaria y otras enfermedades, sin contar los asesinos deshumanizados que eran movilizados de diferentes penales del país, como castigo por su conducta en los centros carcelarios a donde habían sido asignados.

La guinda que coronó el cocktail de la sociedad de cómplices de AD y COPEI, en contra de los intereses de la patria, la representó el protocolo de Puerto España, suscrito en el primer gobierno de Rafael Caldera, que congeló la reclamación. El único que se salva de esa mancha anti patria, es el Canciller Marcos Falcón Briceño, por su postura valiente y venezolanista, frente a la política colonialista de la Gran Bretaña. Valga decir, que con eso enmendó para la historia, en parte ,el error cometido cuando por orden de Rómulo Betancourt, sustituyó al "Canciller de la dignidad", Ignacio Luis Arcaya, que en Punta del Este, en la VII Conferencia de Cancilleres de la Organización de Estados Americanos (OEA), se negó a convalidar la infamia de Estados Unidos contra Cuba, conocida como la "Declaración de San José", que expulsaba del foro americano a la hermana república caribeña, por el delito de haberse declarado libre y soberana, bien lejos de la tutela yanki. Lamentablemente MFB, avaló esa vergonzosa declaración de una sumisa OEA.

Hoy nuevamente el tema de la "Guayana Esequiba" que desde los tiempos históricos debió denominarse la "Guayana ocupada", vuelve al tapete, con las provocaciones montadas por la CIA y el Pentágono, a través de Exxon Mobil, que para nadie es un secreto forma parte del aparataje para la provocación imperialista y que actualmente está utilizando a un arlequín llamado David Granger, en mala hora electo representante del noble pueblo guyanés, sojuzgado y maltratado a través de los siglos por las potencias imperiales. Pero con la CELAC, Petrocaribe, UNASUR, ALABA y MERCOSUR, Guyana tiene asegurada la ruta hacía su liberación y ningún imperio con sus títeres desviará a este hermano pueblo de sus luchas por ser libre y suramericano caribeño, para siempre . Es aquí donde cobra vigencia la sentencia del insigne trujillano, Don Mario Briceño Iragorry. Por eso decimos que las provocaciones imperiales y sus títeres no pasaran.



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Cástor Díaz

Periodista CNP 2414

 cd2620@gmail.com

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