¿Por qué nos ha de "asfixiar" un imperio, si puede ser reversible?

Aquello de la utopía, ha pasado a través de grandes sucesos históricos y con total anuencia del augusto protagonismo de exacerbados pueblos; siempre extenuados por esa procaz y recóndita mentira de las elegantes e ínfimas plumas de sobradísimo literario aburguesado, a realizables, condensables y de exaltado asombro para quienes como eruditos controversiales, imaginan todo sea imposible en ese su mundo de irrealidad adscrito de desfigurado capitalismo ahora neoliberal. Quizás hallemos en ese asfixiar mucha culpa nuestra y todo debido al descuido y la complacencia de la comodidad de su “tecnología” avasallante y que ha sido desarrollada por esos los países del “1er. Mundo”.

Y nuestro mal todavía consista en no habernos dado cuenta, y se podría cifrar aún persistente; pues, es evidente que para ellos poder mantenerse proactivos, seguir desarrollando su tecnificación de dominio, le son imprescindibles todas nuestras materias primas. Entendamos que el asfixiarle, es cosa de revertir acciones con decisiones políticas compuestas de pueblo. Esta nuestra utopía del siglo XXI comienza a tener originalidad y cuerpo activo, una vez enfrascadas las luchas, mas, siendo ella la primera: la invulnerable iniciativa sin orientación política de un pueblo en miseria que se lanzó a las calles aquel 27 de febrero de 1989, y que, 3 años después, fue reintento militar por quien luego nos encausara los nuevos horizontes por donde hasta hoy se va enrumbando esta utopía hecha el nuevo socialismo, y que acogota las vanas y vaguísimas esperanzas de los pocos acólitos de una derecha toda maltrecha bajo todo punto de vista en su muy desgastado accionar político, sin clara e impropia ideología y sin la comprensión del ahora pueblo con la mayor capacidad interpretativa de su realidad política, nacional, regional y mundial. Esa oposición aún no es capaz de entender y descifrar, que se han efectuado prominentes cambios radicales dentro del seno ideológico del pueblo; y dígase pueblo, al que vivió y sufrió los peores desmanes de 40 años de sus pseudo gobiernos de alternabilidad blanqui-verde.

Su obsesión al poder político dado que conserva en vigencia el poder de manifestarse de excelsa alta clase pudiente y dueños manipulantes de los medios parásitos-productivos-distributivos y de toda una maquinaria de la mediatez comunicacional psicopática-idiotizante; y a eso, le podríamos mimetizar como lo que les ha servido como salvavidas a una oposición que se encuentra en las grandes profundidades oceánicas de la derrota política-ideológica de erróneo prosélito. Su parasitismo no sólo es administrativo-productivo-político-ideal; va más allá, de su equívoca costumbre al poder sin base estructural. Y el haber sido y seguir siendo asiduos monigotes de la voracidad de un poder extra nacional, les engloba de más rechazo puntual del ahora pueblo para siempre redimido de antiguo yugo de colateral yunta imperial. Este crudísimo e inmoderado narrar histórico; todavía es y siguen siendo la mayor gran causa del injusto e infame asfixiar promovido por esa mediatizada “sociedad-civil-burguesa-colonial-imperialista”. Pues, es que, la gran dependencia asfixiante de su designable estrecho-cerrado núcleo empresarial, universidades “autónomas” de manutención del padre Estado y por los bien sudados dineros del noble pueblo, colapsa.

De arbitrarias e inusuales desprendidas corresponsabilidades, en anti-universalidad de la más mínima investigación científica y de muchas otras índoles progresiva, y todo cuanto hace vida en su oprobia tosca actitud contra natura, de su anti-nacionalismo, de su no caduca enejada expuesta declaración traidora anti-visión-patriótica-bolivariana, de no admitir nunca y jamás consignarnos en un continente unificado con propias estructuras de cohesionada historia común regionalizada para la defensa integral y auto-liberación, soberanía e independencia tras unas relaciones mundiales sin bozales; de tú a tú, con todas las prerrogativas diplomáticas con equidad igualitaria, sin redituares de la prelación de poder del armamentismo belicista. En esas condiciones no habría asfixias para ningún Estado; la asfixia conlleva a como decimos en criollito: a espelucarnos, resistirnos, luchar, batallar y a vitorear por encima de cualquier adversa e imprevista circunstancia.

Eso, que quede bien en cuenta al imperio que está tratando de derrocar y derrumbar lo que nos ha costado vidas, sacrificios desde que otro imperio osó hollar nuestro bello suelo indo; puede que sí tengan mucho poderío, pero nuestros bravíos pueblos nunca se ha desaprendido del honor por su patria, y esa arma, es inderrocable; no ha nacido ni está previsto en la historia aún, quien le haya podido vencer. Nuestros pueblos del Sur le enviamos al norte imperial este mensaje ilustrativo; no es una amenaza, es únicamente una advertencia.


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Omar Ignacio Pinto


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