A 112 años del bloqueo de las costas venezolana

Cipriano Castro: Ejemplo de dignidad nacional

Cipriano Castro durante muchos años estuvo ausente en el inconsciente colectivo nacional, por cuanto quienes gobernaron al país en la última centuria (1908-1998), -salvo algunas excepciones- se encargaron de invisibilizarlo, de mantenerlo bajo perfil  en la historia nacional. De manera que pese a su proeza y su posición digna y nacionalista durante el Bloqueo Alemán e Ingles a las costas venezolanas el 9 de diciembre de 1902, no tuvo mayor reconocimiento por quienes condujeron los destinos de la patria, ni por el pueblo en general. Solo para algunos sectores críticos y académicos su figura adquirió trascendencia y valor. El General Alberto Muller Rojas considera que el desconocimiento de la historia obedece a una labor sistemática de desconectar al pueblo de sus raíces para insertarlo en un universalismo inexistente en el mundo real.

Con el ascenso del presidente Hugo Chávez, se comienza a reivindicar la historia nacional, Castro es colocado en el lugar que le corresponde, siendo trasladado sus restos al Panteón Nacional, el 14 de febrero de 2003. Este eminente venezolano dirigió la Revolución Restauradora, cerró el ciclo  histórico guerrero, rescató la unidad nacional, rescató la estabilidad política, la independencia y la seguridad del país. Como todo hombre de carne y hueso tuvo también sus desaciertos y sus excesos.

Durante su mandato afrontó una fuerte oposición política por parte de sectores nacionales e internacionales. De la misma forma, fueron múltiples los movimientos que contra él se sublevaron. Algunos de ellos financiado por factores externos interesados en sacar del camino a un presidente que pretendió poner en cintura a las empresas extranjeras en el país, acostumbradas a gobiernos títeres postrados a sus pies. 

Para ese entonces el imperialismo norteamericano se encontraba en auge en América Latina y El Caribe, eran tiempos donde el presidente de ese país  Mac kinley  declaraba “La Doctrina Monroe no ha sido fundada para defender a la repúblicas americanas en sus fechorías ni en sus violaciones del derecho internacional”

Se trataba de una confabulación internacional, del capital extranjero, los cuales como ave de rapiñas se propusieron intervenir y bloquear las costas venezolanas demandando la deuda que la nación había acumulado por un monto de 190 millones de Bolívares. Precisamente dentro de este marco, con el presente artículo nos proponemos abordar: 1) La “Revolución Liberal Restauradora”el cuadro político, social y económico en el cual surge Castro. 2) La conspiración de Manuel Antonio Matos (Revolución Libertadora), la confabulación del capital foráneo y el bloqueo a las costas; y 3) Consecuencias de las acciones injerencistas, reacción nacionalista del pueblo  venezolano, solidaridad internacional y el golpe de Estado contra Castro.

I-. La Revolución Liberal Restauradora y la situación social, política y económica en la que asciendeCastro al poder

A-. Irrupción de Castro

Cipriano Castro se alza en armas contra el presidente Ignacio Andrade, logrando dar al traste a su gobierno e instaurar un nuevo modelo de gestión cuya consigna era “Nuevos hombres, nuevos ideales, nuevos procedimiento”. Con la “Revolución Liberal restauradora”, el mandatario tachirense inicia el período de los caudillos andinos, los cuales irrumpen en la escena política nacional hasta 1958, con el derrocamiento del General Marcos Pérez Jiménez.

Castro, luego de exilarse en Colombia durante varios meses, decide regresar a Venezuela y conformar un ejército junto a Juan Vicente Gómez, Manuel Antonio Pulido, Jorge Bello, entre otros. Se dispone invadir el territorio nacional, el 23 de marzo de 1899, desde Cúcuta,  donde lanza su primer manifiesto:

“El Congreso Nacional, en su acuerdo del 22 de abril, ha cometido los delitos de prevaricato y lesa patria, y ha decretado la dictadura. Se ha abierto paso al monopolio del tabaco y al establecimiento del papel moneda. Si bien es verdad que es preferible un mal gobierno a la mejor de las revoluciones, no es el caso de ahora, porque hay que empuñar las armas con el único y exclusivo fin de reivindicar nuestros derechos conculcados y de salvar el honor de la Nación venezolana” (Ponce, A; 1996, P.16).

Castro inicialmente logra la incorporación a sus tropas de los seguidores del General José Manuel Hernández “El Mocho”, quien se encontraba preso en ese momento por órdenes del presidente Ignacio Andrade. Con el manifiesto Castro se disponía a salvar el honor de la patria.

Por ello emprende su lucha contra Andrade. En Tocuyito, el tachirense se enfrenta a las fuerzas del primer mandatario nacional, siendo derrotadas gracias a las diferencias surgidas entre el Ministro de Guerra y Marina, el general Diego Bautista Ferrer y el general Antonio Fernández, esas contradicciones consumaron la victoria de Castro el 13 de septiembre de 1899.

Luego del triunfo de Tocuyito, Castro avanza hacia Caracas sin conseguir ningún obstáculo, debido a quién era el encargado de derrotarlo, Luciano Mendoza le deja el camino libre, arribando a Caracas, el 22 de octubre de 1899. Castro se proponía restaurar la constitución que según él fue violada por Ignacio Andrade en 1893. De allí el nombre de su movimiento.

B-. Situación política, social y económica durante el gobierno de Castro

Durante el inicio de su mandato el líder andino nombró al “Mocho” Hernández Ministro de Fomento, en agradecimiento por la incorporación de sus partidarios a las filas del ejército comandado por él. Sin embargo,  el “Mocho” se alzó contra el tachirense, siendo derrotado y encarcelado.

Durante su mandato tuvo que afrontar una fuerte oposición política por parte de sectores tanto nacionales como internacionales. Los banqueros y los grandes comerciantes venezolanos así como los inversionistas se resistieron determinantemente a aceptar a un presidente con el que no se sentían representado ni política ni financieramente, ni mucho menos podría formar parte de la poderosa élite que por décadas había concentrado en pocas manos el poder económico.

En el terreno económico confrontó muchas dificultades. A  este respecto, Antonio García Ponce en el libro “Cipriano Castro” sostiene que “contra su pronóstico de sanear las finanzas, lo que hubo fue un aumento de las deudas o, en ciertos casos, una leve disminución”.

Por su parte la escritora Carmen Michelena en su articulo: “El General Cipriano Castro: Un presidente revolucionario y antiimperialista”nos presenta un cuadro de la situación de entonces destacando  lo siguiente:

“Castro se encontrará con que las Arcas del Tesoro están vacías, la deuda externa, pública y privada, venía acumulándose desde la división de Gran Colombia en 1830, las continuas guerras civiles y el descenso notable de los precios del Cacao y del Café en los mercados internacionales para un país eminentemente agrario era desastroso, así pues, todo ello confluye en una grave crisis económica, una situación nada fácil de enfrentar para el recién estrenado gobernante. A ello hay que agregar que el nuevo gobierno tiene que sofocar militarmente los continuos alzamientos en su contra, de tal modo que lo único que le queda es pedir un crédito a los banqueros tanto del Caracas como del Venezuela principalmente”

Federico Brito Figueroa en su obra “Historia Económica y Social de Venezuela”. Tomo I, P.400, afirma que “El jefe de la Revolución Restauradora, actuando en un todo de acuerdo con su primitivo pensamiento político, pretende de inmediato solventar el endeudamiento exterior, y al efecto ordena abonar los intereses atrasados, reduciendo los gastos ordinarios de otros ramos de la administración pública (…) el presidente Castro es cierto, trata de amortizar esa cadena de deudas, pero las circunstancias políticas son adversas, tanto las de carácter nacional como las de orden internacional”

Acá se puede apreciar de forma clara el contexto en el cual surge Cipriano Castro a la palestra política nacional, con unas condiciones adversas a las cuales tuvo que sobreponerse. Dado que el caudillo tenía sus enemigos y detractores, en este ambiente nada alentador,se alza contra él, Manuel Antonio Matos, banquero de profesión y conspirador por excelencia quien se escudó tras interese foráneos

II-. La Revolución Libertadora, la conspiración internacional y el bloqueo a las costas venezolanas

A-. Un banquero conspirando

Dada la crisis económica en la cual se encontraba envuelta la nación, Castro acude a los banqueros solicitándole un préstamo para sanear las finanzas. El primero se lo conceden, pero los sucesivos le fue negados. El financista Matos se declara en rebeldía, Esa actitud esquiva, conlleva a una arremetida por parte del mandatario, encarcelando a algunos banqueros, entre ellos a Matos. Este sector ante las medidas de presión facilitó el préstamo por un monto de un (1) millón de bolívares. Matos nunca olvidara este episodio, por lo que se dispone derrocar a Castro.

“Los banqueros ceden, pero continúan ayudando secretamente todas las conspiraciones, de buena o mala ley, que se organizan contra Cipriano Castro. Se aprovechan del idealismo político de José Manuel Hernández (a) el Mocho; impulsan las acciones armadas de honestos caudillos como Nicolás Rolando, Horacio Ducharne, Zoilo Vidal, Juan Pablo Peñaloza, y Doroteo Flores (…)apoyan en algunos casos, de modo franco , en otros, las presiones de las fuerzas extranacionales adversas al régimen de Cipriano Castro”. (Brito, F; 1993, p. 402).

Matos logra aliar en su entorno los intereses de los caudillos regionales con lo de algunas de las compañías extranjeras que operaban en el país, transformándose así en el vinculo entre ambos grupos, y convirtiendo a los caudillos venezolanos en instrumentos de una política internacional que sobrepasaba sus propios antagonismos locales. (Michelena, C, 2011, p. 8).

B-. Compañías extranjeras contra Castro 

La historiadora Iliana Gómez Tovar en su artículo “Tensiones Diplomáticas de Venezuela con las Potencias Mundiales (1904-1908), publicado por el Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores y recogido en el libro La Conspiración Internacional contra Cipriano Castro, 2009, p.109, cita al profesor de la Universidad de los Andes Silvio Villegas para graficar cómo las empresas extranjeras se incomodaron por la actitud del presidente Cipriano Castro de exigirle que se ajustaran a las leyes del país. De la misma forma, Villegas sostiene que la esencia de dichos conflictos radicaba en el enfrentamiento de los interese nacionales con los intereses extranjeros, éstos expresados globalmente en la expansión del imperialista de los principales países industrializados de la época.

En virtud de que la Nación había contraído una deuda de 190 millones de bolívares con los países extranjeros, las empresas se aprovecharon de la crisis reinante para presionar en los cobros y se valían de sus gobiernos para obtener la cancelación. Tal como se indicó arriba el ajuste de estas empresas a la legislación venezolana las exasperó, generando una confabulación que conllevó a la intervención de Alemania, Inglaterra, Francia, Italia y los EEUU. Las dos primeras, Alemania e Inglaterra, establecieron un bloqueo de nuestras costas y demandaron el pago inmediato de la deuda.

En ese entonces emergía Estados Unidos como imperio y su posición con respecto a Venezuela era de indiferencia. Para algunos historiadores las acciones emprendidas por las potencias europeas fue un acto de provocación para medir la capacidad de respuesta del país norteamericano. Los gringos proclamaban para América Latina el lema “Habla con suavidad, pero lleva contigo un buen garrote”. Es importante destacar que de estos años data el desmembramiento de la actual República de Colombia y la ocupación por los Estados Unidos del canal de Panamá.

Los monopolios norteamericanos en su antecedente inmediato, el trust del asfalto, las empresas europeas y los respectivos gobiernos imperialistas, observaron con desconfianza a Cipriano Castro desde mismo momento que cruza la frontera venezolano-colombiana el 23 de mayo de 1899, debido al “agresivo nacionalismo” presente en todas las actuaciones de aquel indiecito que no cabía en su cuerito, pero que vibraba de pasión por la tradición histórica venezolana. (Brito, p.401).

Efectivamente Castro tomó medidas que consideró oportuna, anulándolas concesiones de la New York and Bermúdez Company y de la Compañía del cable Francés, que llevaron irremediablemente a la ruptura de relaciones diplomáticas.

C-. El Bloqueo

La confabulación de las potencias extranjeras ya era un hecho. El 7 de diciembre de 1902 los representantes alemanes e ingleses iniciadores del conflicto anunciaron al presidente Castro que cerraban sus consulados y que iniciaban medidas concretas para satisfacer sus reclamaciones contra Venezuela. Y en Washington, escribe Morris, Roosevelt le dijo al embajador alemán Von Holleben, que el gobierno estadunidense podía verse obligado a intervenir en el affaire, incluso por la fuerza si era necesario, en caso de que cualquier acto de Alemania fuese interpretado como la adquisición de territorio venezolano o de cualquier otro país caribeño (García, A; p.51).

El 9 de diciembre de ese mismo año,  llega una escuadra conformada por  buques de guerra alemanes, ingleses, italianos que se despliega por todo el ámbito costero de Venezuela, y en particular en los principales puertos. Castro enfrentó el conflicto con energía y lanzó una de las proclamas que más profundamente han calado en la emoción de los venezolanos: “¡La planta insolente del extranjero ha profanado el suelo sagrado de la patria!”.

Los agresores bombardearon y desembarcaron en el castillo de Puerto Cabello y se llevaron como trofeos viejos cañones de la época de la colonia. La agresión generó la solidaridad de numerosos países de América Latina. Uno de los países que protestó con mayor fervor y contundencia fue Argentina. Allí el Ministro de Relaciones Exteriores de ese país, Luis María Drago,  formuló la famosa tesis conocida como la “Doctrina Drago”.

III-. Consecuencia de la conspiración internacional

A-. Reacción del Pueblo Venezolano

La confabulación internacional contra Venezuela generó un sentimiento de indignación y una ola de protesta en todo el país. La bandera de Alemania e Inglaterra fueron quemadas y sus sedes diplomáticas fueron apedreadas. Castro con su espíritu nacionalista no se doblegó, por el contrario metió en la cárcel a los súbditos alemanes e ingleses residentes en el país. Cómo se apreció en la idea anterior este suceso provocó la solidaridad de numerosos países y la opinión pública se volcó contra los países agresores. Domingo Albero Rangel en su libro “Los Andinos en el poder” recalca que más de cien mil  venezolanos acudieron a las jefaturas civiles a buscar armas para integrar el ejército patriótico (…) es el ejército más grande que se haya formado en el país. La nación volvió a ser  como en los tiempos de la Independencia”.

Efectivamente, a partir del 10 de diciembre de 1902, después de emitir su ya conocida Proclama, 5000 voluntarios en Caracas se inscribieron en una cruzada patriótica. Castro recibió también el respaldo de buena parte de los intelectuales venezolanos de la época, quienes firmaron un Manifiesto público, entre ellos. Santos Dominici, Eduardo Calcaño, Luis Razzetti, Pedro Emilio Coll, Carlos León, Ángel César Rivas, Elías Toro, entre otros. (Michelena, p. 12)

B-. Apoyo Internacional

De igual forma, Venezuela tuvo un gran respaldo de diversos países latinoamericanos: México, Argentina, Colombia, Cuba, República dominicana, entre otros. Del otro lado del atlántico también se sumaron voces contra el bloqueo. Miguel de Unanumo, rector de la Universidad de Salamanca, protestaban contra las agresiones de las potencias imperiales. En Chile, los cadetes de la escuela militar rendían homenaje diariamente a su retrato con un saludo militar.

En Argentina surge la Doctrina Drago, en defensa de la soberanía de los pueblos y en particular de Venezuela. Esta doctrina sostiene que ningún poder extranjero puede utilizar la fuerza contra una nación americana para recolectar una deuda en detrimento de la soberanía, estabilidad y dignidad de los Estados débiles. La doctrina es una respuesta al bloqueo de nuestras costas.  Planteaba lo siguiente:

“El cobro compulsivo e inmediato, en un momento dado, por medio de la fuerza, no traería otra cosa que la ruina de las naciones más débiles y la absorción de un gobierno, con todas las facultades que le son inherentes, por los fuertes de la tierra”.

C-. Golpe de Estado contra Castro

Para el destacado historiador Manuel Carrero, en su libro Ciprino Castro Soberanía nacional e imperialismo, p.33, asienta que Castro desdeñaba la altanería de las potencias y daba importancia a las relaciones diplomáticas sometidas a esas condiciones. Pero el imperialismo no tolera atrevimientos y el 24 de noviembre de 1908 cuando se embarcó rumbo a Berlín, las menguadas relaciones con Estados Unidos y otras potencias europeas aceleraron la conjura internacional para derrocarlo y mantenerlo alejado de Venezuela. Se concretaba el golpe de Estado contra  el audaz andino para sacarlo del poder.

No hay que olvidar que la actitud valiente de Castro le dio una aureola de héroe, los aduladores al decir de pío gil brotaban por montones. Desde mediados de 1903, cuando se vio libre de conflictos, la existencia venezolana se había hecho orgiástica. Castro no rehuía de adulaciones y a los placeres amparados  en su poder y prestigio. La vida excesiva y descontrolada que llevaba fue minando su salud. En 1906 se separó del cargo por motivos de salud y poco después anunció su “retiro absoluto” de la vida pública. Un grupo de aclamadores hizo que volviera al poder pero esta vez por poco tiempo.

En noviembre de 1908, meses después de operado, se embarcó para Europa en busca de un famoso cirujano alemán. El 19 de diciembre de ese mismo año su compadre y lugarteniente, Juan Vicente Gómez, le propina un golpe de Estado, impidiendo su entrada al país. Muere en Puerto Rico a los 66 años de edad. Si bien es cierto que el conflicto internacional de 1901 no logró sacarlo del camino, los Estados Unidos en complicidad con Juan Vicente Gómez logran desterrarlo para siempre, el espíritu nacionalista de Castro es desplazado por el espíritu entreguista y traidor de su compadre, quién instaura un feroz dictadura permitiendo el saqueo, la expoliación y explotación de nuestro recursos petroleros y mineros, convirtiendo abiertamente a Venezuela en una colonia estadunidense. Hoy a 112 años del bloqueo de nuestras costas, cobra vigencia el ímpetu, la fuerza, la energía y la esencia nacionalista de Cipriano Castro. ¡Sigamos su ejemplo!

Referencias

Brito, Figueroa. Historia Económica y social de Venezuela. Tomo I. Caracas, Ediciones de la Biblioteca Central de la UCV, 1993, pp.424.

Carrero, Manuel. Cipriano Castro. Soberanía nacional e imperialismo. Caracas, Fundación Biblioteca Ayacucho, 2010, pp.356.

García, Antonio. Cipriano Castro. Caracas, C.A. Editora El Nacional, 1996, pp.115.

Gómez Iliana. La conspiración Internacional contra Cipriano Castro (1902-1924). Caracas, Editorial Arte. C.A., 2009, pp.539.

Michelena, Carmen. El General Cipriano Castro: Un presidente revolucionario y antiimperialista. http://carmen-michelena.blogspot.com/2011

Muller, Alberto. Época de Revolución en Venezuela. Caracas, Solar Ediciones, 2001, pp.171.

Rangel, Domingo. Los Andinos en Poder. Caracas, Editorial Alfadil, 2006, PP.284.

 

 

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