La beligerancia de un Estado forajido e incurso en el delito, el crimen y el asesinato son las muestras de la pusilanimidad de una sociedad capitalista en consecutiva decadencia de sus principios, moralidad y valores muy éticos y útiles para su gran consistencia ciudadana. EEEUU una vez que posó su píe colonial Inglés sobre territorio de excelencia indígena americana, se dedicó a la férrea tarea del crimen generalizado y del exterminio, hecho éste, accionado por todos los colonizadores así como lo de la abrupta invasión al vecino y al no, lo beligerante sin razón alguna, el asesinato, el delito y la criminalidad se instauraron como modus vivendi de una sociedad invasora de imponencia; se hicieron su ley hasta los días de hoy, aquello que después, se dio por llamar: “LEY DEL REVOLVER”
La revolución independentista de EEUU se da por las mismas causas que se dio en todo el resto de nuestra América: Cansancio de una ultra represión esclavista que se tomó como bandera de lucha y la cual, fue luego traicionada por los herederos de la colonia, cansados y asombrados del saqueo de las riquezas e injusta repartición; mas, al igual que sucedió en todas las invasiones coloniales, ocurrió una “LIBERACIÓN” chucuta, con el pasar del tiempo, el sentir colonial impera tras las sombras y toma el absoluto control; negocia con la mal llamada madre patria, los colonos se disfrazan de nacionalistas e impone toda una culturización para hacer borrar la naturaleza histórica de cada región invadida. El dominio tiene radicalización en el fatuo dogma religioso; se caracteriza la educación de la temeridad e ignorancia como el incurable e insanable llagado eslabón de la cadena de la esclavitud perpetua, como herramienta para el sometimiento absoluto y voluntario a la vez. Y así, aún prevalece en la mente de muchos de los todavía colonizados por la inercia de una historia escrita por lo sombrío de su esbirro colonial, quien aún, como improperio enquistante, dicta las normativas, marca todas las pautas del quehacer y vivir e impone su poder, para mantenerse hegemónicamente en el agnosticismo entreverado de religión y gobierno para desgastar y mellar toda capacidad de lucha que pueda generar la voluntad de un pueblo aguerrido y queriendo ser libre, soberano y autónomos en sus gobiernos.
Para nada nos debe extrañar los sucesos criminales a que el imperio casi acostumbra a todo el mundo y, el que exporta con su avanzada mediatización global; tras el cuento del ahora terrorismo y en nombre de él: masacra, asesina, comete delitos a mansalva y se cubre de impunidad ante una sociedad mundial de cómplices, ante sus organizaciones fraudulentas, ante una deshumanización total y absoluta y ante una gran dolarización como medio de pago para ejecutar el delito, el crimen y el asesinato. Hoy México nos da una gran muestra fehaciente de su cruel realidad, de su influencia, de su dominio y del belicismo canallesco de un horrendo imperio que tasa su poder, de un injustificado escudero servil que en términos históricos llena sus páginas de una afrenta inaceptable.
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