Propuesta para la enseñanza histórica y concientizadora de la crisis estructural actual de Venezuela

El breve texto  que exponemos a continuación, tiene el propósito didáctico-pedagógico de proponer una perspectiva de interpretación de la situación actual que vive Venezuela, caracterizada como CRISIS ESTRUCTURAL O HISTÓRICA DE LA SOCIEDAD OLIGARQUICO-BURGUESA, con base en su comparación con una crisis anterior que vivió nuestra sociedad durante la dominación colonial española y que ha sido denominada CRISIS DE LA SOCIEDAD COLONIAL, también caracterizada como la primera crisis estructural o histórica de nuestra sociedad venezolana. De aquí que nos situemos en el enfoque o método de la denominada historia social comparada.

          La justificación de esta estrategia radica en que  podamos   aprender del análisis e interpretación de hechos  pasados  para que en las circunstancias actuales, en el plano general metodológico del análisis y la interpretación históricos, podamos utilizar esas herramientas de intelección con la finalidad de comprender críticamente el presente. Es ir retrospectivamente de las condiciones sociales actuales hacia el pasado y regresar a la actualidad, para apropiarnos de herramientas comprensivas que puedan ser pertinentes a propósito de circunstancias categorizadas y clasificadas en un tipo común pese a sus diferencias, en este caso, las crisis estructurales de Venezuela. Esta ejercitación intelectiva puede brindar la apropiación cognoscitiva de cómo las tendencias sociales se mueven modeladamente en situaciones de crisis estructurales para su mejor interpretación. En otras palabras, el conocimiento de las dinámicas que produjeron la crisis estructural de la sociedad colonial puede darnos criterios de intelección para entender mejor la crisis estructural de la sociedad oligárquico-burguesa  venezolana actual y su posible resolución.

      Se parte de que tanto una crisis como la otra pueden ser tomadas como  acontecimientos históricos referenciales para comprender, si no explicar, los avatares y el devenir por los que ha transitado contemporáneamente Venezuela, incluyendo el ámbito temporal intercrisis, el interregno. Al decir esto, no estamos buscando simplificar reduccionistamente los procesos sociales, complejos de suyo, ocurridos durante aproximadamente un poco más de doscientos años durante los cuales se  ha configurado la historia contemporánea hasta el presente, promoviendo así juicios inadecuados históricamente, como por ejemplo, pudiera conjeturar cualquiera al decir que “la falta de resolución de la crisis primera, es causa de la segunda”. O a reforzar la falsa apreciación popularizada de que en la historia venezolana “los hechos y las crisis se repiten” con base en las semejanzas de las dos crisis consideradas. Pudiendo provocar igualmente la crítica, al señalarse que se deja por fuera procesos sociales y otras crisis, si bien no estructurales,  configuradores también durante el interregno o tiempo histórico transcurrido durante la manifestación  de ambas crisis estructurales.

     Tampoco somos partidarios de darle a la historia una entidad suprasocial que impone sus presuntas leyes a las sociedades y con las cuales debemos interpretar los acontecimientos que en ella ocurren y regular, en consecuencia, nuestras acciones sociales. No existen tales leyes sociales a semejanza de la naturaleza como lo plantea el positivismo que, entre otras cosas, provocarían las crisis. De lo que si somos partidarios, es de que todo deviene en el tiempo   contextualizadamente  con base principalmente en dinámicas sociales determinantes de ciertas regularidades (contradicciones, antagonismos de intereses, lucha de clases, etcétera) que es posible develar racionalmente, esto es, su historicidad, y con base en ello, tratar de incidir conscientemente con fuerza y acción colectivas en su direccionalidad.

     Para entender la conceptualización de las crisis estructurales o históricas, es necesario definir previamente lo que es estructura social. Por ello entendemos la organización sistémica de las relaciones sociales (económicas, políticas, socioculturales, de clase, etcétera), que articula funcionalmente a una determinada sociedad durante un tiempo considerado largo, sin que esto revista la ausencia de contradicciones y tensiones que la puedan conducir a cambios en su estructura (desestructuración y reestructuración). De aquí que la crisis estructural pueda concebirse como un proceso de desestructuración que presiona para una reestructuración de la sociedad debido principalmente a las contradicciones (económicas, sociales, políticas, etcétera) que dinamizan el agotamiento y sustitución de la estructura o modelo societal vigente hasta ese momento.

     Existen otros tipos de crisis sociales  que podemos englobar con la frase de crisis coyunturales. Estas son crisis de menor relevancia y duración que irrumpen momentáneamente en las sociedades presionando para cambios en sus condiciones de funcionamiento no estructurales, aunque dependiendo de su  dinámica, y la actuación de otras, pueden contribuir a que se manifiesten las crisis estructurales.

     Dicho todo lo anterior de manera escueta por las características de la brevedad textual autoimpuesta, es importante señalar que la lucha por la hegemonía político-ideológica entre los grupos o bloques sociales por direccionar la conducción de la crisis con base en proyectos de intereses contrapuestos o contradictorios en el actual presente venezolano, tratan de legitimar sus opciones con base en la interpretación histórica del devenir de Venezuela. Ambos bloques, unos estando en el gobierno, aunque buena parte de ellos fueron oposición con anterioridad, y los otros en la oposición, aunque buena parte de ellos estuvieron en el gobierno antes que los primeros, durante cuarenta años, esgrimen argumentos justificadores de sus acciones y proyectos, con base en su comprensión del pasado.

     Es por tanto, imprescindible para participar ciudadanamente (la ciudadanía la da primordialmente la concientización histórica), esto es,  con autonomía y no acrítica o seguidistamente,  en la resolución de la crisis estructural actual que nos aqueja a la mayoría, que podamos discernir nuestras opciones y acciones consecuentemente.  Discernir con base en el pensamiento histórico crítico, tanto las dinámicas  1º) que formaron y determinaron las crisis estructurales del pasado y del presente (contradicciones internacionales y nacionales, intereses socioeconómicos antagónicos, tensiones y luchas clasistas, etcétera), 2º) las formas que se asumieron para intentar su resolución (proyectos político-económicos, bloques sociales clasistas que se configuraron, confrontaciones cívico-militares, formas de gobierno en disputa, etcétera, y 3º) los efectos o consecuencias que produjeron y los que son previsibles relativamente. Esto exige apropiarse de las mínimas herramientas que provee una perspectiva histórica por más que puedan y deban existir diversos puntos de vista en las interpretaciones resultantes, primordialmente saber ver a la sociedad en su devenir, en la historicidad de sus procesos y hechos.

     Interpretaciones que deben ser sometidas al debate y confrontación abiertos para revisar su consistencia racional y crítica, sin buscar falsos consensos ni unanimidades, más bien, propiciando el reconocimiento de la diferencia que se sabe sustentar en la investigación y el estudio histórico. Transformando para ello el ambiente formativo en un real espacio o ámbito público como corresponde a una verdadera educación, escolarizada o no, comprometida con el afianzamiento y profundización de la democracia protagónica en su seno y fuera de ella. Incidiendo de esta manera, en la auténtica forja de una nueva ciudadanía que supere las arraigadas y distorsionadoras representaciones ideológicas colectivas e individuales sobre nuestra historia, transmitidas en el tiempo,  y que imbrican deshistorizadamente al pasado con el presente y el futuro. Alienando así la capacidad de pensar y sentidizar cultural y críticamente su devenir social  en los sujetos, a semejanza del “barrido memorístico” que hicieron los conquistadores y colonizadores españoles y sus cómplices de la oligarquía criolla con la memoria histórica milenaria de nuestros pueblos originarios indígenas, aproximadamente 12.000 años  de historia, de la que conocemos muy poco o casi nada.

     Por todo lo expuesto, y a efectos de comprender críticamente la Historia de Venezuela en lo que respecta a  los contenidos  denominados “Venezuela Colonial”, “Venezuela Agropecuaria” y “Venezuela Petrolera”, reiteramos nuestra propuesta de estudiarlos enmarcados en la historia comparada de las dos crisis estructurales o históricas que han acontecido en el devenir de la nación. En consecuencia, estudiaríamos a la sociedad colonial venezolana bajo el enfoque de la crisis estructural de la sociedad colonial, y a la “sociedad petrolera venezolana” desde la perspectiva de la formación y desarrollo de la crisis de la sociedad oligárquico-burguesa. Asimismo, estudiaríamos a la “sociedad agropecuaria venezolana” (siglo XIX e inicios del  XX) y el tránsito hacia la consolidación de la sociedad petrolera venezolana u oligárquico-burguesa (siglos XX y XXI), como interregno de las crisis estructurales. Interregno en el que se manifestarían o evidenciarían las consecuencias o efectos de la primera crisis estructural y los intentos de resolución parcializada o sesgada de la misma, así como los preámbulos del inicio de la segunda crisis estructural, con base en los intereses extranjeros y nacionales de los grupos, fracciones y bloque de clases dominantes que pugnaron y pugnan por hegemonizar la conducción del país, generando contradicciones socioeconómicas y luchas político-sociales entre sí y contra las mayorías populares o el bloque social popular.

 

diazjorge47@gmail.com

   



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Jorge Díaz Piña

Doctor en Ciencias de la Educación (ULAC), Magister en Enseñanza de la Geografía (UPEL), Licenciado en Ciencias Sociales (UPEL). Profesor universitario de la UNESR

 diazjorge47@gmail.com

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