Un Mundo Pluripolar contra la Hegemonía de EEUU

Con esta serie de artículos escritos hasta ahora en Aporrea, pretendemos alertar sobre lo que representan las ideas socialista y al mismo tiempo, como debe ser o lo que en esencia es; diagnosticar lo que ha sido históricamente el modelo capitalista para la humanidad. Hacemos esta salvedad para que no se piense que hay contradicciones en lo que decimos, simplemente vamos y venimos alimentando los diferentes escenarios del capitalismo salvaje ante su antagonismo que es el socialismo. Ojalá se entienda a este periodista que lo que busca es juzgar la crueldad y la criminalidad del sistema capitalista de una manera veraz y objetiva. Seguimos.

La vorágine del capitalismo está absolutamente al margen de la especie humana. El imperialismo está colocando al mundo en la senda de una guerra global contra la humanidad. La tendencia militarista con su crecimiento exponencial, sobre todo en EE.UU. tiene en sí mismo una amenaza global contra cualquier forma de vida. Amenaza que cada vez es más evidente y más extendida en el orbe.

La doctrina de seguridad nacional es el documento que define los principios estratégicos de la nación americana y que, al mismo tiempo, sirve de referencia para conceptualizar la guerra global contra el “terrorismo”. En ese sentido están implícitamente descritas: las guerras preventivas, guerras irregulares, guerras menores, entre otras modalidades bélicas.

Luego, la interminable cadena de antecedentes de la historia injerencistas de EE.UU. en el mundo, la que hoy nos toca vivir y que además se acentuará cada vez más, están enmarcadas en el apoderamiento de los recursos energéticos, la biodiversidad y el agua. Esta es la trama.

De otro lado, los poseedores de estos recursos naturales, renovables y no renovables, están en Estados soberanos que han alcanzado avances a través de la participación y el protagonismo del pueblo en el ejercicio de su autodeterminación para defenderse y luchar por ese principio universal de la autodeterminación y la no inherencia de otros Estados en los asuntos internos de los países. La carencia de estos recursos, indispensable para la vida y el funcionamiento de la maquinaria industrial imperialista, son el incentivo básico para obtenerlos a como dé lugar, incluyendo la autodestrucción.

El propio Obama es prisionero de una lógica que le impide tomar decisiones en forma independiente. Aunque bajo el concepto de “guerra global contra el terrorismo”, el discurso de Obama se alineó a la política guerrerista de su antecesor, George Bush en el apoyo al incremento en los gastos militares.

La afición estadounidense por los gastos militares, tanto dentro de ese país como en el resto del mundo (872 bases militares, incluyendo 7 en Colombia), tiene como telón de fondo una de las crisis económicas más severas de la historia del capitalismo.

Venezuela está en el ojo del huracán imperial. Y aunque parezca inverosímil está en un escenario de guerra. Venezuela avanza para alcanzar 314 millardos de barriles de petróleos para posesionarse del primer lugar en reservas probadas de petróleo en el ámbito mundial. De ahí la decisión de los gobiernos de Colombia y EE.UU. de asentar bases militares de este último país en territorio neogranadino, lo cual hace que sea más explicito el escenario belicista.

Nunca antes, en la historia militar del hemisferio, se había concretado una definición tan cruenta en el plano militar en esta alianza que traiciona al Libertador Simón Bolívar. Una alianza militar cuyo componente busca dividir y agredir a América Latina y, en particular, a Venezuela con un pueblo que evoluciona hacia formas y propuestas que no cuadran en la lógica del imperio.

Lo dicho por el Eterno Chávez respecto al escenario internacional actual, esto es, autodestructivo, nos sirve de marco de referencia para calibrar el nuevo mundo en construcción y, a la vez, para introducirnos en el complejo andamiaje del surgimiento de múltiples expresiones contrahegemónicas que recorren el mundo.

Ante las bases militares hostiles en la hoy Colombia traidora del ideario de Bolívar se contraponen las fuerzas y la voluntad soberana de Nuestraamérica que desde hace rato han consagrado procesos liberadores y autónomos en el hemisferio.

Están en vigencia acuerdos para la integración y encuentro de pueblos y Estados, hay valientes decisiones, ejemplo de esto, la ALBA, MERCOSUR, la UNASUR, entre otros, y además de este marco regional, estas alianzas buscan aliados y refuerzan relaciones bilaterales con otros Estados, en la consecución de apoyos y contrapesos para contrarrestar el asecho de la derecha fascista e imperialista.

De ahí que la experiencia del otrora canciller, el presidente obrero, Nicolás Maduro, haya colocado en su agenda la promoción del mundo pluripolar y la paz como antídoto contra la hegemonía del norte, como lo planteó también el Eterno Chávez.

¡¡¡Viviremos y Venceremos!!!


albertovargas30@hotmail.com


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