América Latina, entre China y Estados Unidos

La expansión de la colaboración económica entre China y América Latina es una de las tendencias internacionales más importantes.  El país que se menciona con mayor frecuencia como socio estable de la República Popular China es Venezuela.  En el año 2011 Beiyín y Caracas iniciaron una asociación estratégica y actualmente las economías de ambas naciones están interrelacionadas –China es el tercer socio comercial más importante de Venezuela siendo Estados Unidos el primero.  La República Popular China aboga por la creación de un Foro para la Colaboración entre China y América Latina.  Los diplomáticos chinos han declarado muchas veces que el Continente Suramericano y la Cuenca del Caribe son del mayor interés para Beiyín (la participación china en las importaciones de la región alcanzan el 31 por ciento).

En el año 2010 Beiyín firmó contratos con Argentina por la cantidad de 10 mil millones de dólares en inversiones en el sector de los transportes.  Ese mismo año, la República Popular China concluyó varios acuerdos con Colombia en colaboración en el área de turismo.  En el año 2011 se firmó un acuerdo intergubernamental con Bolivia en colaboración con la industria espacial con un lapso de duración de cinco años.  En el año 2012 se logró retirar las barreras que impedían la importación de alimentos desde Chile a la República Popular China.  El ex presidente de Chile, Eduardo Frei Ruiz-Tagle hizo hincapié en esa época que con Europa cogida por la crisis financiera y el desarrollo económico en decrecimiento en Estados Unidos, la reorientación de la economía chilena hacia el continente asiático es de significación estratégica.  Otros países que se han referido a la importancia estratégica de la colaboración con Beiyín son Cuba, Perú, Ecuador, Uruguay, Brasil y Costa Rica.  Los pequeños estados isleños de la Cuenca del Caribe tampoco escapan a la atención de Beiyín.  Por ejemplo en el mes de mayo pasado, el Presidente Xi Yinping hizo una visitar oficial a Trinidad y Tobago, estado que es pequeño en tamaño pero muy significativo por sus reservas de gas natural.

Entre los años 2005 y 2011 China suministró a estados suramericanos préstamos por la cantidad de 75 mil millones de dólares al tiempo que importó de ellos petróleo, cobre y hierro.  Los expertos vaticinan que alrededor del 2015 China desalojará a la Unión Europea de la economía suramericana, logrando así que Beiyín sea el segundo socio comercial más importante en la región después de Estados Unidos.  Aun ahora, cuando las exportaciones latinoamericanas hacia Estados Unidos están cayendo, las exportaciones hacia China han aumentado el 5 por ciento.

Después de la región Asia-Pacífico, América Latina es la segunda región más grande en cuanto a volumen de inversiones chinas.

La colaboración económica con los países latinoamericanos fortalece la seguridad alimentaria y energética china y aporta considerables plazas para los productos chinos, lo cual a largo plazo, hará  posible la reconfiguración del espacio geopolítico en el “patio trasero” de Estados Unidos para ventaja china.  Eso no significa que Beiyín y sus socios latinoamericanos no tengan algunos desacuerdos, pero estos yacen solo en la esfera económica sin ninguna incidencia en la esfera política.  La piedra angular de la política exterior de Beiyín radica en la táctica de suavizar los desacuerdos que podrían entorpecer el avance de los intereses económicos del Celeste Imperio ignorando las etiquetas ideológicas que se utilizan en la política exterior occidental, tales como “democracia”, “derechos humanos”, etc.  Semejante enfoque es más efectivo que las tácticas de presión empleadas por Occidente.

Pareciera que bajo estas circunstancias, mientras Washington no se arriesga a tomar medidas duras contra la penetración china en América Latina, si está tratando por todos los medios de limitar la influencia de la República Popular China a la economía sin permitir que esta se extienda a la esfera política.  No obstante, es poco probable que a largo plazo China se limite estrictamente a las relaciones comerciales con los países de América Latina.

Por ejemplo, dentro de las condiciones de un préstamo de parte de China a Bolivia, esta ha recibido toda clase de vehículos para las necesidades de su ejército y Beiyín pretende continuar la cooperación técnico militar con los países suramericanos.

Del mismo modo, se han iniciados algunos proyectos de infraestructura por parte de los chinos que contribuirán no solo a la transformación económica del continente sino también a su transformación política.  Por ejemplo, el proyecto de construcción de un canal interoceánico en Nicaragua a un costo de 40 mil millones de dólares  que uniría el Océano Pacífico con el Mar Caribe y que ya está siendo denominado “el segundo canal de Panamá”.  Mucho se ha dicho acerca de la intención de Beiyín de construir una línea férrea que uniría el Océano Atlántico con el Océano Pacífico.  También se anticipa la participación de empresas privadas chinas en estos proyectos.  Si el proyecto se ejecuta, Nicaragua podría convertirse en un importante centro logístico en el Hemisferio Sur y la República Popular China lograría una gran influencia sobre terceros países que deseen utilizar el canal en sus relaciones económicas y comerciales.

El creciente poderío económico de China la obliga a buscar nuevos mercados más allá de las fronteras del Celeste Imperio.  En relación con esto, la coincidencia de intereses entre el gobierno chino y la empresa privada china es de enorme significación, especialmente en una situación internacional donde la “única superpotencia”, Estados Unidos, está experimentando dificultades en diferentes partes del mundo.  La economía norteamericana no está a la altura de sus políticas y la situación demográfica en Estados Unidos está cambiando en detrimento de la población blanca anglo sajona.  En circunstancias que no hace mucho, el nivel de rivalidad geográfica entre la República Popular China y Estados Unidos se limitaba a la región Asia-Pacífico, hoy en día los síntomas de esta rivalidad están por todas partes, desde Europa y Asia hasta África y América Latina.

*Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

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