Todo el poder del imperio contra un hombre

Existen varias aristas a considerar sobre la magnitud de los eventos que rodean el caso Snowden, más allá de la gravedad de sus revelaciones sobre el programa PRISM y las denuncias públicas que hizo sobre el espionaje internacional, y las escuchas ilegales a los ciudadanos norteamericanos; un hecho que por lo demás constituía un secreto a voces, si se recuerdan las reacciones de la opinión pública dentro y fuera de EE UU ante la aprobación en ese país de la llamada Ley Patriota, luego de los atentados del 11-9.

Creo que pese al cinismo de sus afirmaciones, hasta cierto punto tiene razón el funcionario gringo o alguno de sus lacayos  que dijo, que esto del espionaje lo hacían todas las naciones del mundo.  Puede que sí, pero el punto que no aclaró el susodicho funcionario es si fuere el caso-, sobre el uso que hacían estos países con la información recabada, a diferencia de lo que hacen en el Norte.

Pues es de suponer (lo digo porque no he visto a ningún país tercermundista invadiendo a nadie), que mientras estas naciones emplean sus informes de inteligencia para el resguardo y preservación de su soberanía, y para el mejor cumplimiento de los fines del Estado; los gringos, por el contrario, la utilizan con un carácter injerencista para lograr la obediencia a sus dictámenes mediante el chantaje y,  sobre todo con mayor gusto, para elaborar sus estrategias de guerra para invadir y sojuzgar a los pueblos del mundo.

Pero bien, menudencias aparte, lo cierto es que luego de su inesperada rebelión, el joven Snowden se convirtió de la noche a la mañana en el hombre más odiado por el establishment del Norte, desplazando en un santiamén al llamado fundamentalismo islámico.  Provocando de paso una crisis diplomática internacional por más de un mes, con consecuencias aun en desarrollo, de una enorme trascendencia en el ámbito de la diplomacia como ciencia y como soporte de las relaciones entre estados soberanos.

Aunque no se trata de un fenómeno inédito (ahorita mismo se está ventilando el caso de   Assange, con antecedentes históricos en el de Haya de La Torre, 1950), por sus hondas repercusiones este episodio ha de constituir todo un capítulo especial para los estudiosos del Derecho Internacional; pues la sola amenaza gringa es una vulneración a las normas y códigos más elementales de reconocimiento general, como la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de las Naciones Unidas sobre Derechos Civiles y Políticos, etc., amén de los tratados bilaterales que seguramente tendrán suscritos los países involucrados en el affaire.

Pero vayamos al punto. Desde que este temerario joven hiciera sus sensacionales revelaciones por allá por Hong Kong en China, sucedieron varios eventos muy llamativos asociados al hecho, de los cuales por lo menos dos queremos comentar. El primero es la facilidad con la cual el gigante asiático se desprendió del paquete, y facilitó con toda rapidez el tránsito del fugitivo hacia territorio neutral en un aeropuerto ruso, para luego con mucha sobriedad pero no exenta de cierto nerviosismo por el apuro en que se hallaban- explicar a los gringos que su solicitud de extradición había llegado tarde!

Fue tan diligente y fulminante su actuación, que no dieron chance siquiera a consideraciones sobre la posibilidad de asilarle en suelo chino,  país donde se iniciaba aquella cruzada emprendida por el perseguido; y a quien por tanto, en primera instancia, por razones humanitarias correspondía al menos la evaluación de tal posibilidad, vista la gravedad del asunto expuesto y el riesgo inminente que para su vida comportaba la denuncia. ¡Vaya pues, que al final el dragón rojo no quiso exponerse a las garras del tigre de papel!

El segundo caso, y más patético aún, nos lo ofreció la Madre Rusia, que pasó varias semanas en una embarazosa situación con el fugitivo en la llamada zona de tránsito en uno de sus aeropuertos, mientras resolvía qué hacer. Y en el ínterin, mientras el gobierno manejaba las opciones y sacaba sus cuentas, tuvo la infeliz ocurrencia de decir a través de uno de sus más altos cargos (creo que hasta el mismo Putin también lo dijo), que consideraría para decidir sobre el asilo, si el fugitivo se comprometía a no dañar los intereses de los Estados Unidos.

¡Habrase visto perdónenme la expresión, pero no cabe otra- tamaña cabronería! Rusia convertida nada más y nada menos que en albacea de los intereses de los Estados Unidos; quid de la cuestión denunciada por Snowden, que desvela muy seguramente también toda la trama de espionaje en contra de la federación rusa. Inteligencia  utilizada precisamente, no tengo la menor duda, para dañar los intereses de esta gran nación. Habían visto ustedes tanta incongruencia. ¡Qué ironía, no!

Afortunadamente, frente a lo bochornoso de aquellos hechos que dejaron al desnudo delante de nuestros ojos, la primacía que estas naciones dan a los intereses comerciales respecto a todo lo demás,  en su relación con el imperio; nuestro continente supo dar lecciones de dignidad ante el coletazo imperial que intentó agredir la majestad presidencial de Evo; valiéndose para ello del servilismo y la sumisión europea, al negarle el aterrizaje y retener luego su avión, en una persecución grotesca e invasiva contra un hombre que cometió el delito de informar unas cuantas verdades en pro de la libertad, en cuyo nombre y a garrotazo limpio, paradójicamente, Estados Unidos se ha convertido en policía del mundo.

La verticalidad del Presidente Evo y la solidaridad de los presidentes latinoamericanos,  tanto con el agraviado colega, como con el asediado joven perseguido por la nación más poderosa y belicista del planeta, al ofrecerles asilo como un gesto humanitario y como una potestad propia de naciones soberanas, demuestra que en esta región de nuestro continente la insubordinación hacia los dictados del hermano mayor, es cada vez más una política común que se asienta en la voluntad y decisión de autodeterminación de sus pueblos.

Abierto desafío no exento de riesgosas consecuencias, cierto (los intentos desestabilizadores en Venezuela y países afines a su proyecto socialista, son un ejemplo), pero inequívoco camino en la construcción de la Patria Grande. Esfuerzo con el que estamos brindando una decisiva contribución al despertar de conciencias en la configuración de un mundo libre y sin hegemonismos.

Y allí también se inscribe el capítulo abierto por Edward Snowden y la reciente decisión de Rusia, con todo y sus vacilaciones, de concederle asilo temporal; desobedeciendo las expresas exigencias en contrario de Estados Unidos, el imperio que utilizó todo su enorme y desproporcionado poder para acorralar y acabar con un solo hombre, que ante la disyuntiva moral de ser cómplice de una aberración o denunciarla, optó por la verdad que le dictaba su conciencia;  aun a riesgo de lo que hoy están pagando por la misma causa hombres como el  soldado Bradley Manning  y Julián Assange.

Víctimas todos ellos de la irracional furia del imperio, son al propio tiempo coautores y testigos excepcionales de su declinar; pues ese imperio que se elevó tanto en el dominio del mundo, ahora empieza a ser cubierto por su propia sombra;  que de qué otra forma se puede interpretar la reacción de Obama, cuando humillado y ofendido por el ruso, como muchacho malcriado le dijo a Putin, "por eso que me hiciste no me voy a reunir contigo..."

fabianjas@gmail.com



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